Lo que sucedió en el Senado (1ª. parte)


¿Qué ocurrió en el Senado estadounidense, cuál fue la razón por la que no pasó el proyecto de ley de Reforma Migratoria?, estas son preguntas que se hacen tanto dentro de Estados Unidos, como en los paí­ses latinoamericanos que experimentan mayor expulsión de población. Y es que el hecho de que la Cámara Alta del Congreso norteamericano le haya puesto fin al debate de esta ley, pone en un verdadero limbo a más de 12 millones de personas indocumentadas que viven y trabajan en Estados Unidos, al mismo tiempo que deja al gobierno federal estadounidense sin las herramientas necesarias para mejorar los sistemas de seguridad.

Guillermo Wilhelm

A mi juicio, el fracaso del proyecto de ley de Reforma Migratoria, se derivó fundamentalmente de dos aspectos básicos, primero, fue el hecho de haber redactado este plan de manera secreta por una reducida comisión negociadora integrada por algunos senadores republicanos, demócratas y la Casa Blanca, situación que convirtió a esta intención en un tema verdaderamente polémico, debido a que su gestación no fue el derivado de un verdadero consenso. Y segundo, que el principal impulsor de esta ley, el presidente George W. Bush, se encuentra en una posición polí­tica verdaderamente débil, prueba de esto es que no pudo disciplinar al ala más conservadora de su propio partido. Por el temor de apoyar una ley polémica y ante una realidad de encarar elecciones generales el próximo año, dentro de las filas republicanas esto no fue otra cosa más que un «sálvese el que pueda».

Hay que considerar también que el «llamado al consenso» de una ley ya hecha, que para conocerla demandaba leer unas 400 páginas, al mismo tiempo que el lí­der de la mayorí­a del Senado, Harry Reid, fijaba un plazo de 30 horas para su discusión y luego proceder al voto, provocó que fuera rechazada no solamente por el ala más conservadora del Partido Republicano, sino incluso por algunos senadores demócratas que apoyaban el proceso de legalización para esos 12 millones de personas que viven en ese gran paí­s del norte. Reid argumentó sentirse obligado a retirar el proyecto por la actitud intransigente de varios republicanos al negarse a respaldar una ley que ellos llamaron «amnistí­a solapada», pero la negativa a dar el tiempo suficiente para agotar el diálogo, fue lo que al final provocó que la intención se quebrara.

Es indudable lo lamentable de la situación en que siguen los indocumentados en Estados Unidos, pero al final debo confesar mi satisfacción porque este proyecto haya tronado, pues aunque no soy jurista, al leerlo, me bastó el sentido común y la lógica para discernir que éste era un mal plan. Desde que fue publicado en Internet y se inició el debate, ya veí­a venir su fracaso, pues consideré lo difí­cil que serí­a que se pusieran de acuerdo. Eran cuatro columnas las fundamentales que sostení­an este plan, tres de ellas de enorme conflicto que amenazaban con derrumbarlo, lo que finalmente sucedió. Los tres temas en los cuales no pudieron lograr un consenso fueron, primero, en el Programa de Trabajadores Temporales, segundo y a mi juicio el más nefasto, en la obtención de la residencia sustituyendo el procedimiento de la reunificación familiar por uno nuevo basado en un sistema de puntos, y tercero, el que causaba más conflicto, el de la legalización de los 12 millones de indocumentados. En el único tema que estaban de acuerdo era en lo concerniente a las medidas de seguridad y control de las fronteras.

Pero no hay mal que por bien no venga, es muy probable que en las próximas elecciones los demócratas ganen más senadores y también la Casa Blanca, y por eso tendrán la posibilidad de aprobar su propia reforma, que estoy seguro será mucho menos restrictiva que la que fue bloqueada. Pero también esto es indicativo de que un nuevo espacio de maniobra se abre para el próximo gobierno guatemalteco con relación al necesario cabildeo por sus emigrantes instalados en la Unión Americana.