Según el calendario gregoriano, empezamos un nuevo período de tiempo anual y como humanidad según la tradición, es propicia la oportunidad para expresar de diversas formas a los seres queridos, a familiares y amistades, nuestros mejores deseos para el año nuevo que se inicia.
Unos hacen promesas, otros se fijan metas y propósitos y muchos se quedan con los colochos hechos porque no pasan de zope a gavilán. La mayoría de las veces todos los buenos deseos que se pretenden, se quedan en el recuerdo, en el tintero o en el basurero de la historia. ¿Y por qué no se concretan los sueños, aspiraciones y deseos?, puede ser por falta de oportunidades, por escasez de recursos, por limitaciones materiales o simplemente por ser pretenciosos o ambiciosos y que como bien dice el dicho, “el que mucho abarca poco aprieta”.
Por lo general cuando finalizan los doce meses del tiempo anual, se suelen hacer las evaluaciones y balances de todo lo que se pudo concretar y de aquello que queda pendiente, lo cierto es que de cualquier forma, la mayoría de personas solemos ser optimistas ante el futuro y se despliegan los mejores esfuerzos para que todos los buenos deseos se hagan realidad.
A veces también todos los deseos y promesas incumplidas, se asimilan a la retórica discursiva de los políticos cuando en general, prometen el cielo y la tierra, el oro y el moro y casi siempre son falaces y mentirosos.
En Guatemala tenemos un vivo ejemplo de lo que afirmo, la clase política vernácula además de mañosa, mafiosa y engañadora, para comprar voluntades son clientelares y saben aprovechar muy bien la ignorancia y necesidades de la gente. Por eso no interesa a esta clase de políticos, atender y resolver los agudos e históricos problemas estructurales que agobian a la sociedad. Es bien sabido que los políticos guatemaltecos buscan llegar al poder no para empujar cambios que favorezcan a la gente, sino que para enriquecerse a costa del Estado, pues siempre van tras el botín que éste representa.
Quién no sabe acaso de las mafias y corruptelas que enlodan a los políticos, de cómo el crimen organizado y las redes del narcotráfico han penetrado todas las estructuras de poder para favorecer sus operaciones y transacciones y cómo el Estado ha sido copado por ladrones y corruptos.
Para los políticos corruptos los llamados megaproyectos y la irrupción de fuertes intereses de capital transnacional en proyectos de extracción minera, para construcción de hidroeléctricas o para extender la frontera agrícola para monocultivos dedicados a elaborar agrocombustibles, son nuevas oportunidades para potenciar sus sucios negocios en detrimento de la soberanía del territorio, de los legítimos intereses de la gente y de las necesidades básicas de la población.
A esta clase política no le importa empeñar el país, entregarlo a capitalistas extranjeros a cambio de privilegios y jugosas ganancias; en esos casos, es seguro que entre ellos sí se cumplen sus buenos deseos, porque siguen manejando el país al son que les toquen, haciendo los mandados a los oligarcas que ven a Guatemala como su finca particular.
A pesar del estado de cosas, los guatemaltecos iniciamos otro año más con esperanza, con optimismo y con muchas ganas de seguir adelante; haciendo esfuerzos por construir un país diferente, con mejores oportunidades para toda la gente y con el afán de lograr el desarrollo social con rostro humano. Deseando que se supere el subdesarrollo, el analfabetismo, la desnutrición crónica, la mortalidad materno infantil, los signos neocolonialistas, la violencia desmedida, la corrupción campante que impide la ejecución exitosa de programas y proyectos sociales, la inseguridad, el desempleo, los bajos salarios, la escasa seguridad social, la desigualdad y la discriminación.
Feliz Año Nuevo, que todos sus anhelos se cumplan.