Lí­der norcoreano enví­a mensaje a Corea del Sur


Los enviados norcoreanos que viajaron a Seúl para rendir homenaje al difunto presidente surcoreano Kim Dea-jung transmitieron ayer un mensaje de su lí­der al presidente de Corea del Sur reavivando la esperanza de un fin de la tensión.


Se desconocí­an por el momento los detalles del mensaje verbal del lí­der norcoreano Kim Jong-il que los emisarios transmitieron al presidente Lee Myung-bak en el dí­a del funeral de Estado organizado por Corea del Sur para despedir al premio Nobel de la Paz 2000, Kim Dae-Jung, que murió el martes pasado a los 85 años.

El mensaje del lí­der norcoreano se refiere «a los avances en las relaciones intercoreanas», declaró Lee Dong-kwan, portavoz del presidente surcoreano, que declinó detallar el mensaje por su carácter «sensible».

El presidente calificó de «sincera y amable» la cita, añadió el portavoz al precisar que Lee pidió a la delegación norcoreana que transmitiera «los principios firmes y consistentes» de la polí­tica gubernamental surcoreana.

«La delegación norcoreana agradeció la reunión y expresó su esperanza de que el Norte y el Sur cooperen y resuelvan todos los problemas», explicó el portavoz.

«Me voy con buenas sensaciones», declaró Kim Ki-nam, uno de los enviados, allegado de Kim Jong-il, en el aeropuerto, después de la reunión.

Los enviados norcoreanos llegaron a Seúl el viernes y se marcharon ayer, antes del funeral de Kim, que fue definido como «un gran lí­der de la historia moderna» por el primer ministro surcoreano, Han Seung-Soo, en la ceremonia dominical.

Más de 20 mil surcoreanos despidieron ayer al difunto ex jefe de Estado, artí­fice de una polí­tica de apertura hacia Corea del Norte, con un solemne funeral en el Parlamento de Seúl, que declaró seis dí­as de luto nacional.

Este primer encuentro de alto nivel entre responsables de ambas Coreas desde la llegada de Lee al poder hace 18 meses, abre la posibilidad de un acercamiento tras más de un año de profunda hostilidad entre Pyongyang y Seúl.

El diálogo entre ambas Coreas -oficialmente en guerra desde el conflicto de 1950-53- se deterioró desde la llegada al poder de Lee Myung-bak, un conservador que preconiza la intransigencia hacia Pyongyang, en febrero de 2008.

Las relaciones intercoreanas se volvieron especialmente tensas después de que Pyongyang realizase un ensayo nuclear el 25 de mayo -condenado por la ONU- y anunciase no considerarse ligada al armisticio de 1953 que puso fin a la guerra de Corea.

En este clima, las tropas desplegadas en la frontera intercoreana fueron puestas en alerta en varias ocasiones.

A principios de agosto, Corea del Norte empezó a realizar gestos conciliadores al perdonar, tras la mediación del ex presidente estadounidense Bill Clinton, a dos periodistas encarceladas por haber entrado ilegalmente en el paí­s.

Pyongyang también liberó a un detenido surcoreano y anunció el comienzo de viajes turí­sticos y reuniones de familias divididas a ambos lados de la frontera, levantando así­ una duras restricciones impuestas en diciembre de 2008.

Algunos analistas creen que los norcoreanos se ven afectados por las sanciones internacionales -apoyadas incluso por sus aliados chinos- y esperan convencer a Seúl de que reanude sus enví­os de ayuda alimentaria suspendidos desde que Lee llegó a la presidencia.

Los crí­ticos sostienen que la polí­tica de apertura iniciada por el fallecido Kim Dae-jung no ha producido resultados tangibles ni paralizado el programa nuclear norcoreano.

Kim -que gobernó entre 1998 y 2003- fue el primer jefe de Estado surcoreano en viajar a la capital norcoreana, donde el 15 de junio de 2000 firmó junto con Kim Jong-il una declaración común que marcó el acercamiento entre ambas Coreas.