El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, ordenó hoy la detención de los autores de un espectacular secuestro colectivo ocurrido la víspera en un ministerio de Bagdad, tras la liberación de la gran mayoría de decenas de rehenes capturados supuestamente por milicias.
La violencia no se detuvo hoy en Irak. Doce civiles murieron y decenas fueron heridos en la explosión de un coche bomba en Bagdad, mientras el ejército estadounidense anunció la muerte de cuatro militares ayer en la provincia occidental de Al Anbar, feudo de la insurrección sunita.
La gran mayoría de los rehenes secuestrados en pleno día del martes en la sede del Ministerio de Enseñanza Superior de Bagdad por hombres armados que vestían uniformes de los comandos de la policía iraquí fue liberada.
Las fuentes, no obstante, difieren sobre la cantidad de personas secuestradas.
«Sólo dos personas secuestradas siguen en menos de los captores» tras la liberación de 20 personas el martes y de otras 17 el miércoles, dijo a la AFP Ali al Dabbagh, portavoz de Maliki.
Según Dabbagh, fueron secuestradas 39 personas: 16 empleados del ministerio, cinco visitantes y 18 guardias.
Pero el ministro de Enseñanza Superior, Abed Diab al Ujaili, había indicado que cerca de 100 funcionarios y visitantes fueron secuestrados en la sede de su cartera por asaltantes armados que llegaron a bordo de unos 20 vehículos similares a los utilizados por las fuerzas de seguridad.
«Quiero hallar a todo precio a quienes perpetraron estos actos y se lo dije muy bien al ministro del Interior», declaró Maliki en un discurso ante estudiantes de la Universidad de Bagdad, retransmitido en directo por la cadena de televisión pública Iraqia.
«No me basta con que los rehenes sean liberados, quiero a los secuestradores, es nuestro combate», insistió, y prometió garantizar la seguridad de las universidades, estudiantes y profesores, y colocar a las instalaciones universitarias «al abrigo de conflictos confesionales y partidistas».
«Quienes cometieron este secuestro son peores que los takfiris (extremistas sunitas) y quieren obstaculizar el funcionamiento» de la universidad, estimó.
Maliki dijo lamentar que «hombres de ciencia sean el blanco de bandas terroristas y de las milicias». «Quieren matar al saber, pero no se lo permitiremos. No cerraremos las universidades y los cursos seguirán normalmente», prometió.
El primer ministro había señalado la víspera a la televisión Iraqia que el secuestro era resultado de «un conflicto entre milicias». «Lo que pasó no tiene nada que ver con el terrorismo, es el resultado de un conflicto entre las milicias de tal o cual bando», afirmó.
El ministro de Enseñanza Superior es miembro del Frente de la Concordia, el principal bloque parlamentario sunita, que denuncia desde hace mucho tiempo los escuadrones de la muerte chiitas que actúan en las sombras de las fuerzas de seguridad.
Estados Unidos presiona al gobierno iraquí desde hace varios meses para que se desmantelen las milicias, pero la más poderosa de ellas, el Ejército de Mehdi, es controlada por el jefe radical chiita Moqtada al Sadr, que se convirtió en el convidado de piedra del proceso político y en un apoyo de Maliki.
«Aún estamos conmocioinados, la mayoría de nuestros empleados liberados no vino a trabajar esta mañana. Muchos llamaron para informarnos que se quedarían junto a sus familias», contó a la AFP Bassil al Jatib, portavoz del ministerio de Enseñanza Superior.