LO QUE SIGNIFICA CUMPLIR 82


Hace algunos meses, cuando en mi consultorio platicaba con mi estimable paciente y amiga Angelina, salió a relucir el tema de la edad. Me preguntó, y le dije que tení­a 81, fue entonces que me espetó: «Doctor, si yo hubiera sabido que tení­a 81, no vengo con usted». Angelina ha seguido viniendo y así­ también d. Carmen su madre y otros varios miembros de su familia retalteca demostrándome así­ que, a pesar de mi edad, siguen creyendo en mí­. Eso me obliga a alegrarme y agradecer.

Dr. Carlos Pérez Avendaño

Y he de agradecer y dar gracias a todos los otros fieles pacientes que siguen acudiendo a solicitar mi ayuda.

Esto que les cuento, queridos lectores, pues indudablemente tiene visas de orgullo y de vanidad y, de verdad, acepto que así­ es. ¿Quién no se sentirí­a orgulloso de ser merecedor de los atributos que le concede el Señor? Es así­ que siento la obligación de corresponder, siento la obligación de en medio de los avances de la medicina mantenerme al dí­a, y por ello estudio diariamente y trato de ofrecer a mis pacientes la debida atención que les permita salir de mi consultorio satisfechos de lo que les he ofrecido. Gracias a Dios que me lo concede.

Este próximo domingo 4 de noviembre estaré cumpliendo 82 y es muy difí­cil darme cuenta cabal de lo que eso significa, y de todo lo que adeudo. ¡!Cuántos y cuántos y cuántos son aquellos seres queridos entre vivos y difuntos a quienes tanto debo!! Imposible mencionar a todos y siento el temor de pretender hacer un recuento y cometer algunas injusticias pero, estoy seguro, que todos y cada uno de ellos fieles y creyentes amigos pacientes sienten que los quiero y saben que estoy agradecido de corazón. Indudablemente hay también aquellos a quienes no pude ofrecer un buen servicio y ya no volvieron. Les pido me perdonen pero les estoy agradecido por haberme dado una oportunidad.

Este 4 de noviembre y sin que yo lo decida espero despertar. Me daré cuenta de que puedo ver, me daré cuenta de que estoy vivo y de que puedo sentir, y de que siento agradecimiento hacia Aquel que me despertó y de que me regaló otro dí­a más de vida. Me daré cuenta de que soy capaz de agradecer y que me mueve el querer agradecer y me doy cuenta que ese sentimiento interior es amor.

Un dí­a más que me regalas para poder amar. Poder amar a la Lila mi mujer, a mis hijos, a mis nietos y bisnietos a mis amigos. a mis fieles y queridos pacientes y que son más que amigos, y a cuantos otros más. Despertar y darme cuenta de que puedo amar y sentir la obligación de servir. Te doy gracias Señor y una vez más te pido me concedas los varoniles atributos para cumplirte a cabalidad.

Llegar a los 82 y temer vivir por muchos años más y entonces correr el riesgo de quedarme solo. Es ese un frecuente motivo de nuestras pláticas con la Lila y, en medio de mis tonterí­as yo le pido a Dios ser el primero en irme pues, conociéndome , creo que no podrí­a tolerar la soledad. Al fin y al cabo mi mujer es mucho mas fuerte y tolera con más valentí­a el dolor y el sufrimiento que éste su cobarde marido. Por eso encuentro que éstos mis deseos son contradictorios, ya que, por una parte le estoy dando gracias a Dios por la vida y la salud fí­sica y mental que me otorga, y por otra, le pido no sufrir una larga soledad. Contradicciones muy humanas pero que, sólo í‰l me las comprende a cabalidad.

Y es que, tal y como me dice el reverendo Manolo, «Carlos, es que es la primera vez que cumplo 82».