Lí­deres Garí­funas


José Luis López Garcí­a A-1 301386

Se dice que desde la antigí¼edad, las grandes civilizaciones se preocupaban porque hubiese una formación especial de sus dirigentes sociales, polí­ticos y religiosos, puesto que son los lí­deres los que favorecen los cambios y dan vida a la estructura social de los pueblos. No puede negarse de que existen lí­deres intachables que velan por la prosperidad de sus comunidades. Un ejemplo de ello lo constituye el respetable garí­funa Román «Katán» Leiva Estero, otrora estrella del fútbol nacional, quien acertadamente dirige «La Coordinadora de Organizaciones Garí­funas del Pueblo Garí­funa de Guatemala». Katán Leiva, como popularmente se le conoce, ha venido realizando un excelente trabajo comunitario en Livingston, Izabal, sin tanta alharaca e intereses mezquinos politiqueros. Desafortunadamente, personas eficientes y honestas como este ilustre garí­funa, no han tenido ni siquiera la atención de las autoridades superiores, no obstante a que varias veces ha solicitado audiencias.

Los respetables ciudadanos que gobiernan actualmente nuestro paí­s, deberí­an de ponerle más atención a los auténticos lí­deres como el deportista «Katán Leiva», ya sea estimulándolos o motivándolos para que se realicen verdaderos proyectos de desarrollo. Curiosamente, no es un secreto que el distinguido vicepresidente de la República, don Eduardo Stein, le ha dado un extraordinario apoyo a un miembro de la organización «Onegua en Livingston», como lo es el señor Mario Ellington (quien dice ser el representante de los garí­funas de este paí­s), y también miembro de la Comisión Presidencial contra la Discriminación y el Racismo. No es nada personal, pero está visto que la «Onegua» no tiene mayor representatividad en el pueblo garí­funa de nuestro paí­s, pues en Izabal existen muchas organizaciones que no son tomadas en cuenta por esta reducida organización que es dirigida tras bambalinas, por el señor Ellington, según la opinión de muchos garí­funas que aseguran que «Onegua» es una entidad politizada.

Se comenta en Livingston, que el señor Ellington, siempre juega polí­ticamente con los gobiernos de turno, en aras sólo de su provecho personal y no por el beneficio colectivo de los garí­funas.