Lo que nos falta es arrojo y valentí­a


Llevo rato que me pega el sol, así­ es que con propiedad puedo decir que los funcionarios, los diputados, los alcaldes y cuanta persona esté revestida de autoridad en Guatemala se sienten intocables. Así­, iguales a los de la serie televisiva de Eliott Ness. De esa cuenta, cobran viáticos aunque la concesión del viaje haya sido con gastos pagados; en los organismos u otras entidades hacen dizque «ahorros», para después embolsarse muchos millones de quetzales; se autorrecetan sobre sueldos, bonos o incentivos fuera por la época navideña, de la independencia o porque así­ les ronca la gana y, en mal uso de una inmunidad mal entendida, cometen cada tropelí­a, que para qué les cuento.

Francisco Cáceres Barrios

Las leyes del paí­s prohí­ben y castigan este libertinaje. No, no me vengan con cuentos que hay que legislar más para contener las ilegalidades de nuestros politiqueros. Eso sí­, hay que aplicar la ley tal cual es y punto. Pero aquí­ está el detalle, el ciudadano, individual y colectivamente, debe armarse de arrojo y valentí­a para ponerle a toda esa sarta de pí­caros las peras a cuatro. De lo contrario, van a seguir haciendo de las suyas los diputados, los jueces, los policí­as o los fiscales. ¿Cuánto apuesto? Acabo de ver el titular de un matutino en que se lee: «Reformas a la ley, para procesar a policí­as corruptos». ¿Para qué? ¿Cuánto tiempo más nos vamos a pasar buscando excusas para no limpiar a fondo la escoria policial que venimos denunciando desde hace muchos años?

La semana pasada en otro matutino leí­: «Polémica por falta de personalidad jurí­dica», poniendo en tela de duda si los señorones de la PMT, de EMETRA, de EMPAGUA y tantas más dependencias municipales pueden poner multas a su sabor y antojo y que los jueces municipales, en lugar de hacer «justicia», lo que significa el tí­tulo del cargo que desempeñan, se sigan prestando a los caprichos del alcalde o del Concejo Municipal que preside. ¿Para qué sirven las leyes pues? Por ejemplo, con solo hojear el Código Municipal en vigor podrá usted enterarse que la Policí­a Municipal trabaja «bajo las órdenes del alcalde» entonces, si estos señores no cumplen con sus funciones o abusan de ellas ¿a quién hay que pedirle cuentas de la anomalí­a, si no a su propio jefe?

No es secreto para nadie que en Guatemala se haya vuelto costumbre que la gente llegue a ocupar un cargo público sin preocuparse de cuáles son sus deberes y obligaciones, sino toda la atención va hacia sus «derechos». De ahí­ provienen las apropiaciones indebidas, el mal uso de los fondos públicos o los abusos de poder. Como bien dice el refrán: «no tiene la culpa el loro sino el que le enseña a hablar», por ello, nomás le da una pistola a un agente, para que se sienta el Sheriff del pueblo con licencia para matar o para detenerlo a usted a media noche o de madrugada so pretexto de «pedirle sus papeles», cuando de dí­a, se hace el baboso ante el abuso de tanto camionetero irresponsable.