Si alguien todavía guardaba la ilusión de que su candidato cambiaría la situación de nuestra Guatemala, creo que pueden desde ya irla descartando como futuro inmediato. Para ello harían falta no solamente mano dura, sino muchos, pero muchos blanquillos. Y este definitivamente no es el caso. Si no, pueden referirse a las serpenteantes respuestas dadas por los dos candidatos a la segunda vuelta a los dueños de Guatemala en su Encuentro Nacional de Empresarios.
En ellas no sólo, (según Prensa Libre) se nota la debilidad de un Colom cuando asegura al responder a la invitación que le hace su adversario de gobernar en conjunto, que «van a trabajar, haciendo una buena oposición», haciéndole falta esa absoluta convicción de triunfo que expresara el Che en su ya legendario grito de guerra: «Hasta la Victoria siempre». Expresa Colom, además, acerca de su plan de trabajo que «han desarrollado un plan integral para «continuar con la estabilidad económica?y que se puede (sin dar la calidad de afirmación) dar prioridad a la reducción de la pobreza».
Por el otro lado el General Pérez Molina ofreció «mil millones al año en captaciones de inversiones extranjeras», sin que aclarara si esas inversiones vendrán al país bajo las mismas leyes entreguistas que nos legara el conquistador «Don Pedro» Arzú, quien ha permitido el saqueo de nuestros recursos naturales, sin que el beneficio llegue a otro lugar más que a sus bolsillos y a los de su clan. Y se sacó de la manga un as, o de astucia o de servilismo: ¡Darle vida a los Acuerdos que contiene el Plan Visión de País! Buena derecha dura ofrece el General.
Por su parte, los mandamases de la parcela guatemalteca solicitaron a los complacientes candidatos: «Evitar los discursos populistas», demostrando con ello el temor que tiene a las demandas de un pueblo cada vez más empobrecido. Utilizar adecuadamente los recursos y evitar la corrupción», como sino fueran ellos, precisamente, los más corruptos y los que evaden constantemente el pago de sus impuestos. Revisión del Instituto de Seguridad Social: ¡Cómo se les derrama la baba por caerle al único recurso que posee el trabajador guatemalteco para garantizar un, por malo que lo hayan vuelto, servicio de salud! No quisieron decir por su nombre que privaticen al IGSS…
Para la parte del pueblo de Guatemala que alcanza a comprender el verdadero significado de las palabras de los candidatos, es suficiente el botón de muestra que nos enviaron en su mensaje. ¡Otros cuatro años de saqueo de inversores extranjeros que mantendrán el saqueo sobre los recursos naturales que pertenecen al pueblo, pero que no reciben el beneficio correspondiente! Otros cuatro años de las mismas políticas económicas, mismas que han mantenido un empobrecimiento constante de la mayoría de la población. Otros cuatro años permitiendo que los procónsules de turno se enriquezcan a costillas de esa pobreza cada vez más extensa. Otros cuatro años sin escuchar el clamor de un pueblo que exige justicia.
Otros cuatro años que sumados a los 515 (solo brevemente interrumpidos por la década revolucionaria), nos haría llegar hasta los 509 años de gobierno de los cacifes, aún cuando a lo largo del camino hayan utilizado nombres y disfraces diferentes. Pero que mantienen el común denominador de su voracidad para explotar a este país.
Solamente se mantiene una incógnita, que parece ser es la que les preocupa cuando demandan el «evitar discursos populistas» y que responde directamente a la capacidad de organización, de protesta y de exigencia de las organizaciones populares al mantenimiento de las políticas neoliberales globalizadotas que son, al final de cuentas, las verdaderas responsables del estado del país. ¿Llegaremos al 509?…! Guatemalteco, tú tienes la respuesta!