En el restaurante-bar Biotza de Madrid, como otras muchas noches, parejas y grupos de amigos se toman unas finas lonchas de jamón o unas berenjenas fritas con miel, pero esta vez no hay esperas y solos algunas mesas de las 29 del local están ocupadas.
Hace sólo unos meses, había que sortear muros humanos para llegar hasta el mostrador, pero ahora, la crisis económica que afecta a España hace sentir sus daños y, aunque los madrileños siguen saliendo, han reducido su consumo.
«Hay alrededor de 60 personas aquí, un 20% menos de lo normal que esperaríamos en una noche como ésta», se queja Manuel de la Calle, jefe de los camareros del Biotza, un local, sin embargo, bien situado en el lujoso barrio de Salamanca.
«Este mes hemos empezado a ofrecer tapas en el restaurante y no sólo en el bar», añade, recordando que el restaurante se reservaba a platos más elaborados y caros.
De la Calle asegura que los ingresos del local han caído entre un 10% y un 15% en los últimos cuatro meses, durante los cuales la crisis económica ha tomado un giro dramático en España.
El país entró en recesión a finales de 2008 por primera vez y el paro aumenta de forma acelerada con una tasa del 15,5% en febrero que podría, según el Banco de España, alcanzar el 20% en 2010.
En medio de esta vorágine, el Biotza es un ejemplo más de la crisis. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), las ventas en el sector de la restauración han empezado a bajar hace un año, cayendo un 8,2% en diciembre y un 5,2% en enero, respecto al año anterior.
Pero, en España, donde la vida social se desarrolla mayoritariamente en la calle, el sector todavía logra respirar.
«Salir por la noche es parte de la cultura española, más que en Francia», afirma Raúl, un abogado de 38 años, que cena acompañado de su esposa Susana, de 34.
«Los bares y restaurantes se han visto menos afectados, pero donde antes los beneficios venían definidos por decenas, ahora se dan en unidades», añadió.
Susana, profesora de universidad, lo tiene claro: «aquí la gente piensa: OK, no tengo mucho dinero, pero lo que tengo puedo gastármelo en un bar «.
Luis Adiego, copropietario de La Cueva del Bolero, destaca que la caída de la clientela es más evidente de lunes a jueves. «Antes de la crisis, la gente salía todos los días de la semana, pero ahora las salidas se centran en el fin de semana» y muchos han cambiado el vaso de vino o el gin tonic por la cerveza, más barata.
En lo que al ocio se refiere, los españoles ahorran sobre todo en cine, de manera que el pasado año, las salas españolas registraron 14,3 millones de espectadores, es decir 1,4 millones menos que en 2007, según el ministerio de Cultura.
Ante este panorama, los locales de comida rápida se frotan las manos por sus bajos precios: McDonald»s aumentó sus ventas un 7% el pasado año y abrió 17 nuevos locales en España. Otra cadena estadounidense de comida rápida, BBQ Chicken, anunció el pasado mes que espera abrir 30 locales en el país.
El colmo para este país que en los últimos años se ganó una gran reputación en la escena gastronómica internacional.
RAíšL
un abogado de 38 años
MANUEL DE LA CALLE
jefe de los camareros del Biotza