Los años felices de Picasso


Pintura. Vista del cuadro de Picasso, llamado

El célebre coleccionista francés Francois Pinault abrió el sábado por segunda vez el Palacio Grassi de Venecia, recientemente adquirido, para rendir homenaje a Pablo Picasso con una exposición que ilustra sus años más felices.


La muestra, bajo el tí­tulo «Picasso, la alegrí­a de vivir, 1945-48», presenta 250 obras del pintor y escultor español, realizadas después de la Segunda Guerra Mundial y la mayorí­a provenientes del museo francés de Antibes.

A esa ciudad mediterránea, en el sur de Francia, bañada casi siempre por el sol, el maestro del cubismo se trasladó en 1946, pasados los 60 años y después de haberse visto forzado a permanecer largos años en Parí­s por la ocupación nazi.

Libre, enamorado de la joven rusa Francoise Gilot, de poco más de 20 años, con la que tuvo dos hijos, «Picasso encontró la paz y un nuevo impulso creativo», explicó el comisario de la exposición y responsable del museo de Antibes, Jean-Louis Andral.

«Fuera de toda ideologí­a, su obra en ese momento era un canto a la alegrí­a, al Mediterráneo, a la pintura», sostuvo Pierre Daix, escritor y especialista de la obra de Picasso, durante la presentación de la exposición a la prensa.

Las naturalezas muertas, los pescadores, erizos de mar y composiciones con frutas y botellas así­ como sus platos y objetos de cerámica -material que empezó a trabajar allí­-, resaltan por sus colores delicados, el trazo simple y la geometrí­a.

La mitologí­a mediterránea es explorada por Picasso, artista prolí­fico, quien pintó centauros, ninfas, ulises y sirenas y se divirtió al decorar platos con caras lineales y crear pequeñas esculturas.

La obra más emblemática de su periodo en Antibes es «La alegrí­a de vivir», cuyos tonos azules y amarillos iluminan una mujer desnuda como en el Edén.

«Nos parecí­a importante abrir una ventana al arte del siglo XX», declaró a la AFP el nuevo director del Palacio Grassi, Jean-Jacques Aillagon, cuya primera iniciativa fue la exhibición de las piezas más modernas de la vasta colección de Pinault.

Más de 40 obras «post-pop», con colores rechinantes y formas extravagantes, fueron seleccionadas bajo el tí­tulo «Where are we going?» del 30 de abril al 1 de octubre del 2006.

«El Palacio Grassi no fue adquirido para acomodar la colección Pinault, sino como un espacio para exposiciones de arte contemporáneo», afirmó Aillagon. Pinault, quien adquirió el Palacio Grassi en abril 2005 por unos 29 millones de euros, dispone de 2.000 piezas de todos los campos de las artes plásticas contemporáneas.