Los conciertos y otras composiciones de Johannes Brahms


celso

Continuamos con esta serie de notas dedicadas a la música orquestal de Johannes Brahms, vamos a comentar muy brevemente algunas de sus obras que a nuestro criterio tienen mayor relevancia entre las distintas composiciones del maestro hamburgués. La brevedad del espacio no nos permite profundizar como quisiéramos en estas obras musicales de suyo maravillosas, pero sí esbozar algunos comentarios para guiar al lector-escucha de esta columna, dedicada a Casiopea, esposa dorada, camino de eternidad, flor horaria que crece eterna en el centro de mi alma, suave lucero élfico que brilla en nuestra casa-ancla. Campanada de estrellas que se hunde en mi vida cotidiana cual raíz de sauce.

Celso A. Lara Figueroa
Del Collegium Musicum de Caracas, Venezuela


Primer Concierto para piano, en Re Menor, Opus 15 (1858)

Salta a la vista que esta obra fue concebida en un principio como Sinfonía; de ahí que a veces se la llame “Sinfonía con piano obligado”.

I.- Desde su inicio, el oyente se siente sorprendido por los silencios angustiosos y los dramáticos trinos que se destacan sobre el trémolo de los timbales.  El segundo tema pareciera exclamar: “En mi profunda desesperación grito hacia Ti”.  El conjunto es un dramático diálogo: Jacob lucha con Yavéh.  II.- En el primer proyecto, el Adagio llevaba la inscripción: Benedictus qui venit in nómine Dómini.  III.- Brahms reemplazó el final de la primera versión por un Rondó.  A pesar de que el tema es magnífico, este tiempo no alcanza el nivel de los precedentes ni forma con ellos un todo perfecto.

Segundo Concierto para piano en Si Bemol Mayor, Opus 83 (1881)

El carácter generalmente amable y alegre de esta obra se debe a que fue inspirada por un viaje a Italia en primavera hecho por el compositor:

I.- El comienzo de la trompa tiene un carácter pastoral.  El piano le responde libremente, a modo de eco.  Después de una cadencia del solista, la orquesta desarrolla la melodía de la trompa como idea fundamental.  La segunda parte de este grupo temático, muy desarrollado, está dominada por una melodía de corte schumanniano, que comienza por un salto de séptima y que en la reexposición se transforma en un canon entre los violines y los violoncelos.  El segundo grupo temático (en fa menor, en la reexposición en si bemol), pierde gradualmente el carácter amable y elegante que tenía al principio para convertirse en el Ben marcato, claramente áspero y adusto, rasgos esenciales del carácter de Brahms.

 A pesar de todo, el ambiente pastoral sigue dominando.  II.- Al igual que el Concierto para piano en si bemol de Liszt, este Concierto en cuatro tiempos de Brahms tiene también un Scherzo.  Este Allegro appasionato es una Danza Macabra con mucho más propiedad que la composición de Saint-Saëns.  III.- La atmósfera de este apacible Andante queda suficientemente definida diciendo que la melodía fundamental de la primera parte para violoncelo sólo es una variante de la canción “Mi sueño se hace cada vez más ligero”, así como hacia la mitad se cita textualmente la canción “Nostalgia de la muerte”.  IV.- La indicación Allegretto grazioso que sirve de introducción a este “Rondó”, vale, ante todo, para el alegre tema principal, interpretado en primer lugar por el solista, y para los episodios que se relacionan con aquel.  De los temas antitéticos, citaremos tan sólo el tema húngaro, interpretado por la madera.  Poco después, la orquesta y el solista repiten exactamente este tema, hasta culminar en un amplio canon.  Finalmente, estos conciertos para piano a parte de su originalidad lo constituía una modalidad en la música occidental del siglo XIX, ya que revolucionan el concepto de concierto y el maestro Brahms los  convierte en una auténtica sinfonía.