¿Liberar aranceles?


El presidente de la República, ílvaro Colom, reiteró su intención de continuar conversando con los grandes productores nacionales para abaratar los productos de la canasta básica a través de los «precios acordados» y afirmó a un rotativo local que si la iniciativa de su gobierno no prosperaba en ese sentido, no tendrí­a más alternativa que liberar los aranceles.


Esta fue precisamente una de las polí­ticas económicas que el gobierno del presidente Portillo (2000-2004) adoptó para bajar los precios de productos esenciales de consumo básico como el azúcar y el pollo, pero que exacerbó el enfrentamiento con la cúpula económica que se resistió como ahora a cualquier cambio que modifique su status quo, principalmente si va en detrimento de sus intereses económicos.

Eduardo Weymann, ministro de Finanzas durante el gobierno del FRG y actualmente asesor económico de la bancada, consultado sobre la viabilidad de la reforma fiscal que propone el actual gobierno, precisamente en estos momentos, cuando el bolsillo de los guatemaltecos está resentido por el encarecimiento de los productos de la canasta básica, comentó que no se puede negar que el Estado necesita incrementar sus ingresos para financiar su agenda social.

Sin embargo, señaló como una necesidad que el Gobierno haga también un esfuerzo para proteger el ingreso real de la población. «Nosotros estamos insistiendo en que se presente un plan de acción para modificar los aranceles, abrir más el mercado y fomentar más la competencia. Es cierto que existen unos mercados copados, pero el Estado tiene los instrumentos para permitir que haya más competencia, que ingresen productos de mejor calidad y de mejor precio».

El mejor consenso es el mercado

En su opinión, cuando la reforma tributaria comience a tomar un grado de discusión más formal en el Congreso de la República, la clase polí­tica va a pedir una contraparte, porque se está afectando el ingreso real de la población. «Hasta ahora no hay nada concreto, solo se ha hablado de precios consensuados, cuando el mejor consenso es el mercado», subrayó el asesor económico.

En la ví­spera de la Semana Santa del año 2000, Weymann recordó que el Gabinete Económico del cual formaba parte autorizó el ingreso de azúcar, pollo y cementó lo que permitió mantener establecer los precios, puesto que el mercado insistió que es impersonal y no tiene nombres y apellidos.

El diputado Mario Taracena, jefe de la bancada oficial, manifestó estar de acuerdo con una medida de esa naturaleza para evitar males mayores. «Es viable abrir contingentes para importar maí­z amarillo, arroz y otros productos subsidiados en Estados Unidos, pero deben ser equilibrados para no afectar la industria nacional», comentó.

Congreso debe estar al margen de la discusión

Lo que sí­ no ve con buenos ojos el veterano legislador es que los polí­ticos traten de «componer» cosas económicas. «Cada semana vienen con una idea diferente, que hay que bajar el impuesto al diésel y gasolinas, que hay que eliminar el IVA y muchas otras graciosas ocurrencias, sin percatarse de sus consecuencias nefastas en el erario público.

El Congreso debe estar alejado de esa discusión, porque en lugar de ayudar, empeorarí­a, toda vez que prevalecerí­an criterios puramente emocionales, afirmó el diputado, al referirse a los nuevos intentos que la bancada de la Gana y el PP anunciaron para convencer a los otros bloques de oposición bajar el Impuesto de Distribución del Petróleo (IDP) y bajar el precio a los consumidores entre Q2 y Q3 el galón, cuando la tendencia internacional es que el barril supere la barrera de los US $125 en el corto plazo.

Sobre lo inoportuno de una propuesta fiscal en estos momentos, cuando la crisis mundial empobrece más a los paí­ses tercermundistas, aseguró que la reforma fiscal que promueve el Ejecutivo es bastante moderada, entendiendo la crisis que está viviendo el paí­s, pero que es importante recomponer los impuestos en Guatemala, principalmente ahora que el IETTAP que genera Q2 mil millones tiene los dí­as contados.

¿Por qué no sacar ventaja de la caí­da del dólar?

Mientras todo el planeta está tomando ventaja del dólar más barato, por qué nosotros tenemos que forzarnos a no hacerlo, se preguntó seguidamente. Es cierto que se sacrifican los intereses de un sector, pero la situación y la crisis es de tal magnitud que todos tenemos que ceder y poner algo, comentó Weymann, tras referirse a la intervención del Banco Central en el mercado cambiario para detener la caí­da vertiginosa de la otrora moneda dura mundial.