Prototipo
La base real de la leyenda de las ánimas benditas se encuentra en uno de los mundos que el catolicismo crea para la vida ultraterrena: El Purgatorio.
De acuerdo con la idea popular, las almas que se purifican en el purgatorio pertenecen a la categoría de espíritus que tienen que “vagar por el mundo en busca de paz, porque Dios no los deja entrar al cielo, si antes no han saldado las cuentas que dejaron aquí en la tierra”.
Al comparar todas las versiones recogidas, pude reconstruir el prototipo siguiente: las ánimas benditas se presentan como espíritus “blancos”, buenos, “que protegen de todo peligro a las personas que rezan por su redención todas las noches”.
Rasgos físicos
Se les reconoce por los rasgos físicos siguientes: forma de personas, ataviadas con hábito de monje, color blanco, portando cirios en las manos. Aparecen generalmente en actitud de orar, y no es posible verles el rostro. Estos rasgos aparecieron en todas las versiones recopiladas.
Relaciones con el hombre
Según esta leyenda que corre en labios del pueblo, las ánimas benditas se encuentran reunidas en un solo lugar, que va del Purgatorio al limbo (de acuerdo con las distintas versiones). Ambos lugares resumen la idea fundamental: un lugar impreciso sin tiempo ni ubicación, del cual salen las ánimas “el día de Todos los Santos (1 de noviembre), a las dos de la tarde, y no regresan sino hasta el Día de Difuntos (2 de noviembre), a las doce de la noche. Sólo una vez al año se les concede a las ánimas esta gracia; así ellas pueden volver al lado de sus familiares para recordarles que deben rezar por ellas”.
Es decir, entonces, que por estos días las ánimas del Purgatorio entran en relación con los seres humanos, apareciéndoseles en las calles de las ciudades, o en las encrucijadas de los caminos. Sin embargo, esta relación que se entabla no es dañina, sino todo lo contrario: las ánimas se convierten en espíritus bienhechores de quienes rezan por ellas.
Prácticas mágicas
Cómo práctica mágica, en relación con las ánimas benditas del Purgatorio, se aconseja a la persona a quien se ha muerto un familiar muy cercano en el transcurso del año, que durante los dos primeros días de noviembre se cuide de no dejar ningún recipiente con agua en las habitaciones de la casa, “porque como las ánimas salen en forma de palomillas o mariposas blancas, se pueden ahogar en cualquier trasto con agua”. También se recomienda que “ese mismo día uno debe poner una veladora ante el retrato de la persona muerta para que su ánima se dé cuenta que no se le ha olvidado, y mejor aún, si se puede poner unas ramitas de ciprés. A las ánimas les atrae mucho el olor del ciprés”.
Variantes
Debo hacer notar que en todas las versiones recopiladas de la leyenda, los rasgos descritos no muestran gran variación. En lo que respecta a la aparición temporal de las ánimas, se descubren dos variantes. La primera, que las ánimas se presenten rezando en una iglesia, y la segunda que se presenten recorriendo, a manera de procesión, las calles de la ciudad.
A cada variante corresponde una serie de casos folklóricos que, por razones de método, se presente en la segunda parte de este estudio.
Folklore histórico
El tema o tipo de las ánimas benditas no es característico de la ciudad de Guatemala. Se encuentra también en el interior de la República, como lo demuestran las proyecciones folklóricas en literatura. La referencia más antigua que encontré sobre ellas corresponde a Ramón A. Salazar, historiador de finales del siglo XIX. El autor hace mención del funeral de las ánimas, que precisamente salía a recorrer las calles de la ciudad el 1o. de noviembre. Probablemente se realizó un entrecruzamiento entre la realidad y la fantasía popular, y así hoy aparece como leyenda lo que antes fue una realidad*.
También Batres Jáuregui hace referencia de esta celebración. Cuenta don Ramón A. Salazar que el mes de noviembre, a finales del siglo XIX, en Guatemala era único. Las festividades en honor a los difuntos empezaban el día primero de noviembre y concluían nueve días más tarde.
