Lo que se dice de Otto-Raúl González


LOS CUATRO ELEMENTOS

Son cuatro los elementos esenciales de la poesí­a de este autor:

Lo social

lo polí­tico

etnia y ámbito

elemento religioso


A través de una amplia cultura, gracias a su conocimiento de la literatura universal clásica y contemporánea, su obra posee un lenguaje armonioso y elástico, ya que es un gran conocedor de figuras literarias, tropos e imágenes que sabiamente coloca en sus versos. Cierra, con broches estupendos, sus poemas sueltos y cada uno de ellos constituye, por su enorme calidad poética, un deleite en la lectura de lo mismo.

Una caracterí­stica relevante de Otto-Raúl González ?que siempre está latente en él y que, por momentos, surge en forma de explosiones con fuego y ardor sincero?, es su gran amor hacia el suelo patrio en donde aparecen las notas lí­ricas más bellas: juegos de colores, frases ricamente elaboradas, imágenes que nos transportan a uno y otro rincón de la patria.

Otto-Raúl vibra al mencionar trozos del cielo guatemalteco y su folclore, de sus poemas emergen huipiles, sones, indios y paisajes. Al leer uno y otro poema se palpa a un poeta sumamente observador y analí­tico, con enorme capacidad asociativa, para nombrar animales, flores y plantas. Con su pluma nombra vegetales y minerales propios de su paí­s; podrí­a decirse que en la memoria de Otto-Raúl González están siempre presentes de un dí­a a otro, de un mes a un año, de ayer a hoy recuerdos imperecederos de su niñez, adolescencia y juventud que transcurrieron en su querida Guatemala. Todo esto forma en él una obsesión, obsesión muy estimada y de la cual él mismo hace gala.

Marta Regina Rosales de Fahsen. Aproximación a la poesí­a de Otto-Raúl González. Tesis de licenciatura en letras y filosofí­a. Universidad Rafael Landí­var. Guatemala, 1981

ALIENTO LíRICO PROFUNDO Y DELICADO

«Voz y voto de geranio» es, por todo ello, un documento histórico, al mismo tiempo que un libro que señala el surgimiento del nuevo realismo en nuestro paí­s. No haremos aquí­ glosa, pero sí­ ubicaremos la obra en su lugar. La primera edición constó únicamente de cien ejemplares y resulta, como es natural, poco conocida. Pese a esto, la osadí­a de hacerla pública en la época citada (durante la dictadura de Jorge Ubico), costó a su autor la persecución y el destierro, a los escasos 22 años de edad; no obstante que nada malo hay en su contenido sino todo lo contrario; reúne innegables virtudes artí­sticas. Su aliento lí­rico es profundo y delicado. Concebido en ese difí­cil cuadrante de la literatura de tesis, su forma tiene la fluidez de las palabras llanas. Su interés biográfico no descansa pues sólo en su importancia documental: debe leerse por ambos motivos, para mejor comprender la poesí­a guatemalteca contemporánea y por tratarse de una joya de nuestras letras actuales.

José Marí­a López Valdizón. El Imparcial, 13 de diciembre de 1969

ES UN POETA

Otto-Raúl González es, evidentemente y por sobre todo, un poeta, aunque también se hizo abogado, con una tesis de grado que se referí­a a la reforma agraria; es un hombre preocupado por la realidad socioeconómica de nuestros pueblos subdesarrollados. Su condición de poeta se percibe incluso en algunos ocasionales poemas de menor calidad, donde el dominio de la técnica en el manejo de la forma verbal es indudable. Su lenguaje es rico, variado, sonoro, expresivo, sugerente, provocativo, emotivo, combatiente, musical, rí­tmico, directo, claro. Su poesí­a es, toda ella, fundamental, aunque puede encontrársele algunas lagunas, en que cae en el jugueteo (el chapoteo ?ya que es laguna?, gozoso, del muchacho travieso), donde el fondo de la poesí­a es un tanto menor al del resto de su obra, como se observa particularmente en Para quienes gusten oí­r caer la lluvia en el tejado (1962).

Por otra parte, su poesí­a va de la ternura a la diatriba, pasando por el amor, la descripción, el sarcasmo y el combate popular; y, si bien dista mucho de tomar moldes clásicos, la forma es rica y de modalidades sobrias, capaz de llegar no sólo al lector culto, sino a todo lector, incluso de limitadas cualidades intelectuales.

Roberto Paz y Paz, mayo de 1973. Prólogo a Poesí­a fundamental.

DICEN QUE VINO…

Dicen que vino a recibir un doctorado a Guatemala, pero yo sé que no. Vino a contemplar lo último del anadrio que quedaba en el mundo y que una vez nos mandó.

Dicen que el acto lo conmovió y qué si no. El nudo en la garganta fue porque supo que ese anadrio, el dinosaurio de un tal Tito, también se lo comió.

Alfonso Villacorta

Otto-Raúl González (1921) se dio a conocer en 1943 con un espléndido libro de poesí­a: Voz y voto del geranio, que contiene la cifra de lo que será su producción posterior. Intenso trabajo de la metáfora, canto de lo sencillo, manipulación del verso, identificación con lo popular y un talento genuino e inagotable. La desbordante creación de González le lleva a publicar algunos poemas que no están a la altura de esa primera obra, mas, en general, se distingue como uno de los poetas más sólidos de nuestro tiempo.

Dante Liano, en Visión crí­tica de la literatura guatemalteca

HISTORIAS COMO DULCES

A Otto-Raúl González, lo conocí­ en Madrid en el marco de un encuentro de escritores al que ambos estábamos invitados. Lo acompañaba del brazo su esposa Haydée, guatemalteca como él. Una mujer alta, elegante y esbelta, pero por sobre todas las cosas, de una infinita sensibilidad e inteligencia. Juntos, hací­an una de las más interesantes parejas literarias que he tenido la oportunidad de conocer.

Otto-Raúl, me pareció desde el primer momento, un hombre ingenioso y travieso como su poesí­a. A su lado, la mañana daba comienzo con una sonrisa hasta convertirse por la madrugada en una enorme carcajada. Sus anécdotas, que no eran pocas, no cabí­an en sus artí­culos, novelas o poemas, así­ que las regalaba a montones con una gran generosidad. Historias que nos caí­an como dulces que se desprenden de una piñata.

Carlos Ernesto Garcí­a, en Diario CoLatino de El Salvador

SOBRE Sí MISMO

«La pluma aún no se detiene, sigue y sigue escribiendo, pero bueno, tengo 85 años cumplidos. Es ya una vida bastante larga. Yo sé que debe llegar un final. En mi caso, está muy cerca. Estoy preparado para recibir a esa novia que se llama muerte. Ni me apena, ni me preocupa, pero sé que ya está cerca el final.»

«Estoy llegando al invierno de mi vida, lo que hago es seguir escribiendo, escribir y fumar. Me moriré escribiendo y fumando. Seguiré luchando por la poesí­a, seguiré instalado en estas cámaras de tortura de la poesí­a, que en cierta forma sí­ son así­, pero que tienen salidas hacia otras cosas muy distintas como la felicidad, el placer y la alegrí­a de vivir.»

«Como dice Eduardo Galeano, los poetas servimos para cantar lo bueno que tiene la humanidad y condenar lo que le hace mal. Servimos para denunciar las condiciones tremendas en que se da la vida de las personas.»

«En primer lugar a la mujer. Luego, a la naturaleza, que es otra mujer. Con eso, todo ya está completo. Claro, también disfruto hablar de la lucha social y la lucha por la libertad.»

Otto-Raúl González