Líder de la oposición muestra la otra cara de Mianmar


inter36_2

La Premio Nobel de la Paz y líder de la oposición en Mianmar, Aung San Suu Kyi, se regocijó al recibir una estruendosa ovación hoy en su primer discurso ante un público internacional, pero enseguida se enfocó en las muchas necesidades de su país, antiguamente conocido como Birmania.

Por JOCELYN GECKER BANGKOK / Agencia AP

Pese a salir recientemente de 24 años de aislamiento en arresto domiciliario, la exprisionera política parecía a sus anchas hablando ante el Foro Económico Mundial en Bangkok, donde instó a la comunidad internacional a ejercitar un «escepticismo saludable» hacia el cacareado proceso de reforma en Mianmar.

No es la primera vez que Suu Kyi pide cautela en el trato con Mianmar, aunque es la primera vez que lo hace en suelo extranjero desde que se erigió en la paladín de la democracia de su país en 1988. Su discurso fue transmitido en vivo a un público internacional.

La graduada en Oxford deleitó al público con una anécdota sobre su llegada a Bangkok, en su primer vuelo internacional en décadas.

«El capitán fue tan amable como para invitarme a sentarme en la cabina», dijo con una sonrisa. Agregó que al principio se maravilló por el instrumental de alta tecnología, pero lo que le «fascinó fueron las luces» de la moderna Bangkok que iban sobrevolando.

El mes próximo, Suu Kyi, de 66 años, presenciará también cómo ha cambiado Europa, con visitas a cinco naciones, entre ellas Gran Bretaña y Noruega, donde aceptará formalmente su Premio Nobel veintiún años después de ganarlo.

Klaus Schwab, fundador del foro, la presentó como «una de las personalidades más extraordinarias de este siglo».

Suu Kyi pasó 15 de 22 años en arresto domiciliario impuesto por el anterior régimen militar, durante los cuales habló ocasionalmente al mundo exterior por medio de grabaciones y videos. Se le concedió la libertad después que Mianmar efectuó elecciones en 2010 y en abril fue elegida al Parlamento. Esta semana inició su gira internacional.

Su misión es debatir cómo el mundo puede ayudar «a ese pedacito del mundo que algunos de nosotros llamamos Birmania y otros Mianmar», afirmó.