Lógica elemental


Si el partido de gobierno y sus aliados no pudieron aprobar el presupuesto para el año 2010, y nótese que decimos que «no pudieron», la lógica más elemental indica que tampoco podrí­an aprobar el paquete fiscal propuesto por el Ejecutivo porque tiene mucho mayor grado de dificultad dada la oposición de poderosos sectores que siempre han objetado todo cambio a los impuestos.


Por el contrario, si el partido de gobierno y sus aliados no quisieron, nótese que decimos que «no quisieron», la lógica nos obliga a pensar que los cambios impositivos serán aprobados sin mayor dificultad por la aplanadora conformada por la UNE y aquellos partidos con los que mantienen alianza para impulsar su agenda parlamentaria.

Porque tenemos que entender que la aprobación del Presupuesto General de Gastos de la Nación era un trámite relativamente sencillo en comparación con los impuestos cuya aprobación busca el Gobierno. De hecho el único inconveniente lo plantearon las peticiones para establecer candados a fin de impedir la transferencia grosera de partidas y la iniciativa para dejar fuera a las ONG del manejo de los fondos públicos, situaciones que no fueron del agrado del oficialismo que prefiere la manga ancha de mantener libertad absoluta para desplazar fondos de una partida a otra sin control ni tener que rendirle cuentas a nadie.

El gran atractivo del presupuesto que quedó vigente es precisamente esa libertad al no tener candados que obliguen a respetar lo aprobado por el Congreso de la República y eso constituye, sin duda alguna, la gran ventaja para el Gobierno. Atrás quedaron los llamados que hizo el Ministerio de Finanzas explicando los problemas que traerí­a la no aprobación del presupuesto, porque el Ministro acató la orden presidencial de no abordar el tema y mantener un absoluto y hermético silencio, razón por la cual ni siquiera se sabe cuál será la polí­tica del despacho para incrementar los ingresos aparte de la tibia reforma fiscal propuesta.

El Presidente ha criticado severamente a los diputados Baldizón y Baldetti por la no aprobación del presupuesto y tiene razón en su crí­tica, especialmente porque ambos actuaron sin percatarse de que estaban sirviendo de operadores útiles al oficialismo que ahora puede responsabilizar a otros y salir en caballo blanco. Sin embargo, la prueba de fuego estará en el debate y aprobación de los impuestos, porque si el Gobierno tiene colmillo y muñeca para lograr la aprobación del paquete fiscal en el pleno, sólo alguien demasiado ingenuo o demasiado bruto podrí­a creer que no pudo usar la misma influencia para aprobar el Presupuesto que elaboraron técnicos de Finanzas.