Lo más importante siempre lo dejamos de lado


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Como ciudadano, padre de familia y ahora abuelo me sigue preocupando la baja calidad educativa que ha venido recibiendo nuestra niñez y juventud. Este tema debiera ser preocupación eterna para nuestra comunidad. ¿Por qué ese anhelo? Porque nuestros descendientes tienen el derecho de ser mejor preparados, para que puedan realizar cualquier operación aritmética y puedan leer, entender y asimilar todo tipo de enseñanza y no que a la hora de responder una sencilla pregunta, se queden viendo hacia el cielo para ver si de ahí les baja la respuesta. ¿Alguien duda que lo anterior debiera ser la prioridad principal en todos los gobiernos si deseamos progresar?

Francisco Cáceres Barrios
fracaceres@lahora.com.gt


A todos consta que la gran mayoría de nuestros maestros no están lo suficientemente preparados para impartir sus clases con niveles óptimos de calidad y cantidad, como también nadie puede discutir que los  primeros en recibir beneficios por tener mayores y mejores conocimientos serían ellos mismos. Por ello insisto en decir que cada día perdido en vanas y fútiles discusiones sobre el tema de la reforma magisterial después lo vamos a estar lamentando, cuando no es cosa del otro mundo ponerse de acuerdo en qué es lo que hay que hacer y poner manos a la obra.

    Todo parece indicar que la actual semana y las venideras volveremos a las andadas. De nuevo pedirán diálogo y negociación sobre la reforma magisterial. Volverá a citarse a la señora Ministra de Educación para que aclare dudas. Se utilizará el mismo caballito de batalla de la interpelación para seguir obstaculizando la labor legislativa que tanta falta le hace al país, mientras los estudiantes seguirán felices y contentos sin recibir clases y perdiendo el tiempo en manifestaciones o bochinches que lo único que causan es pérdida de tiempo, retraso y deterioro.

    ¿Por qué vivir repitiendo los errores de siempre? ¿Por qué no sugerir, recomendar o plantear cuestiones concretas para que tanto autoridades como maestros, estudiantes y el país en general progresen, se desarrollen y se desenvuelvan de mejor manera y así el país pueda algún día abandonar las tristes posiciones de retraso y deterioro que ha tenido siempre? Nuestros bajos índices educativos y formativos son conocidos en todo el mundo e incluso por la mayoría de chapines, ¿entonces cuál es el prurito de llevar la contraria para no salir del retroceso o del estancamiento? Creo que resulta innecesario repetir las pésimas calificaciones de los jóvenes que terminan sus estudios secundarios, como tampoco ninguno puede contradecir tan contundente evidencia de la urgente necesidad para que los profesores se gradúen mejor preparados y capacitados y así, sus alumnos, puedan también elevar su nivel de conocimientos o ¿existe alguna otra fórmula que logre el mismo objetivo? Es hora de tomar en cuenta que los tiempos no están para seguir con tanta politiquería, la diatriba y los bochinches, solo hay un camino para mejorar: ¡prepararnos mejor!