Apoyarse contra una pared de tablarroca, beber café en un vaso de espuma de plástico, hablar por teléfono celular. Muchos se preguntan cuál de esas actividades podría conllevar el mayor riesgo de contraer cáncer. Créase o no, podría ser sentarse, especialmente si uno lo hace con frecuencia.
The Associated Press
Pese a todas las noticias recientes sobre posibles riesgos de cáncer de teléfonos celulares, café, estireno y formaldehído en los materiales de construcción, la mayoría probablemente enfrenta poco o ningún peligro de todos esos factores en su uso ordinario, dicen los expertos en salud. Pero la inactividad y la obesidad podrían imponer para algunas personas un riesgo mayor de cáncer que las sustancias químicas.
«Nos bombardean con mensajes sobre los peligros que representan las cosas comunes en nuestras vidas, aunque en su mayoría no están a un nivel que vayan a causar cáncer», afirmó el doctor Len Lichtenfeld, subdirector médico de la Asociación Oncológica Estadounidense.
Linda Birnbaum es de la misma opinión. Es toxicóloga y directora de la agencia del gobierno que acaba de declarar el estireno, un ingrediente en los botes de fibra de vidrio y poliestireno (Styrofoam), un posible riesgo de cáncer.
«Déjenme que los tranquilice sobre el poliestireno», afirmó. Los niveles de estireno que se desprenden de los contenedores de alimentos «son cientos, sino miles, de veces inferiores a los que han ocurrido en ambientes de trabajo» donde la sustancia química en forma de vapor impone un posible riesgo a los trabajadores. «En los productos terminados, por cierto, el estireno no es una preocupación», y la exposición a él al viajar en un bote «es infinitesimal», agregó.
Carcinógeno significa que causa cáncer, pero esa etiqueta no significa que vaya a causarlo o que imponga un riesgo a alguien expuesto a él en cualquier cantidad en cualquier momento.
Todos esos elementos han estado en las noticias debido a que dos grupos que congregan periódicamente a los científicos para decidir si algo es carcinógeno han emitido nuevos informes. El mes pasado, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer, parte de la Organización Mundial de la Salud, dijo que existe la posibilidad de que los teléfonos celulares representen un riesgo de desarrollar tumores cerebrales.
«El término es ‘posibilidad»’, aclaró Lichtenfeld, quien entre otros ha señalado la escasa evidencia en ese sentido y el hecho de que las tasas de cáncer no hayan aumentado desde que salieron los teléfonos celulares.
La semana pasada, el Programa Nacional de Toxicología, parte del Instituto Nacional de Ciencias Ambientales de la Salud —ambos dirigidos por Birnbaum— emitió su informe. Agregó a la lista de carcinógenos conocidos el formaldehído, utilizado en materiales de construcción y algunos productos para alisar el cabello, aunque Birnbaum explicó que la principal preocupación radica en la exposición en el trabajo.
Desde 1971, la agencia oncológica internacional evaluó más de 900 sustancias. Sólo poco más de 100 han sido consideradas carcinógenas seguras, 59 probables, y 266 posibles.
Entre los carcinógenos conocidos están las bebidas alcohólicas y en la última categoría de las posibles el café.
El problema es que las agencias que formulan esos juicios no emiten regulaciones ni determinan qué niveles o rutas de exposición son motivos de preocupación.
«La gente supone inmediatamente que van a causar cáncer a cualquier nivel de exposición, lo que no es verdad», afirmó A. Wallace Hayes, director editorial de la revista científica Toxicología Alimenticia y Química, y consultor de la industria.