Los Códigos de Livingston


Dedicado al Colegio de Abogados de Guatemala –

Escribir y recordar la época de los Códigos de Livingston es, sin duda, remontarnos a la amplia visión del doctor Mariano Gálvez, para observar desde la jefatura del Estado las condiciones en que habí­a quedado el paí­s. Pero, lo más importante es que nos hace recordar que ha sido uno de los grandes iniciadores de la Reforma Judicial de la República de Guatemala.

Rolando Alfaro

Por otra parte, se han escrito muchos ensayos y trabajos del doctor Gálvez, en cuenta algunos que hemos podido redactar. Sin embargo, es de trascendental interés nacional rememorar lo que en aquel entonces se pensó en modificar y que aún repercute en los actuales juristas, a efecto de ver la posibilidad de modernizar nuestro incipiente sistema procesal con serias influencias inquisitivas y que, lamentablemente, tiene trabajando a algunos profesionales del Derecho, sin mayor formación, que a capa y espada se aferran a escritos que retardan toda clase de trámites judiciales por lo engorrosos que son ya que no se ha podido establecer plenamente el juicio oral.

El gran jurista David Vela nos relata en su interesante trabajo: «Vida, pasión y muerte de los Códigos de Livingston», los avances que, todos los Abogados deberí­an conocer en nuestros dí­as.

Los historiadores señalan que los tiempos no estaban maduros durante el gobierno del doctor Gálvez, y pareciera que en pleno siglo veintiuno, tampoco hemos podido lograr la instauración total del juicio oral en Guatemala.

En ese sentido, algunos estudiosos de Derecho Nacional que se encuentran preparando el próximo Congreso Jurí­dico, a celebrarse en el mes de noviembre próximo, ya han incluido el tema del Juicio Oral para debatirlo y afinarlo en toda su dimensión.

La reforma se centró principalmente en el ramo penal, tema que siempre le ha preocupado a la población. Fue un verdadero esfuerzo y lo estimamos así­, por cuanto en nuestros dí­as muchos abogados y abogadas se empecinan en utilizar el sistema escrito.

No está demás hacerles saber a nuestros lectores, que no existe un sistema procesal que exclusivamente sea escrito u oral, pues como señala Hugo Alsina, uno sirve al otro, según sea el proceso oral o escrito; quizás debiéramos en Guatemala respetar una etapa inicial escrita y el juicio totalmente oral. Ello nos hace pensar en practicar la etapa inicial o depuradora para, en verdad, realizar la fase eminentemente oral.

Además, el miedo se ha manifestado en algunos profesionales del derecho ya que desconocen las técnicas de la Oratoria Forense. Luego de varios años de atraso, recientemente, en el año 1995 a la fecha, las Facultades de Ciencias Jurí­dicas y Sociales han incluido en sus programas de estudio clases de oratoria.

En consecuencia, el sistema procesal guatemalteco debe, urgentemente, ya establecer el juicio oral y público; ello, de lograrse evitará que las personas por falta de información consideren que los juicios en el paí­s son secretos, lentos por lo escrito y poco claros.

La Oratoria Forense, de practicarse técnicamente nos hará reflexionar serenamente sobre las bondades del juicio oral, además, ilustrará a la población acerca de las fases de los procesos que se ventilen en las diversas salas de audiencias o vistas que la Corte Suprema de Justicia posea o esté próximas a inaugurar.

Finalmente, no olvidemos el pensamiento de Corcos quien nos afirma: «Se es Abogado porque habla».