Listo plan para rescatar a Grecia


Después de dos meses de arduas negociaciones, la Eurozona concluyó el domingo los detalles de un plan para ayudar a Grecia a salir de su crisis financiera, comprometiéndose a prestarle hasta 30.000 millones de euros el primer año, una suma que será complementada por el FMI.


Tras una videoconferencia convocada de urgencia entre los 16 ministros de Finanzas de la zona euro, su jefe de fila, Jean-Claude Juncker, anunció en Bruselas que «todos» los paí­ses miembros «participarán» financieramente en este plan, que será activado «cuando» sea necesario para un periodo de tres años.

«El monto total que asumirán los Estados para el primer año», bajo forma de préstamos bilaterales, «se elevará a 30 mil millones de euros (40 mil millones de dólares), una cifra que debe ser completada y cofinanciada por el Fondo Monetario Internacional (FMI)», explicó el luxemburgués.

Pese a que Juncker no especificó cuál será la aportación del FMI, todo apunta que ésta podrí­a representar unos 15.000 millones de euros (20 mil millones de dólares) para el primer año, que equivaldrí­a a un tercio de la ayuda total.

«Los montos para los años siguientes serán determinados ulteriormente, en función de la evolución de la situación financiera de Grecia», afirmó Juncker.

La ayuda europea será prestada por otro lado a una tasa de interés de alrededor del 5%, es decir, por debajo del nivel que Atenas paga ahora por el dinero que toma prestado de los mercados, superior al 7%, pero por encima de la media europea, para evitar dar la impresión de estar regalando dinero a Atenas.

Grecia atraviesa una crisis financiera sin precedentes, que ha suscitado un gran nerviosismo en los mercados y puesto en entredicho la fortaleza de la Eurozona, de la que el paí­s helénico forma parte.

Los lí­deres de la Eurozona ya habí­an aprobado a fines de marzo las lí­neas generales de un plan de ayuda, basado en préstamos bilaterales combinados con un apoyo financiero del FMI.

El plan, inédito para la zona euro, fue diseñado para ser utilizado como «último recurso», es decir, en caso de que Grecia se viera ante la imposibilidad de seguir financiándose a partir de los mercados.

Pero el deterioro de la situación de las finanzas públicas de Atenas, cuya nota sobre su deuda a largo plazo fue rebajada nuevamente el viernes por la agencia de calificación Fitch, puso bajo presión a la Eurozona para que concretara las modalidades del acuerdo en vistas a una aplicación inmediata.

«Ahora ya estamos operacionales en caso de que el mecanismo deba ser activado», afirmó Juncker, recalcando que esa decisión todaví­a no se ha tomado, a la espera de que Atenas así­ lo solicite.

A partir del lunes, las instituciones europeas, entre éstas el Banco Central Europeo (BCE), empezarán a trabajar con el FMI y las autoridades griegas para finalizar las modalidades del acuerdo.

Pero el ministro griego de Finanzas, George Papaconstantinou, pese a juzgar de «muy importante» el compromiso de la Eurozona, insistió en que su gobierno confí­a en poder salir del atolladero financiero con sus propios medios.

«Creemos que podremos continuar tomando prestado de los mercados», subrayó.

Su opinión contrasta con la de muchos analistas, que cada vez estiman más probable que Atenas se vea pronto forzada a pedir la ayuda de sus socios.

Su déficit público para 2009 se colocó, según las peores previsiones adelantadas por la prensa nacional, en el 14,3% del Producto Interior Bruto (PIB), mientras que su deuda tiene el peso descomunal de 300 mil millones de euros (400 mil millones de dólares).