Lo que la naturaleza arrasó, el pueblo lo reconstruye


En esta Guatemala nuestra, dizque independiente desde hace 187 años, conforme avanza el otoño los dí­as se acortan y las noches se alargan. Ayer amaneció a las 05.51 y el Sol se puso a las 18.02. El sábado 21 de junio, que es el dí­a más largo en el hemisferio boreal, amaneció a las 06.34 y se puso el Sol a las 18.34. Sin embargo, no es a esto a lo que me quiero referir.

Ricardo Rosales Román

Mientras los aguaceros en la Costa Sur guatemalteca causaron severos daños en un municipio que queda a sólo 35 kilómetros de la ciudad capital, y las torrenciales lluvias en el nororiente del paí­s, desaparecieron del mapa al municipio de La Unión, la temporada ciclónica en el Atlántico y el Caribe apenas está comenzando y ya ha ocasionado severos daños en Haití­, Cuba, Texas y Luisiana.

Para valorar los esfuerzos encaminados a reparar los daños y efectos ocasionados por los desastres naturales, hay que partir del sistema que impera en uno u otro paí­s, las polí­ticas y medidas de previsión que las autoridades adoptan, la decisión y voluntad polí­tica para ejecutarlas, la participación de la población y las prioridades y objetivos.

Mi percepción es que de manera limitada, asistencialista, tardí­a e irresponsable, es como se prevén, atienden, enfrentan y reparan las consecuencias de los desastres naturales en paí­ses como el nuestro, en Haití­ o en Estados Unidos. Todo lo contrario sucede en Cuba que con previsión, alto espí­ritu de solidaridad, organización y participación del pueblo e inmediata y oportunamente se atienden, enfrentan y restañan los daños y afectaciones.

En nuestro paí­s, la noche del jueves 22 de mayo torrenciales aguaceros ocasionaron inundaciones y deslaves en el municipio de Palí­n, departamento de Escuintla, con el resultado de 30 viviendas destruidas, 44 afectadas y 500 personas evacuadas. A la fecha, los damnificados están a la espera de que los daños sean reparados.

En el nororiente del territorio nacional, a partir del sábado 29 de julio, las fuertes lluvias que cayeron ocasionaron serios estragos en los 10 municipios de Zacapa. Afectaron a mil 38 familias, dejaron tramos carreteros destruidos, hundimientos y deslaves. La Unión fue el municipio que sufrió los mayores daños. A la fecha está considerado como zona de desastre y prácticamente inhabitable.

En ambos casos se repite la penosa situación de abandono en que están todaví­a las más de 700 familias de los cantones Panabaj, Panul y Pachicaj, en Santiago Atitlán, que resultaron damnificadas en octubre de 2005 a causa de la tormenta Stan. De la misma manera tengo entendido que siguen sin ser totalmente reparados los estragos dejados por el huracán Katrina que devastó Nueva Orleáns hace tres años. No serí­a de extrañar que lo mismo sucediera ahora en Haití­ cuyos estragos dejados por los huracanes Gustav e Ike, son cuantiosos y elevadas las pérdidas de vidas humanas y que algo parecido pueda ocurrir en Estados Unidos a raí­z del paso del huracán Ike. Esto no está sucediendo en Cuba, en donde los estragos son de lo más cuantiosos.

De acuerdo a la información oficial publicada en Granma de ayer, «la acción combinada de los huracanes Gustav e Ike […] la convierten sin duda alguna en la más devastadora en la historia de estos fenómenos meteorológicos en Cuba con relación a la magnitud de los daños ocasionados»

Las pérdidas se calculan en alrededor de 5,000 millones de dólares y uno de los impactos más letales fue en la vivienda, con más de 444 mil casas dañadas y de ellas 63 mil 249 con derrumbes totales. A estos daños se agregan los ocasionados a los tanques de almacenamiento de agua en los edificios, la infraestructura eléctrica, los cultivos, la avicultura, la producción industrial de alimentos, las fábricas, la radio, la televisión, las telecomunicaciones, los equipos de computación, televisores y videos, las instalaciones de salud, los centros educativos, los puertos, las ví­as de comunicación, el transporte de pasajeros, los campos deportivos. Nunca como ahora, Cuba ha sido devastada en su infraestructura económica, social y habitacional.

Ante tan dura y difí­cil prueba, lo que allá prevalece es la confianza en la capacidad de dejar atrás esta compleja situación y bajo la dirección del Partido Comunista se está logrando desarrollar el intenso y efectivo proceso de recuperación y restablecimiento del paí­s, con la convicción de que el deber es vencer. En esta titánica tarea, el hermano pueblo cubano cuenta con el acompañamiento solidario y fraternal de todos los pueblos del mundo.

Por mi parte, el dí­a de ayer me adherí­ a la campaña internacional que demanda del gobierno de Estados Unidos el levantamiento inmediato e incondicional del criminal bloqueo impuesto a Cuba. El llamamiento de los intelectuales y artistas cubanos, Con Cuba hoy, se puede encontrar en www.concubahoy.cult.cu y para secundarlo dirigirse a concubahoy@uneac.co.cu y concubahoy@cubarte.cult.cu o a Yamila Cohen yamp@min.cult.cu