Los cargos públicos son para servir, no para servirse


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Recelo y suspicacia predominó en el ánimo de los guatemaltecos cuando nos enteramos de la publicación en el Diario Oficial de un Acuerdo Gubernativo que reforma a otro similar promulgado hace más de veinte años, en que se determinaron los fines de la industria militar para proveer de materiales, equipo y otro tipo de artículos al Ejército Nacional, lo que ahora se amplió al Ministerio de Gobernación y sus dependencias.

Francisco Cáceres Barrios
fracaceres@lahora.com.gt


Si los gobiernos tuvieran un ápice de credibilidad y confianza, seguramente nadie o muy pocos fruncirían el ceño ante tal noticia pues despierta inquietud y abierta desconfianza, al punto de escudriñar qué y cuántas cosas más podría esconder una medida que, aunque tenga la apariencia de ser beneficiosa para la administración pública por representar economía en costos y una racional utilización de los recursos del Estado, siempre deja la duda de saber qué es lo que realmente oculta.

Pero, ¿qué otra cosa puede esperarse después de haberse destapado la olla de grillos de la graciosa concesión estructurada durante la presidencia de Álvaro Arzú a la empresa mexicana Marhnos, después que el Estado guatemalteco invirtiera más de Q334 millones en la construcción de la autopista entre Palín y Escuintla, graciosamente se le permitiera llevarse por 14 años más de Q905 millones, mientras el país solo haya percibido por regalías durante el mismo período apenas Q9 millones y unos centavos más? Otro ejemplo, ¿Qué otra cosa puede esperarse de un Presidente de la República que asegura que el INDE puede realizar contrataciones a su sabor y antojo por tratarse de una entidad autónoma o descentralizada, cuando bien es sabido que la Ley de Compras y Contrataciones rige a todas las entidades estatales?

A los chapines conscientes nos sigue doliendo mucho saber que en el extranjero nos sigan viendo como seres de otro planeta porque impasiblemente permitimos, entre risas y complacencias, que nuestros dirigentes a pesar de asegurar ser auténticos demócratas, en la práctica tan solo demuestran su total irrespeto a las leyes vigentes, implementando medidas que contradicen totalmente ese sistema de gobierno. Sin embargo, aunque me tilden de idealista sigo sin perder la esperanza que los que tienen la sartén por el mango dejen de emplearlo solo para beneficio de sus intereses, sino llegar a demostrar algún día que sirven a su comunidad, por ejemplo, ¿cuándo la población va a poder comprobar que tantos millones invertidos en la seguridad ciudadana efectivamente están siendo útiles para que la población no siga pasando las de Caín como consecuencia de la incapacidad estatal de brindarles la indispensable seguridad que requieren los capitalinos en el servicio del transporte urbano?