El general Philippe Rondot, leyenda del espionaje francés y testigo clave del caso Clearstream, una maquinación política de la cual es acusado Dominique de Villepin, afirmó el lunes que el nombre de Nicolas Sarkozy fue mencionado desde el comienzo delante del ex jefe de gobierno.
Villepin, el principal de los cinco acusados en este juicio que el lunes entró en su tercera semana ante el tribunal correccional de París, siempre negó que el nombre de Sarkozy hubiese sido mencionado en una reunión que el 9 de enero de 2004 mantuvo con Rondot y con el ex vicepresidente del consorcio aeronáutico europeo EADS, Jean Louis Gergorin, otro de los acusados.
En esa reunión, Villepin «recuerda primero las consignas de la lucha anticorrupción» que son competencia del presidente de la República, dijo Rondot, cuyas anotaciones fueron el centro de la instrucción.
«Efectivamente el nombre de Nicolas Sarkozy fue citado por unos o por otros. Efectivamente, Jean Louis Gergorin, habló de una cuenta sobre un tal Bocsa, vinculándola a Nicolas Sarkozy. Lo anoto sin entender», dijo Rondot.
El general Rondot, que en 1994 detuvo en Sudán al terrorista venezolano Illich Ramírez Sánchez, alias «Carlos» o «El chacal», investigó entre 2003 y 2004 el caso Clearstream a pedido del ministerio de Defensa y de Villepin.
El caso Clearstream es una supuesta maquinación política urdida para frenar la carrera hacia la presidencia, en las elecciones de 2007, de su enemigo jurado y actual jefe del Estado, Nicolas Sarkozy, cuyo nombre apareció en unos listados falsos de cuentas ocultas en la sociedad de compensación financiera luxemburguesa Clearstream.
Sarkozy es parte querellante en este proceso.
Rondot, que entonces era consejero de inteligencia y operaciones especiales, reconoció haber caído en una trampa pero dijo que no por ello era un tonto.
Tras insistir en que «soy un oficial de inteligencia al servicio del Estado», el general Rondot, de 73 años, se refirió al entonces presidente francés Jacques Chirac (1995-2007).
«Siempre he estado convencido de que (esta investigación) había sido ordenada por el jefe del Estado, si no, no lo habría hecho», sostuvo, contrariamente a lo que afirmó Villepin la semana pasada.
«Nunca hubo una instrucción presidencial en el caso Clearstream y nunca transmití instrucciones de Jacques Chirac», había afirmado Villepin.
«En Francia, los militares no tienen una extraordinaria reputación, pero no por ello tengo el coeficiente intelectual de una almeja. Actué como un oficial de inteligencia», sostuvo el militar ante el tribunal.
«No soy un electrón libre», afirmó Rondot, antes de lamentar haber sido «usado» por Villepin, por Gergorin y por el matemático franco-libanés Imad Lahoud, supuesto falsificador de las listas que lo contactó asegurándole que tenía información sobre la red de financiación de Al Qaida y que se había reunido varias veces con Osama Bin Laden.
También aseguró que Villepin lo llamó por teléfono para decirle que había que liberar a Lahud, entonces detenido por un caso de estafa.
«Primero me habló de (los atentados) de Madrid y me sorprendió y luego de Imad Lahoud y me dijo: «hay que liberarlo»».
Villepin afirma que no conocía a Lahud.
El testimonio de Rondot podría complicar la defensa de Villepin, acusado, entre otros cargos, de «complicidad en denuncia calumniosa». El ex primer ministro podría ser condenado a cinco años de cárcel, diez años de inelegibilidad y 375.000 euros de multa. Pero una condena, sobre todo, supondría el fin de su carrera política.