Es indudable que uno de los principales desafíos que ha tenido que afrontar el actual Gobierno de Guatemala, es la persistencia de la impunidad, es decir el fenómeno mediante el cual los delitos o infracciones a la ley penal quedan sin castigo.
Hace días, el jurista español Carlos Castresana, Director de la CICIG, (Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala) que auspicia la ONU, formuló declaraciones muy valientes sobre el tema al ser entrevistado por el periodista Haroldo Sánchez en el Noticiero Guatevisión del sistema de televisión por cable.
El experto, dijo sin ambages y con tono categórico, que las raíces de la impunidad están muy hundidas en las instituciones de Guatemala. A su juicio, la impunidad tiene distintos rostros en situaciones diferentes y en el caso de nuestro país es una amalgama de políticos, empresarios, abogados, jueces, fiscales y policías. Todo ese conglomerado es el que hace que las instituciones no funcionen. El doctor Castresana, comentó sin rodeos que la impunidad es un demonio que literalmente mantiene como prisioneros a los guatemaltecos en su propio país.
Dentro de ese contexto, hay que señalar que uno de los grupos que actúa dentro de la mayor impunidad es el de los llamados «cristaleros», es decir delincuentes especializados en romper los cristales o vidrios de los automóviles para el robo de los mismos o de objetos de valor que están en su interior como llantas de repuesto, radios, equipos de sonido, etcétera.
Uno de los sectores más castigados por estos peligrosos maleantes es la 26 calle entre Avenida Elena y primera avenida zona 1 de la ciudad de Guatemala, a pocos metros de la estación Don Bosco del transmetro. Según las versiones de algunas de las personas que han sido víctimas de este flagelo, los hechos se producen a plena luz del día aprovechando la ausencia o indiferencia de las autoridades de la Policía Nacional Civil, PNC.
Tal parece que se trata de una banda bien organizada que opera a sus anchas con el convencimiento que los representantes de la autoridad casi nunca llegan por ese lugar. Aunque en las inmediaciones de la parada del Transmetro con frecuencia se nota el movimiento de agentes de la Policía Municipal de Tránsito, ello no intimida a los delincuentes que todos los días hacen de las suyas rompiendo las ventanas de los vehículos estacionados en el sector.
Ante esta grave situación, es de esperar que la Directora de la PNC, comisaria Marlene Blanco Lapola, atienda el clamor de la ciudadanía ordenando la vigilancia preventiva en toda esa importante área de la capital de Guatemala, para empezar a frenar la escandalosa impunidad en la que se amparan estos violentos delincuentes.