Los consensos mínimos


luis-fernando-arevalo

Uno de los principales problemas que en Guatemala nos impide convivir como ciudadanos, todos, es que derivado de las distintas concepciones que existen en cada sector sobre las formas de cómo producir, consumir y distribuir, bienes y servicios para satisfacer necesidades, también se derivan maneras diferentes de ceder y arrebatar las condiciones que creemos necesarias para desarrollar cada uno la actividad que el sistema económico nos ha delegado y, en lo que se puede, también hemos elegido.

Luis Arévalo
larevalo@lahora.com.gt

 


Para ello, basta con observar unos pocos actores sociales y sobre todo económicos que cuyos intereses se ven afectados, de forma positiva o negativa, dependiendo de las acciones que puedan tomar otros que también participan.

En ese sentido, es necesario recordar, por ejemplo, en el sector privado, cuando el tipo de cambio se deprecia más allá de lo “normal”, es decir, sube de precio, los comerciantes se ven afectados porque los productos que compran a otros países y que luego traen a Guatemala para venderlos en el mercado interno se encarecen, con la posible reducción del margen de ganancia que esperaban.

Por su parte, si lo que ocurre es que ese indicador se aprecia, es decir, baja de precio, afecta la competitividad de los exportadores al encarecer sus productos en el mercado internacional. Sin embargo, el tipo de cambio es tan solo un elemento que puede contribuir para hacer atractivos los productos nacionales.

Esto nos muestra que el consenso en el sector privado se da quizás en pocos, pero importantes temas, como es el caso del combate al contrabando, que según estiman ellos afecta a todos los guatemaltecos, porque de ahí se derivan estructuras que afectan la seguridad nacional, la certeza jurídica y en última instancia la salud de los potenciales consumidores de esos productos.

También coinciden, en que la reforma fiscal que sea implementada, debe facilitar la forma de hacer negocios en el país y sobre todo, pero sobre todo, en ampliar la base tributaria.

Analizando otro actor, por ejemplo, en el sector de los productores del campo, los campesinos, es difícil encontrar en sus propuestas algún tipo de acuerdo mutuo entre las diferentes organizaciones en que están aglutinados más allá del acceso a la tierra.

Por un lado, están quienes solicitan en el transcurso de varios gobiernos, fertilizantes y semillas, entre otras cosas, pero por el otro, quienes dicen que no se trata solo de repartir a diestra y siniestra ese tipo de subvenciones, pero su propuesta no se concreta en algo que se pueda explicar por sí mismo ni por ellos, si es que en algún momento la tienen clara.

Es decir, que a mi parecer, existen diversas opiniones que en algún momento deben converger hacia un objetivo común, pero que en nuestro país, solo algunos sectores han logrado concretar, pese a diferencias fundamentales que por momentos los obligan a actuar a cada grupo por su propia cuenta.

En conclusión, en tanto los sectores que se ven afectados de la forma más perjudicial por las condiciones económicas que prevalecen en el país, y sobre todo cuando esto empeora por lo que ocurre a nivel internacional, no se pongan de acuerdo sobre lo que necesitan y las condiciones en que están dispuestos a luchar por ello, el curso de nuestro país estará siempre conducido por el sector que sí logra los consensos mínimos y que seguramente sí pueden encontrar beneficios para quienes lo integran.