Los años 90″s: La Década de la Impunidad


Se ha dicho que los años ochenta fueron la década perdida de América Latina, por el crecimiento cero de la región. ¿Cómo llamar a los años noventa?, se pregunta Néstor Garcí­a-Canclini, en su fenomenal libro Latinoamericanos buscando lugar en ese mundo (Paidós, México, 2006)

Ramiro Mac Donald
http://ramiromacdonald.blogspot.es/

Esa última década del siglo XX el autor la considera la Década de la Impunidad. La década de la atropellada apropiación del patrimonio latinoamericano por corporaciones transnacionales y de gobernantes que privatizaron hasta lo que daba ganancias con el pretexto de que algunas empresas estatales no eran rentables. Ya dije la semana pasada que en Guatemala, la cara visible de ese neoliberalismo, hasta iba a privatizar todas las cárceles y, al parecer, como no se pudo, le dieron las llaves a los propios reos… según han denunciado pública ¿y contradictoriamente? los máximos jerarcas del gobierno de Berger.

En esos últimos años del siglo pasado, los gobernantes de turno, en todo el continente, vaciaron los soportes económicos de nuestros ya de por sí­ débiles Estados y destruyeron las condiciones del trabajo local, esas que hicieron creí­ble durante años y años la existencia de nuestras naciones, según el autor que cito.

Y el antropólogo argentino se pregunta sobre la viabilidad de un capitalismo que creyó posible agigantar sus negocios lucrativos, aliando las operaciones financieras con el narcotráfico, porque para nadie es un secreto esa extraña mezcla de banqueros podridos y dinero blanqueado, así­ como tampoco la jugosa industria de las armas y la terrible unión con polí­ticos corruptos. Pero también señala, que ha empezado, en estos primeros años del siglo XXI, a reducirse la impunidad de los negocios turbios y del pensamiento único que los autorizaba.

Garcí­a-Canclini considera que «…de tantas cuentas deficitarias, la lista de insatisfacciones está repleta de asuntos culturales: cómo tratar la pérdida de identidades, cómo superar la desconfianza hacia los lí­deres (polí­ticos) qué hacer con los migrantes, cómo encontrar sentido y claridad entre (tanta) confusión» (107)

Durante los últimos años del siglo pasado, escuché insistentemente, que el tren de la Globalización era la última oportunidad que tení­amos para salir de pobres… pero pasan los años y los latinoamericanos no salimos de pobres y vendimos todas nuestras grandes pertenencias. Vendimos las telefónicas nacionales, que hoy son el más grande negocio del mundo, vendimos la electricidad que sigue subiendo cada dí­a sus tarifas; por poco vendemos los puertos y aeropuertos… tal vez no lo lograron, porque no les dio tiempo. Pero estuvieron a punto de hacerlo.

Este antropólogo, entre otros puntos, esgrime que es necesario recuperar, es urgente -mejor dicho, es verdaderamente urgente- recuperar el sentido del vocabulario que necesitamos para convivir en una nueva Latinoamérica del Tercer Milenio. «Reencontrar el valor extraviado de (nuestras) palabras», declara con valor poético, pero certeza absoluta Garcí­a-Canclini. Esa tarea apremiante es descuidada cuando nos incitan a ser pragmáticos y pensar como empresarios, pero se vuelve central en los medios de comunicación públicos y en nuestras universidades. Lo latinoamericano es una tarea inconclusa, más cuando vemos que en la década de los años 90, impunemente, se «vendieron entre ellos mismos» todo lo que los polí­ticos gobernantes podí­an esquilmarle, despojarle a los Estados Nacionales. Y a precio de «quemazón».