La cantante mexicana Lila Downs, auténtica voz de la realidad bicultural de su tierra con Estados Unidos, se sacó «los chamucos» (diablos) de una mala racha y regresó con «Ojo de Culebra», un disco rico en novedades rítmicas que la subirá a tarimas de mundos lejanos.
«Bebí bastante para sacarme los chamucos, los diablos, había mucha tristeza adentro, y más o menos hace más de un año empecé a investigar y hacer este disco», dijo en entrevista Lila Downs, nominada por este trabajo a la pasada edición de los Grammy estadounidenses como mejor álbum World Music.
Entre los 16 temas de «Ojo de Culebra», la cantante que llegó al gran público gracias al éxito de la banda sonora «Burn It Blue» de la película «Frida» (2002), destacan algunos dúos que llaman tanto la atención como su cabellera suelta después de años ostentado trenzas largas azabache con coloridos trajes de Oaxaca.
«Hubo varios motivos para este cambio. No todo va junto, así como lo planean en las multicorporaciones», dijo la cantante tras agregar: «Y es que también me depilé las cejas».
«La cuestión personal es que me he transformado porque pasé un momento muy crítico en mi vida, casi perdí mi voz por un problema de salud que tenía que ver con lo emocional y me fui a una curandera y me dio unas hierbas y me las tomé como por seis meses, sané, volvió mi voz y me volví como renovada», relató la intérprete, que tiene más de 11 discos en su carrera.
«También me depilé las cejas. Creo que me sentía más hombre antes, obviamente siempre por la referencia natural de Frida, y creo que uno también se cansa un poco de siempre estar comparado con algo y creo que es un poco mi sombra», apuntó la artista que luce mucho más sensual.
Downs se presentará el viernes en Nueva York, seguirá luego la primera semana de abril a San Francisco y Los íngeles (California) y en mayo saltará el Atlántico para presentarse en Barcelona, San Sebastián, Madrid, Atenas, «muchas presentaciones en Francia», luego Suiza, Macedonia, Grecia, Eslovenia «y hasta Serbia», apuntó con una voz que suena más que sana.
Como en una caja de Pandora, el tema que da nombre al disco «Ojo de Culebra» es una mezcla de cumbia con sonidos mexicanos y un toque de flamenco en voz de La Mari, la vocalista de Chambao, luego salta una contagiosa música de banda con «Perro negro» al lado de Ixaya Mazatzin Tleyotl, el último nombre artístico de Rubén Albarrán, cantante de Café Tacuba, y entre otros dúos, destaca también «Tierra Luz», junto a su admirada Mercedes Sosa.
«Esos dúos llegaron por amigos, porque nos conocían, porque sabían de mi admiración por ejemplo en el caso de Mercedes, y luego la llamé y le conté un poco mi historia, de como yo venía de una etnia que viene mucho a trabajar a los Estados Unidos de inmigrantes y ese tema con ella «Tierra luz» se lo dediqué a Oaxaca», dijo.
La biografía de Lila Downs es tan interesante como su propuesta artística, al ser hija de una «mujer indígena mixteca de San Miguel el grande y de un cineasta norteamericano de Colorado».
«Fui a la escuela en Tlaxiaco Oaxaca y St. Paul, Minnesota (norte). En Oaxaca empecé a estudiar voz en bellas artes. Estudié voz y antropología en la Universidad de Minnesota y estudié el simbolismo de los textiles tejidos por las mujeres de la nación trique en la región de la mixteca, Oaxaca».
«Dejé por un tiempo la sociedad y empecé a escribir canciones acerca de los migrantes mixtecos que van a Estados Unidos a trabajar en los campos y en las cocinas», dice Downs en su sitio web, donde resume así una vida estrenada en 1968, que hoy en día reside tres meses del año en Oaxaca y el resto entre Ciudad de México y Nueva York «y obviamente girando mucho».
Activista de su pueblo, de las causas más difíciles de las mujeres oprimidas de Oaxaca, de los inmigrantes mexicanos que cruzan a trabajar a Estados Unidos, Downs está segura de que estamos viviendo un momento de depuración «de un sistema hipócrita».
Lila Downs
cantante mexicana