Los dilemas polí­ticos del presidente electo ílvaro Colom


El presidente electo, ílvaro Colom, ha postergado anunciar quiénes integrarán su Gabinete de gobierno.

Miguel íngel Reyes Illescas

Centro de Estudios Estratégicos y de Seguridad para Centroamérica (CEESC)

Después del gobierno empresarial, el peor de la transición, que empeoró los problemas fundamentales, ensanchó las distancias sociales, fue más que corrupto, y clausuró la agenda de la paz retornando a la represión campesina y social de viejos tiempos, el paí­s necesita de un gobierno con una buena dosis de coraje. Debe ir más allá de los mí­nimos compensadores socio-económicos focalizados y de la dispersión de los pequeños programas y proyectos en un Estado desarticulado, vilipendiado, piñatizado y sin dirección. El Estado en su totalidad debe ser rescatado.


Su primera prueba.

Esta posibilidad no es necesariamente remota y depende de las decisiones que tome el presidente electo ahora, de inmediato, cuando tiene legitimación electoral e internacional. En un futuro contexto poco favorable al crecimiento económico, con angustias fiscales y un Congreso volátil, su gobierno estará más compelido a los intereses y conflictos entre las fuerzas predominantes en el paí­s: las familias de los grandes empresarios, los grupos del capital emergente y los intereses monetarios particulares de la clase polí­tica, todos, en mayor o menor medida, relacionados con actividades ilí­citas, alteraciones administrativas y para-legales a favor de sus intereses dinerarios. En este caso la plutocracia se consolidarí­a.

Es probable que, en el marco de la cultura conservadora predominante, la opción del votante del interior del paí­s por el ingeniero Colom haya sido la versión guatemalteca de la tendencia hacia gobiernos de izquierdas que se ha venido presentando en América Latina. No tanto porque la UNE, su plan de gobierno y sus candidatos a diputados efectivamente hayan representado dicha opción o una alternativa socialdemócrata, sino porque el electorado mostró mayor capacidad de discernimiento ya desde la primera vuelta, con el voto cruzado.

¿Pero qué posibilidades tiene el futuro presidente y su partido de responder a esas expectativas? Las fuerzas que integran la UNE y, sobre todo, la composición del nuevo Congreso no representan las inquietudes de la población del interior. Son otros sus intereses. En el nuevo Congreso predominan los empresarios emergentes y dentro de éstos los de la construcción. Y el grupo socialdemócrata del partido es pequeño y débil y sus figuras más destacadas mencionadas para ministerios importantes, tienen poca fuerza polí­tica.

Los periplos internacionales y la convocatoria a diálogos del presidente electo son oportunos. Pero en la aprobación del presupuesto público mostró continuidad al proyectar el gasto público para satisfacer a grupos de poder y la sujeción a presiones de última ocasión. La indemnización a los diputados fue parte de esa aprobación presupuestal «pragmática» y la elección de la futura Junta Directiva del Congreso ya manifiesta matices de contubernio en el marco de intereses prebéndales de la clase polí­tica y sus redes particulares de apoyo.

El nombramiento del Gabinete, la segunda prueba.

La segunda prueba será el nombramiento de los ministros y secretarios. No será decisión de estadista si en ministerios y secretarí­as con menores capacidades institucionales y financieras como el Ministerio de Trabajo, la Secretarí­a de la Paz, Cultura y Deportes, se nombran funcionarios con sensibilidad social. Todos los gobiernos civiles de la transición lo han hecho, en mayor o menor medida, incluyendo el de Berger. El propósito ha sido proyectar una imagen plural y abierta a la demanda social y, eventualmente abrir canales de comunicación. Otros observan, más bien, para buscar la legitimación.

Falta ver si en los ministerios de Finanzas o de Comunicaciones, Energí­a, de Educación o de Relaciones Exteriores o en la «poderosa» SCEP y, todaví­a más importante en Agricultura, se nombran funcionarios orientados al beneficio general o si por el contrario, responden al llamado de los capitales. Si se retrocede a la militarización de los órganos de seguridad con los nominados para la SAE y SAAS o peor aún, si en la DIACO se continúa con un empresario.

Se han mencionado nombres, pero no estarán seguros hasta su efectivo nombramiento. La experiencia gubernamental reciente y el estilo de decisión del futuro presidente ha sido esperar el juego de las presiones y los intereses predominantes, decidir al final, según balances de fuerzas y la conveniencia última. Así­ ha sucedido con las decisiones sobre la CICIG, el IETAAP y el presupuesto.

Colom, un empresario pragmático.

Observadores informados han calificado al futuro presidente más que como socialdemócrata como un empresario pragmático y conciliador con alguna sensibilidad social. Se agrega que su perfil alcanzarí­a quizá un gobierno del tipo que ha desarrollado el presidente Zelaya en Honduras y, sin las puntualizaciones -legislación social y pluricultural, escuetas medidas antimonopolios familiares- del presidente Portillo.

Un escenario más abierto a las necesidades sociales y al equilibrio de poderes sólo tendrí­a sustento si fortalece la franja socialdemócrata interna en cargos decisivos de la administración pública y, sobre todo, si finalmente logra un acuerdo estratégico con el movimiento sindical, particularmente con los maestros y otros actores de sociedad civil, especialmente con la organización indí­gena-campesina.

«Observadores informados han calificado al futuro presidente más que como socialdemócrata como un empresario pragmático y conciliador con alguna sensibilidad social».

Miguel íngel Reyes Illescas.