Locos y locos


No cabe duda que hay locos y locos.  Por una parte están Hugo Chávez (el más loco entre los locos y que no necesita presentación) y Evo Morales presidente de Bolivia.  Por el otro está el flamante candidato a presidente de Colombia Antanas Mockus un señor que tiene en su haber una buena dosis de locura que lo hace aparecer como una figura como mí­nimo original.

Eduardo Blandón

Lo curioso de esto es el trato que cada tendencia ideológica les da a los personajes.  Comencemos por Chávez y Morales.  Para la derecha hay unanimidad total: los dos están chiflados.   Para Chávez hay evidencias a granel: llama «pend…idiota» al secretario general de la OEA, José Miguel Insulza.  Identifica a Bush con el «diablo» en plena asamblea de la ONU y llama al ex presidente de México, Vicente Fox, «cachorro del imperio».

 

«Vaya que es bien pendejo, desde la p hasta la o, el doctor Insulza, da pena… deberí­a renunciar a la secretarí­a de la Organización de Estados Americanos el insulso doctor Insulza», soltó Chávez en un discurso televisivo.  Total que la derecha si de algo está segura es de la enfermedad congénita del presidente de Venezuela.  

De Evo Morales no se puede decir menos.  Ayer por ejemplo Carlos Alberto Montaner lo calificó de ignorante a propósito de las afirmaciones hechas por el presidente sobre los efectos de las hormonas en la homosexualidad masculina y la calvicie de los europeos.  

«Â¿De dónde saca el señor Morales esas estupideces? En realidad, no son originales. Nadie ha acusado nunca a Morales de tener ideas originales. Hasta ese nivel de difamación no llegan ni sus más encarnizados enemigos. Son rumores populares que circulan en las zonas más ignorantes de las sociedades. Yo los habí­a escuchado antes junto a informaciones fidedignas del aterrizaje de extraterrestres en México y la triste noticia del muchacho que nació con un rabo de cerdo porque era hijo de una pasión incestuosa».  

O sea, quede claro, para la derecha Chávez es un demente y Morales un estúpido que va por ese camino.  Por supuesto, tanta locura autorizarí­a un golpe de Estado y hasta un magnicidio, pero no se atreven a revelarlo tan descaradamente para no ser tan diplomáticamente incorrectos.  

El discurso de locura cambia cuando se refieren al candidato Antanas Mockus.  A éste no le llaman loco sino «excéntrico», suena más elegante y quizá con menos cantidad de morbosidad que la locura extrema de los dos anteriores.  Mientras la derecha presenta a Chávez como un chafarote de baja catadura y a Morales como un pobre cocalero, Mockus aparece en cambio con las credenciales de «matemático y filósofo» (¿cómo la ve?).  El discurso cambia radicalmente.  

No importa que el «excéntrico matemático» se haya bajado los pantalones para mostrar su trasero en un auditorio repleto de estudiantes, que haya orinado públicamente desde un balcón de una universidad, que se haya disfrazado de héroe ciudadano usando calzoncillos, botas y capa roja; y que haya contraí­do matrimonio bajo la carpa de un circo, Mockus no es loco, o al menos es menos dañino que Chávez y Morales, asegura la derecha que lo defiende y lo anhela como presidente de Colombia.  

Todo esto pone en evidencia que no hay una sola definición de locura y que, como decí­a al inicio, hay locos y locos.  Con todo ¿quiénes estarán peor, ellos o nosotros que los votamos?