Los voluntarios usaban guantes de látex, muchos de ellos temerosos de tocar el agua, mientras escarbaban entre los mangles en una laguna en las afueras de la capital puertorriqueña.
Recogieron neumáticos viejos de a decenas, cientos de botellas de plástico. Encontraron redes de pescadores, un viejo inodoro y bolsas con materiales médicos que parecían contener plasma.
«En los últimos 20 años, la cantidad de basura que ha habido aquí es algo increíble», expresó José Aponte, quien ayudó a coordinar la limpieza a través de una organización local sin fines de lucro llamada Pesca, Playa y Ambiente.
Más de 5.700 kilos (12.600 libras) de basura fueron extraídos en unas pocas horas del estuario de la Bahía de San Juan una mañana en un fin de semana reciente, prueba de la magnitud del problema, pero al mismo tiempo tal vez un indicio de que las cosas pueden estar mejorando. El gobierno de Alejandro García Padilla le da prioridad a la recuperación de este pantano urbano, que sigue siendo un hábitat vital y donde abunda el sábalo a pesar de la contaminación. El objetivo es no solo preservar el medio ambiente sino también atraer turistas, cuyo dinero es importante para esta isla.
La limpieza del estuario implica primero excavar una masa sólida de basura acumulada que bloquea el ingreso al Canal Martín Peña e interrumpe el flujo natural de agua hacia el océano. El proyecto, con un costo de 600 millones de dólares, tomaría casi cuatro años, pero las autoridades creen que transformará una red de lagunas y riachuelos.
«Se espera que esto se convierta en un fisheries hotspot (importante centro de pesca) del Caribe», manifestó Lyvia Rodríguez, directora ejecutiva de un organismo público creado para apuntalar el proyecto.
La empresa estatal de aguas y alcantarillado se comprometió a aportar 120 millones de dólares para la iniciativa y Rodríguez dijo que las autoridades están tratando de conseguir el resto de los fondos, algo que no será fácil en una isla que encara su octavo año de recesión. El gobierno no ha dicho si va a contribuir.
Mientras sigue la búsqueda de fondos, organizaciones sin fines de lucro llevan a cabo sus propias limpiezas en ciertas áreas del estuario, que está rodeado por un laberinto de mangles que ofrecen refugio y sombra a decenas de especies de pájaros. Más allá, pelicanos hunden sus picos en el agua en busca de presas y la gente sigue pescando a pesar de los carteles que advierten sobre riesgos para la salud.
Mario Núñez, quien se crió a un lado del Canal Martín Peña, dijo que en la década de 1970 él y sus vecinos cruzaban el estuario en bote para ir de compras y pagaban unos diez centavos de dólar por el viaje.
«Ahora podemos cruzar de un lado a otro… Caminamos encima de la basura», declaró el líder comunitario. «La degradación ambiental ha sido bien significativa».
Hay tanta basura acumulada que algunas secciones del canal que antes tenían 122 metros (400 pies) de ancho se han reducido a un metro (tres pies).
El Estuario de San Juan se extiende a lo largo de ocho municipalidades e incluye el canal, cinco lagunas y la pintoresca Bahía de San Juan, que es atravesada por cruceros que se dirigen a la parte colonial de la capital. Oficialmente cuenta con 160 especies de aves, 300 tipos de plantas y 124 tipos de peces.
La expansión urbana ha contaminado buena parte del estuario, con grandes cantidades de sedimento y de algas que matan peces. La basura que obstruye el Canal Martín Peña hace que haya una sola salida al océano y corta el flujo natural de las mareas que podrían llevarse desperdicios y otras formas de contaminación.
«Urge el dragado del Martín Peña… Es como tener una arteria del corazón tapada», afirmó Javier Laureano, director del Programa del Estuario de la Bahía de San Juan, una organización sin fines de lucro.
El Canal Martín Peña, de seis kilómetros (cuatro millas), tuvo alguna vez una segunda salida, pero los desperdicios la han bloqueado y restringen el flujo de agua, lo que afecta la salinidad de una laguna vecina y acaba con la vida silvestre.
El estuario comenzó a deteriorarse con la llegada de migrantes del campo que se radicaron en San Juan a mediados del 1900. Se comenzaron a construir viviendas al borde del estuario, que a menudo no estaban conectadas con la red de desagüe.
Núñez recuerda que la gente consideraba que el canal era un estorbo porque atraía mosquitos portadores de dengue. Dice que el gobierno a menudo descargaba escombros de la construcción y neumáticos viejos cerca del canal, que la gente usaba para construir viviendas.
«No había concientización ambiental», señaló. «Era más fácil abrir la ventana de la cocina y tirar los desechos que caminar a la calle principal a botarla».
Este año, la Autoridad de Aguas y Alcantarillados conectó unas mil viviendas a servicios vecinos, pero todavía circulan muchas aguas residuales.
El gobernador alentó las esperanzas de que el estuario pueda ser salvado cuando firmó hace poco una orden ejecutiva para crear una comisión encargada de supervisar el proyecto de dragado, que ha recibido un apoyo generalizado de parte de la dividida legislatura y de la mayoría de los puertorriqueños.
Rodríguez dijo que la entidad que preside se propone comenzar el dragado en el 2016, en tanto que la empresa de aguas y alcantarillados se comprometió a construir un sistema de desagüe para algunas de las 26 mil personas que viven cerca del estuario.
A pesar del reto que significa conseguir los fondos para la limpieza, hay un aire de optimismo. Ya se ha limpiado una parte del estuario conocida como Laguna Condado, que alguna vez fue considerada un verdadero sumidero y que ahora alberga competencias de Ironman.
«Este problema es creado por el hombre», dijo Guy Harvery, biólogo marino y artista que reproduce la visa silvestre que visitó Puerto Rico a fines de octubre para ayudar a revivir una de las lagunas. «Podemos resolver esto fácilmente con un poco de ideas y de astucia».
El proyecto, con un costo de 600 millones de dólares, tomaría casi cuatro años, pero las autoridades creen que transformará una red de lagunas y riachuelos.
«Este problema es creado por el hombre» – Guy Harvery. «Podemos resolver esto fácilmente con un poco de ideas y de astucia».