Lí­deres religiosos se movilizan


Los israelí­es esperan para ser examinados por los doctores en el aeropuerto Ben Gurion, cerca de Tel-Aviv.

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<p>Suprimir los apretones de manos, dejar de compartir el cáliz o no llenar las pilas de agua bendita: los lí­deres religiosos de Gran Bretaña, sensibilizan a sus fieles para tratar de frenar la expansión de la gripe porcina en este paí­s, el más afectado de Europa.</p>
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«La gente debe entender que es algo que se puede manejar, que no hay que sucumbir al pánico», explicó Helen Freeman, rabino de la sinagoga de West London.

Gran Bretaña es el paí­s más afectado de Europa por el virus de la gripe A(H1N1), con al menos 30 muertos. Unas 100.000 personas se contagiaron en Inglaterra la semana pasada, casi el doble que la semana anterior.

Además de informar sobre las caracterí­sticas de esta gripe, la sinagoga pidió voluntarios -«compañeros de gripe»- para atender a las personas que viven solas.

Las medidas higiénicas básicas, como lavarse las manos con frecuencia, merecen una atención especial. Los responsables católicos, anglicanos y musulmanes también insisten en este aspecto, incluso al precio de modificar los ritos.

El arzobispo de Canterbury y jefe de la Iglesia anglicana, Rowan Williams, recomendó el jueves a los obispos que abandonaran el uso del cáliz durante la comunión. Según la tradición, el pastor ofrece a los fieles, junto con la hostia sagrada, un sorbo de vino de su cáliz. Este pasa así­ de boca en boca durante un servicio religioso.

A cambio, les sugirió mojar la hostia en el caldo antes de depositarla en las manos de los fieles, una técnica que la Iglesia anglicana ya utiliza desde hace tiempo en ífrica.

El reverendo John Gladwin, obispo de Chelmsford, envió ya a mediados de julio una serie de directivas a los religiosos de su diócesis de Essex donde, entre otras cosas, aconsejaba dejar de poner agua bendita en las pilas situadas a las entradas de las iglesias.

«El agua que contienen las pilas puede convertirse fácilmente en una fuente de contaminación y un medio para el virus de propagarse rápidamente», subrayó entonces. «Esta práctica deberí­a suspenderse».

En la diócesis londinense de Southwark se anima a los feligreses a darse un abrazo en lugar de un apretón de manos en «señal de paz» al final de la misa, para minimizar así­ los contactos fí­sicos.

La Iglesia Católica de Inglaterra y Gales señaló que por el momento no es necesario suspender la celebración de la misa, suspender la señal de paz, suprimir la comunión o tomar cualquier otra medida».

Pero «si una situación local justifica algunas modificaciones litúrgicas para reducir el riesgo de propagación del virus, la decisión corresponde al obispo local», agregó un portavoz de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales, que editó un fascí­culo con consejos.

Por su parte, el Consejo Musulmán de Gran Bretaña (CMB) recordó que la higiene y el control de las enfermedades modernas forman «parte integrante de las enseñanzas del Islam». Sin embargo, incitó a los imanes a sensibilizar a sus fieles a través de la oración del viernes pero también en las «madrasas» (escuelas coránicas) porque los jóvenes son uno de los grupos más afectados por esta enfermedad.

El CMB también invitó a los fieles que preparen una peregrinación a La Meca a «respetar una buena conducta de higiene personal, incluidas ciertas reglas en cuanto a la tos se refire, la utilización de geles antisépticos y los lavados frecuentes de manos con agua y jabón».

En un documento sobre la forma cómo la gripe A(H1N1) afecta a la comunidad musulmana, el organismo precisó que el hecho de que los musulmanes no consuman cerdo no los inmuniza contra un virus que se transmite sobre todo por la saliva que se expulsa hablando, estornudando o tosiendo.

RELIGIí“N Modificaciones


Sin llegar a las drásticas restricciones de México, epicentro de la epidemia de gripe porcina, numerosas instancias religiosas recomiendan introducir ligeras modificaciones en los ritos y desaconsejan las peregrinaciones para impedir una propagación masiva.

En México, donde un 90% de la población es católica, las primeras medidas se tomaron a finales de abril y afectaron también a los lugares de culto, con la suspensión de las misas dominicales y las peregrinaciones.

Pero hubo que esperar hasta julio para que lí­deres religiosos en otros paí­ses afectados por el virus de la gripe A(H1N1) recomendaran modificar algunas prácticas y prodigaran consejos sobre la gripe A a sus fieles.

En Brasil, la Iglesia sugirió que los fieles no se dieran más abrazos en señal de paz o se tomaran de las manos durante las plegarias, y que la hostia sagrada fuera entregada a los fieles en la mano en lugar de en la boca.

Una iniciativa similar entró en vigor la semana pasada en Portugal, donde la Iglesia católica reemplazó el abrazo por un simple movimiento de cabeza, decidió dejar de llenar las pilas de agua bendita y llamó a los fieles a «purificarse muy bien las manos».

Generalmente bien acogida por los feligreses, esta decisión logró la unanimidad entre el clero portugués: el cardenal patriarca de Lisboa José Policarpo, se declaró «sorprendido», estimando que «no hay necesidad en este momento de alterar las reglas litúrgicas».

En Polonia, donde el 50% de la población asiste regularmente a la misa del domingo, las autoridades religiosas no han hecho recomendaciones especí­ficas. Pero recibir la hostia en la mano, práctica rarí­sima hace un año, es cada vez más común en el paí­s.

En cambio, las instancias católicas en España, Grecia o Francia no han modificado sus prácticas, aunque vigilan la evolución de la pandemia. En Italia, el Vaticano no descarta sin embargo suspender las audiencias generales del Papa a las que asisten cada semana miles de peregrinos procedentes del mundo entero.

En materia de peregrinaciones, la que más inquieta a los responsables musulmanes es la de La Meca en Arabia Saudí­, hasta tal punto que la comunidad islámica francesa teme que Riad otorgue menos visados para el Hajj, previsto en noviembre.

Las autoridades sauditas han pedido ya a ancianos, mujeres embarazadas y asmáticos que se abstengan de acudir a las peregrinaciones en los lugares santos de La Meca y Medina.