Lo deseable del Nuevo Año 2013


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Cuando se está a un paso de la transición del tiempo calendarizado, o sea de diciembre de un año que se va, a enero que viene, bullen las cábalas entre los humanos que se preocupan de lo que nos depara el futuro.

Cunden, entonces, el optimismo y el pesimismo.

Marco Tulio Trejo Paiz


Y es que las celebraciones de la Navidad y del Año Nuevo se prestan no sólo a la alegría, a lo positivo, sino también  al temor de lo que está por venir; es decir, a lo negativo.
   
Es aconsejable pensar lo bueno y no lo malo. A continuación, dejando de soslayo el preámbulo, expondremos lo que deseamos tanto para “nos”, en lo personal, como para el conglomerado social de nuestra convulsionada y casi anarquizada patria.

Deseamos, en primer lugar, que impere la paz verdadera y duradera, no como la que tiran de los cabellos los desprestigiados individuos entregados a la politiquería del partidismo electorero y efímero por excelencia…

Deseamos que haya trabajo justamente remunerado para todos nuestros compatriotas sin discriminación alguna respecto de su edad; sobre todo de su edad, recalcamos; de su apoliticidad, de su religiosidad, etcétera.

Deseamos que los politiqueros de la oposición, que respiran por las heridas al haber caído de bruces en la lona en el jaleo electoral, recuerden, para posibilitar que la vida nacional transcurra normalmente, que los intereses de Guatemala prevalecen ante todo y sobre todo.

    Deseamos que los religiosos que llevan la voz cantante y tronante en las ceremonias que se realizan en sus templos, prediquen con el ejemplo en cuanto al buen comportamiento, con lo cual les estarán brindando positiva ilustración y propiciando superación conductual a los creyentes, tan importante y necesaria en los días que vivimos.

               Deseamos que las organizaciones en general, principalmente las de  obreros y campesinas, así como de los educadores, moderen sus acciones y respeten la ley y a la autoridad constituida para que merezcan respeto; que se abstengan de agredir y de todo acto de violencia contra las fuerzas de seguridad civiles y militares para que no se repitan hechos lamentables como los ocurridos hace poco en el occidente del país.

Deseamos que vaya desapareciendo ya la repugnante y nociva corrupción en el aparato burocrático, en el sector empresarial privado y en el seno de la sociedad toda.

Deseamos que dé buenos resultados la lucha contra las drogas que envenenan y convierten en delincuentes peligrosos a niños, adolescentes, jóvenes y aun a muchos adultos. Los drogadictos se embrutecen, se tornan inconscientes; son capaces de agredir a sus semejantes, incluso a sus seres queridos del hogar. Mueren si no se someten a un adecuado tratamiento médico.

Deseamos que los famosos servicios de energía eléctrica, de agua potable, entre otros que son imprescindibles o necesarios en estos tiempos tan cambiantes y problemáticos, sean prestados honradamente, no arbitrariamente con voracidad como está aconteciendo abusivamente cada mes, gracias a la privatización y a la indiferencia del gobierno que no exige dinamismo, celo, de sus entes sufragáneos.

Deseamos que nuestros compatriotas; niños y sus progenitoras, en especial, no sigan rumiando pobreza, sino que se les dé ayuda en la forma que demandan las circunstancias.
   
Disculpen, apreciables lectores, que nos hayamos extendido un poco para expresar nuestros deseos sobre lo que puede ofrecernos el nuevo año 2013, pero queríamos volcar aquí algo de lo mucho que anhelamos en bien de nuestro querido terruño y de su pueblo.
    Formulamos votos, finalmente, porque todos nuestros compatriotas y los ciudadanos de otras latitudes que viven en este sacro suelo centroamericano, hayan tenido feliz Navidad y que lo mismo hayan de tener en el 2013. ¡Que Dios nos bendiga!