Las condiciones de la liberación del periodista italiano Daniele Mastrogiacomo, obtenida el lunes a cambio de la excarcelación de varios talibanes en Afganistán, fueron criticadas tanto por Estados Unidos como por los familiares de los rehenes afganos y asociaciones de periodistas.
La presidencia afgana confirmó este martes haber liberado a presos talibanes a cambio de la liberación el lunes de Daniele Mastrogiacomo.
El periodista del diario La Repubblica fue liberado el lunes en la provincia de Helmand (sur) tras haber estado secuestrado durante dos semanas por los talibanes, que dijeron que lo canjearon por cinco de sus militantes.
Los talibanes «presentaron demandas, algunas de las cuales fueron aceptadas», declaró el portavoz del presidente Hamid Karzai, Karim Rahimi, que confirmó, sin dar detalles, que varios talibanes fueron excarcelados a cambio de la liberación del periodista.
«Se trata de una medida excepcional tomada tras haber considerado el valor de nuestras relaciones con Italia», añadió, en referencia a los 2.000 soldados italianos desplegados en la región de Kabul y en el oeste del país, y aseguró que la medida «no se repetirá».
El mulá Dadula, uno de los principales comandantes talibanes, dijo haber obtenido la liberación de cinco hombres, entre ellos el ex jefe de «información y cultura» del régimen talibán (1996-2001) Ostad Mohammad Yasir, y su adjunto Latif Hakimi, según la agencia de noticias Pajhwok.
La decisión ha levantado la ira de muchos afganos, aún más porque el chófer del periodista italiano, Sayed Agha, fue ejecutado y su intérprete, el afgano Adjmal Naqshbandi, fue al parecer excluido del acuerdo con los talibanes. Este martes seguía en manos de los talibanes, según su familia.
«No es justo. Excarcelaron a cinco talibanes para liberar al italiano, pero para soltar a mi hijo no sacarán a ningún talibán. No hacen nada», dijo a la AFP Ghulam Haidar, padre de Adjmal, que se encontraba ante el ministerio de Información junto con varios periodistas congregados para exigir la liberación del intérprete.
En la capital de la provincia de Helmand, Lashkar Gah, unos 200 allegados del conductor se manifestaron el martes ante el hospital en que Mastrogiacomo pasó la noche tras su liberación.
«El gobierno está dispuesto a sacrificarse por los extranjeros, pero no por los pobres afganos», denunció un tío del chófer.
En Kabul, la embajada de Estados Unidos, el país que más tropas tiene apostadas en Afganistán, criticó veladamente este canje.
La «política estadounidense consiste en no hacer concesiones a las demandas de terroristas», indicó su portavoz, Joe Mellott.
La misión de la ONU en Kabul aplaudió la liberación del periodista, pero subrayó que «la ONU no negocia con terroristas».
Sin embargo, el presidente afgano, Hamid Karzai, aseguró el lunes en Berlín que «no hay que ceder al chantaje y al terror», pero en relación a un secuestro de alemanes en Irak a manos de un grupo de islamistas que reclaman la retirada de Afganistán de las tropas alemanas.
El canje del lunes también preocupa a los periodistas.
«Tememos que los periodistas se conviertan cada vez más en una presa para los talibanes y Al Qaida», estimó Rahimula Samander, presidente de la Asociación Afgana de Periodistas Independientes.