El día primero de noviembre se acostumbraba la fiesta del funeral de las ánimas. Cada cortejo salía de una iglesia al mediar las siete de la noche. “A la cabeza del cortejo fúnebre iba conducido por un muchacho con un inmenso farol negro, en cuyo fondo rojo se veían pintadas algunas calaveras, tibias, fémures. Atrás y al sonido de una campanilla de ecos chillones y quejumbrosos, las imágenes de varias pobres gentes ardiendo en llamas, y él todo rodeado de una turba de desarrapados, los cuales con voces cavernosas, como que vinieran del otro mundo pedían:
“Una limosnita para las Ánimas del Santo Purgatorio, por el amor de Dios”. Los vecinos, asustados, entreabrían las puertas de sus casas, oyendo entonces estas amenazadoras palabras:
Ángeles somos
Del cielo venimos
Limosna pedimos
Y si no nos la dan
Puertas y ventanas
Nos la pagarán.
Los pobres burgueses amedrentados, alargaban las manos entre las puertas entornadas, aflorando la mosca (dinero), en pago de lo cual los representantes de las ánimas cantaban con voz destemplada y repugnante:
Esta limosna que has dado
Con amor y con anhelo,
Será la primera escala
Para que subas al cielo.
Y seguía el funeral (de las ánimas) pasando las calles.
Roberto Paz y Paz dice que esta procesión de ánimas todavía tiene vigencia en algunas ciudades del interior de la República, como por ejemplo, Jalapa y Cobán, para el día de Todos los Santos.
En estas ciudades son los niños quienes piden y la población les da sin ninguna repugnancia: al contrario, alegremente. Ellos solicitan dulces de ocasión (ayote en miel, torrejas), y no dinero como en la ciudad de Guatemala. En Jalapa los niños piden Canchul o Canshul, en tanto que en Cobán piden Tziquín o Siquín. En San Pedro Pinula, departamento de Jalapa, los niños piden y ofrecen ayote en miel, que no es más que la cabecera que se les puso a los muertos un día anterior.
Afirma Paz y Paz que por los años 30 presenció el fenómeno folklórico aquí reseñado en el municipio de Cabañas, departamento de Zacapa.
Sin embargo, la leyenda de las ánimas benditas tiene un ancestro mucho más lejano que el siglo XIX. Casi podría asegurar que se remonta a los orígenes de la humanidad. No se olvide que el alma como concepto siempre ha preocupado a los hombres desde sus albores, y que, además, es un motivo universal, presente en todas las especies del folklore narrativo.
Folklore comparado
Haciendo un análisis comparativo de la narración guatemalteca con el folklore mundial, se encuentra que en Paraguay existe la leyenda de la MALA VISIÓN, que es el alma del otro mundo, de una persona que murió en pena y que por su falta de conformidad y resignación, ha sido condenada a vagar eternamente en medio de los bosques, especialmente en aquellos que nunca o muy raras veces han sido hollados por la planta del hombre, y en donde casi no penetra la luz del sol”.
Mala visión es para Paraguay lo que las benditas ánimas son para el folklore de la ciudad de Guatemala. Indudablemente que al ahondar la investigación en el área rural, las vinculaciones serán más estrechas.
Tampoco hay que olvidar que las ánimas benditas del Purgatorio son motivo de múltiples manifestaciones folklóricas en otras partes del mundo.
En Haití, existe la creencia que “cuando dos personas pronuncian a la vez la misma palabra, libran un alma del Purgatorio”, y en Ixtlán de Juárez, Oaxaca, México, las iglesias tienen un repique especial llamado toque de ánimas, que “es un toque lúgubre, impresionante, que se ejecuta a las ocho de la noche con dos campanas, en recuerdo de los difuntos, para pedir al vecindario que haga sufragios por sus deudos. Es un toque reglamentario para todas las épocas del año”.
Finalmente, hay que recordar que en el mundo hispánico e hispanoamericano, las ocho de la noche es “la hora de las ánimas”. Es la hora en que los espíritus se aprestan a salir a campos y ciudades.
Folklore Interpretativo
Al igual que todas las de este estudio, esta leyenda participa del pensamiento mágico de la conciencia popular. Si se hurga en sus entrañas, se encontrará una base netamente española, del español conquistador y colonizador que a todo le hallaba una salida sobrenatural; por ello afirmo que la leyenda que analizo es mestiza, ladina. En el folklore del indio esta concepción no se encuentra porque no existe. Para el indio estas cosas no tienen sentido.
En cuanto a su raigambre social, las variantes y versiones de la leyenda se encuentra con los mismos rasgos en todos los barrios de la ciudad de Guatemala. Aún pervive en las calles y plazas tal como la aprendieron y repitieron y repiten aún los descendientes de los conquistadores.