El entrenador de la selección alemana de futbol, Joachim Löw, rechazó que su equipo sea el favorito en la final del Mundial de Brasil que disputará mañana ante Argentina.
«En una final no hay ningún favorito. Da lo mismo cómo hayan sido los partidos anteriores. Nuestro 7-1 contra Brasil ya no tiene ninguna importancia», dijo el entrenador a la emisora alemana de radio ARD tras la llegada del plantel a Río de Janeiro en la noche del viernes.
«Los argentinos son muy peligrosos. Ganaron cada partido con una ventaja estrecha, 1-0, 2-1, penales. Han recibido muy pocos goles. Tienen una muy buena defensa, son un equipo muy agresivo», indicó el seleccionador.
«Vamos a tener muchos, muchos más problemas que en la semifinal», advirtió Löw.
Con la única ausencia del defensor Shkodran Mustafi, baja para el resto del Mundial desde octavos de final, el plantel alemán dejó su concentración en Santo André para instalarse en Río de Janeiro unas 42 horas antes del final.
«Queremos estar más tiempo en Río para sentir un poco más el fuego», explicó el mánager Oliver Bierhoff, que advirtió sobre la peligrosidad del equipo argentino.
«Cuando entran al campo tienen fuego en los ojos. Es un obstáculo que tendremos que superar», indicó Bierhoff, quien aseguró que los argentinos se transforman en «otras personas» en una cancha de fútbol.