Benedicto XVI asistía hoy por la mañana a una liturgia bizantina oficiada en Estambul por el patriarca ortodoxo Bartolomeo I, con quien firmará una declaración que se anuncia decisiva para un acercamiento de las Iglesias católica y ortodoxa.
Aparte de este documento, cuyo contenido genera gran expectación, el Papa tiene previstas dos visitas por la tarde, a Santa Sofía y a la Mezquita Azul, de menos calado teológico pero de máxima dificultad diplomática, pues tanto pueden afianzar sus relaciones con el islam, como dar al traste con los aparentes avances logrados desde el inicio de esta visita a tierras musulmanas.
Abrigado con un camauro (una capa roja ribeteada de piel de armiño), que vestía sobre una sotana blanca, el Sumo Pontífice fue acogido en el umbral de la iluminada iglesia de San Jorge por Bartolomeo I, quien llevaba una tiara engastada con pedrería.
Debido a las divergencias teológicas entre católicos y ortodoxos, el Papa no participa en la misa, celebrada por la fiesta de San Andrés, patrono de ese patriarcado, que se celebra el 30 de noviembre.
Una vez finalizada la celebración, el Papa pronunciará un discurso y, acto seguido, firmará la declaración conjunta.
Teniendo en cuenta la importancia que el Papa alemán otorga al impulso del diálogo para la unidad de las iglesias cristianas, esta declaración es el acto más significativo del apartado ecuménico de su viaje a Turquía, que concluirá el viernes.
La Iglesia cristiana formaba una sola pieza indivisible hasta que en el año 1054 surgió el cisma de Oriente, por el cual se desmembró en dos unidades: por un lado los ortodoxos o bizantinos y, por otro, los católicos o latinos.
En las últimas décadas no han faltado intentos de reconciliación, unos más tímidos que otros, pero ninguno permitió superar las desavenencias.
Por la tarde, el Sumo Pontífice acudirá al museo de Santa Sofía, una ex basílica bizantina que también fue mezquita. Es el acto más delicado de su programa, debido a que los islamistas estiman que los cristianos quieren reapropiarse del lugar.
La semana pasada, varios militantes islámicos nacionalistas irrumpieron en Santa Sofía para recitar sus oraciones vespertinas antes de ser evacuados por la policía.
El Santo Padre visitará asimismo la cercana mezquita de Sultanahmet, más conocida por el nombre de la Mezquita Azul, por el color de sus azulejos, casi tres meses después del episodio de Ratisbona, en Alemania, donde pronunció un discurso que relacionaba implícitamente al islam con la violencia.
Benedicto XVI se convertirá en el segundo Papa que visita una mezquita, después de Juan Pablo II, quien recitó una oración en la de los Omeyas de Damasco, en 2001.
El pasado domingo, unos 15 mil opositores al viaje papal participaron en una manifestación convocada por un partido islamista en Estambul, una ciudad de unos 12 millones de habitantes.
Para este jueves por la mañana están previstas otras dos protestas: una convocada por un grupúsculo nacionalista de izquierda cerca del patriarcado y otra organizada por un partido islamo-nacionalista en las inmediaciones de Santa Sofía.
Tras las dos visitas problemáticas, el Papa se dirigirá a la Catedral Armenia Apostólica, donde mantendrá una reunión con el patriarca Mesrob II.
Luego tiene programados encuentros con el Metropolita siro-ortodoxo y el Gran Rabino de Turquía. Finalmente se reunirá y cenará con los miembros de la Conferencia Episcopal católica del país.
El Papa Benedicto XVI recalcó hoy en Estambul la importancia de los «valores cristianos de Europa», dos días después de haber apoyado la candidatura de Turquía, de mayoría musulmana, a su adhesión a la Unión Europea.
El Papa invitó a todos los cristianos «a renovar la conciencia de Europa en sus raíces, sus tradiciones y sus valores cristianos, y a devolverles una nueva vitalidad».
El jefe de la Iglesia católica hizo estas declaraciones al final de una liturgia ortodoxa celebrada en Estambul por el patriarca ecuménico Bartolomeo I en la iglesia de San Jorge de Fanar, sede del patriarcado.
Protesta
Varias decenas de personas salieron a las calles hoy para protestar contra la visita del papa Benedicto XVI en Estambul, última etapa de su viaje en Turquía.
Mientras el Papa cumple su ajetreado programa, Estambul registra unos embotellamientos kilométricos que han sembrado el caos en el tráfico rodado.
Quince militantes de izquierda se manifestaron en la ribera meridional del ’Cuerno de Oro’, cerca de la sede del patriarcado ortodoxo griego, cuando el Papa asistía a una misa ortodoxa y conversaba con el patriarca ecuménico Bartolomeo I.
Los círculos islamistas y nacionalistas turcos consideran la visita papal como un intento de alianza cristiana contra el islam.
«Turquía no será una colonia», proclamaba una banderola. «Papa toma tu Tayyip y lárgate», se leía en otra pancarta, acompañada por una fotografía de Benedicto XVI y del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan. Esta última hacía probablemente alusión a la acogida que Erdogan dio al Papa el martes en Ankara.
En la histórica plaza de Beyazit, unos cincuenta militantes de una pequeña formación islamo-nacionalista arremetieron contra la visita que Benedicto XVI tiene prevista esta tarde en el museo de Santa Sofía, una ex basílica bizantina que también fue mezquita.
«Alá Akbar (Alá es grande)», gritó la muchedumbre bajo la atenta mirada de cientos de policías antidisturbios y de una horda de periodistas.
«Aya Sofya (Hagia Sofia) es turca y lo seguirá siendo», «Aya Sofya es una mezquita desde 1453», proclamaban las banderolas.
Los islamistas turcos estiman que la visita papal muestra la intención de los cristianos de convertir el museo en iglesia.
La policía no da abasto con las medidas de seguridad instauradas con motivo de la llegada del Papa a Estambul, ciudad de 12 millones de habitantes que alberga numerosos grupúsculos clandestinos.
Niegan título
Turquía declaró hoy que no tiene intención alguna de reconocer oficialmente el título «ecuménico» (universal) que ostenta el patriarca ortodoxo griego de Constantinopla, Bartolomeo I.
Preguntado en una conferencia de prensa sobre esta cuestión, fuente de polémica, el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, Namik Tan, indicó que el «patriarcado es una institución turca y así es como la consideran nuestras leyes».
«Hemos proclamado ante el mundo entero que no reconocemos el título ecuménico», dijo mientras el papa Benedicto XVI conversaba en Estambul con el patriarca en el marco de su visita a Turquía.
Las autoridades turcas prohíben al patriarca el uso del título ecuménico, lo que en la práctica le impide desempeñar papel político y administrativo.