Llanto por restauración de Jesús


FOTO LA HORA: EITAN ABRAMOVICH

Vecinos de Santa Ana, cerca de Antigua Guatemala, rezan ante la imagen de Jesús Nazareno.» title=»FOTO LA HORA: EITAN ABRAMOVICH

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<p>Entre lágrimas, oraciones y repiques de campanas, devotos de una humilde aldea despidieron la imagen consagrada de Jesús Nazareno de la primera ermita edificada por los españoles en Guatemala para hacerle una restauración, tras casi 470 años de veneración.</p>
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El dolor y sufrimiento entre los feligreses se plasma en el llanto cuando ven salir del atrio de la iglesia de la aldea Santa Ana la imagen de Jesús con su túnica blanca y bordados con hilos de oro, pues estará ausente ocho meses mientras reparan los pies y otras partes de madera que han sucumbido al tiempo.

«Me va hacer mucha falta, me deja un gran vací­o», confesó sin poder contener las lágrimas la octogenaria Marí­a Felipa Ramos, pues por primera vez tendrá que rezar y escuchar misa los domingos sin la presencia de la representación de Jesús Nazareno, que data aproximadamente desde 1540.

Contrario a la majestuosa anda que recorre las calles empedradas de la turí­stica Antigua Guatemala para la Cuaresma, según el calendario católico, la efigie de 1,65 metros fue colocada en la parte trasera de un vehí­culo de mudanza por miembros de la Hermandad de Jesús de Santa Ana.

Sin embargo, decenas de feligreses acompañaron a pie el vehí­culo por unos dos kilómetros de calles empedradas hasta el Consejo Nacional para la Protección de Antigua Guatemala, el ente encargado de restaurar el sí­mbolo de la aldea.

Según los historiadores, en este humilde poblado se edificó la primera ermita sobre el Valle de Panchoy (Antigua Guatemala), que en 1543 se constituyó en la Ciudad de Santiago de los Caballeros, floreciente capital del entonces Reino de Guatemala, el cual comprendí­a toda Centroamérica.

Por ello, el sí­mbolo de Jesús también puede ser uno de los primeros venerados por los conquistadores en esta región, aunque el presidente de la Hermandad, Sergio Contreras, afirma que el mismo no fue traí­do de España sino esculpido por un artista indí­gena maya kaqchikel guatemalteco.

De acuerdo con Contreras, la restauración garantizará la vida por otro siglo a la venerada imagen de esta aldea, ubicada a unos 50 km al suroeste de la capital guatemalteca.

«Te estaremos esperando, primeramente Dios en febrero, con los brazos abiertos y con todo el corazón», auguró Roselia en la última plegaria ante la imagen de Jesús Nazareno de la Dulce Mirada antes de ser entregado a los miembros del Consejo.

«Para nosotros es de mucha tristeza y dolor, es como darle el último adiós a un familiar muy querido, pero en esta ocasión sabemos que va a regresar y lo vamos a estar esperando con mucho gozo», dijo Cristóbal Garcí­a, mientras se despedí­a de la sede del Consejo.

«Nos hará mucha falta en la iglesia, pero sabemos que es para el bien del Señor», afirmó el sacristán de la ermita, Martí­n Santos, quien llegó a la aldea en 1954 y desde esa fecha se ha dedicado al cuidado del templo.

En esa aldea también tuvo su lugar de retiro espiritual el primer santo centroamericano, el Hermano Pedro de San José de Betancour, quien tení­a muy cerca de allí­ un hospital para atender a enfermos desvalidos.

El Hermano Pedro fue elevado canonizado en julio de 2002 por el entonces papa Juan Pablo II en su tercera y última visita a Guatemala.

«La importancia de la Aldea Santa Ana en el Valle de Panchoy estriba en que su fundación es previa al traslado de la ciudad de Santiago a dicho lugar», afirmó el historiador Celso Lara.

«En esta aldea estuvieron asentados los indí­genas tlaxcaltecas que Pedro de Alvarado habí­a traí­do a Guatemala en la época de la Conquista. Probablemente su fundación data entre 1525 y 1527. No hay dato exacto», lamentó.