A siete ascendió el número de personas muertas que viajaban en un bus extraurbano de la Ruta Quetzal, que fue atacado ayer en la zona 7, por una mujer que abordó la unidad con una mochila donde llevaba una bomba incendiaria.
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En la Calzada San Juan y 37 avenida de la referida zona, murieron cinco personas, tres de ellas familiares: Alicia Zacaría Pérez, de 31 años; Nury Paola Cac Zacarías, 3 y Gerson Daniel Cac Zacarías, 11; así como Gladys Ordóñez Corado, 36 y Ambrosio Vásquez Xiquin, 48, las últimas dos víctimas fueron identificadas hasta esta mañana, ayer permanecían como equis equis.
Mientras que en el hospital Roosevelt murieron Dora Aracely Franco, 57 y Rigoberto Emilio García, 69. Entre las 18 personas ingresadas ayer a distintos centros asistenciales, estaban los dos fallecidos.
José Arriola, médico del hospital Roosevelt, informó que las víctimas que permanecen en ese nosocomio -4-, dos se encuentran en estado grave.
Entre los residentes de ese nosocomio destacan Jorge Enrique Cac Zacarías, de 13, familiar de las primeras tres víctimas mortales y Feliciano Pixtún, 52, quien regresaba de predicar en la Plaza de la Constitución y quien relató con esfuerzo su experiencia en la unidad de transporte.
«El bus se conducía para Ciudad Quetzal, lo abordamos en El Trébol, pero resulta que en El Trébol una dama también lo abordó, por el Federico Mora, esa dama se bajó del bus queriendo dar el dinero (del pasaje) al piloto, pero como él estaba ocupado el ayudante lo auxilió para recibir el dinero, ella se bajó nerviosa, muy nerviosa, dejó una mochila, después explotó. Yo fui expulsado (por el retumbo) y caí, tengo una abertura interna», afirma Feliciano Pixtún.
Unidades de la Policía Nacional Civil (PNC) han iniciado con la investigación del atentado, se cree que los victimarios forman parte de la clica Little Pshyco Criminal, de la Mara 18, que opera en San José Las Rosas, El Milagro, Carolingia, Lo de Bran y San Ignacio. Esa célula criminal es dirigida por un pandillero que opera desde el Sector 11 del Preventivo, sin embargo, aún es información preeliminar, indican.
Para constatar los datos se realizan diez allanamientos en la colonia El Milagro, zona 6 de Mixco, donde el Ministerio Público (MP) aún interroga a tres presuntos victimarios, entre ellos una menor de edad.
Por su parte, Gamaliel Chin, presidente de la Asociación de Transporte Extraurbano de Rutas Cortas, indicó haber alertado a las autoridades del MP, pues los buscó desde hace varias semanas para evitar ataques violentos, pues esa ruta era extorsionada, sin embargo, nadie atendió su solicitud.
Claudia Paz, titular del Ministerio Público (MP), se abstuvo de informar sobre las investigaciones iniciadas ayer por el atentado, con un explosivo, que fue objetivo un bus extraurbano de las Rutas Quetzal, sin embargo, aclaró que las acciones de esa instancia siempre son posteriores a los hechos.
En el marco de las declaraciones de Gamaliel Chin, de la Gremial de Transportistas de Rutas Cortas, responsabilizó al MP por el atentado; Paz refirió que no le compete a esa instancia la prevención de los delitos y que, actualmente, está en proceso una investigación por ese crimen que cobró la vida de siete personas ayer.
La Fiscal General declaró: «La prevención y la seguridad pública no es responsabilidad nuestra, sino esclarecer los casos, pero yo no quiero entrar en eso porque no es oportuno», también agregó: «Estamos haciendo investigaciones que yo misma podría entorpecer si doy declaraciones».
Gloria Porras, secretaria general del Ministerio Público, explicó esta mañana que se han identificado al menos veinte clicas de grupos juveniles que podrían estar involucradas en los atentados en contra de los buses, tal como el ocurrido ayer.
Aunque señaló que el caso está bajo reserva y no se pueden dar mayores detalles, Porras informó que por la tarde se podrían dar más informes de las investigaciones y que como hipótesis preliminar se involucra a grupos de pandilleros que piden extorsión en ese sector.
Esta mañana se reunieron los fiscales del crimen organizado y delitos contra la vida para confirmar al grupo al que se le vincula el hecho sangriento.