Letras de independencia


El perí­odo pre independentista fue una época turbulenta, en donde los grupos de poder pujaban para obtener más cuotas para ellos mismos. Todas estas pugnas también se reflejaron en el mundo de las letras, ya que, usualmente, los mismos polí­ticos eran también reconocidos escritores o periodistas. Además, el mundo intelectual pasaba por las letras, por lo que las luchas ideológicas por la independencia pasaba por la literatura.

Mario Cordero
mcordero@lahora.com.gt

EL PERIODISMO

Esencialmente, la principal pugna se observaba en los periódicos que salí­an semanalmente. Dos perí­odos, en especial, se enfrascaron en esta lucha. En primer lugar, el Editor Constitucional, liderado por Pedro Molina, publicaba a la luz de la Constitución de Cadiz que ofrecí­a ciertas libertades a las colonias, pero que luego fueron derogadas. De tal forma, el tí­tulo del perí­odico hací­a eco a tal constitución.

Molina optaba por una independencia radical de España, en donde se debí­a alcanzar la emancipación y modificar de raí­z el sistema polí­tico.

En contraparte, y como respuesta a ese perí­odico, surgió el Amigo de la Patria, con la dirección de José Cecilio del Valle, quien, como su nombre lo decí­a, optaba por España y por la estabilidad. En el momento en que ya habí­a otra opción que la emancipación, propuso un cambio pero no radical; una independencia que conservara a las principales figuras visibles, con la diferencia que ya no se pagaran impuestos a España. Al final, esta postura fue la que rigió.

Lejos de esta disputa, estos dos periódicos fueron la luz que guió el camino polí­tico, cientí­fico, económico y artí­stico, ya que en sus páginas pasaba lo mejor del pensamiento centroamericano.

Pedro Molina

Pedro Molina nació en 1777. Se graduó de Médico. El polí­tico más destacado en la lucha independentista, fue uno de los ideólogos del liberalismo. Promotor del partido Caco que propuso la independencia inmediata y absoluta de España, la separación de los poderes del Estado, y la libertad irrestricta para los ciudadanos; a diferencia de los gazistas que lidereaba José Cecilio del Valle, que buscaban posponer la decisión independentista.

Durante el debate por si se declaraba o no la independencia el 15 de septiembre de 1821, la esposa de Pedro Molina, Dolores Bedoya de Molina, hizo sonar marimba y gran cantidad de cohetes fuera del edificio donde se realizaba el debate, lo que hizo que una gran cantidad de gente se asomara y obligó a los titubeantes próceres a firmarla.

Fue Director del periódico Editor Constitucional, que se convirtió en el promotor de las ideas independentistas. En 1821 editó El genio de la libertad. Luego de la independencia de España, como diputado a la Asamblea Federal, fue uno de los pocos que se opuso a la anexión a México en 1823. Luego de la segunda independencia de Guatemala, esta vez de México, Molina ocupó el cargo de Jefe de Estado de Guatemala en 1830.

Fue estrecho colaborador del General Francisco Morazán, con quien compartió los mismos ideales en las luchas por la unión de Centro América. Fue encarcelado por el conservador Rafael Carrera. Junto con su aporte periodí­stico, Pedro Molina resalta como ensayista, especí­ficamente con su obra «El loco», escrito en Costa Rica en 1843 y publicado póstumamente en 1904. Falleció en 1854, como muchos de los mejores hijos de Guatemala, en el total olvido.

José Cecilio del Valle

Nació en Choluteca, Honduras, el 22 de noviembre de 1780. Fue licenciado en Filosofí­a y Derecho por la Universidad de San Carlos de Guatemala. Perteneció a la Sociedad Económica de Amigos del Paí­s. Fundó el periódico El amigo de la patria, donde publicó la mayor parte de su obra.

Redactó el acta de independencia del Reino de Guatemala, aunque, según los historiadores, estuvo en contra de la independencia y, luego, de la anexión a México.

Figuró como eterno candidato a la presidencia de la República de Centro América, pero nunca llegó a ejercer el cargo. Ganó las elecciones para la presidencia, pero murió antes de asumirla el 16 de septiembre de 1834.

El amigo de la patria fue un periódico que surgió el 16 de octubre de 1820, en oposición del Editor constitucional. El periódico del licenciado José Cecilio del Valle tení­a la propuesta de permanecer fiel a España; pero esto no significó que no tuviera una actitud crí­tica ante las leyes reales o ante su aplicación en el Reino de Guatemala. Este periódico era impreso de manera casi artesanal por don Manuel de Arévalo.

El amigo de la patria estaba escrito a las luces de la Ilustración. Según este periódico, el amigo de la patria era un sabio que estaba dispuesto a dedicar sus estudios y sus artes al desarrollo del Reino de Guatemala. Sabio, en el contexto del temprano siglo XIX, era una persona con ciencia y arte, y que prestaba atención a casi todos los ámbitos de estudio: economí­a, polí­tica, agricultura, letras, medicina, botánica, quí­mica, etc. El periódico hací­a la distinción entre hombre y sabio, siendo éste el más valioso entre los hombres.

En espectro temático, El amigo de la patria era fiel a estos principios. La mayorí­a de artí­culos estaba enmarcada en los siguientes temas: ciencias: en las cuales se referí­an a la economí­a, la quí­mica, las letras, la filosofí­a, geometrí­a, matemática, etc.; decretos de la Corona, de las Cortes y del gobierno: que, además de incluir tales decretos, se comentaban y se criticaban; agricultura: que era vista como la base económica del Reino de Guatemala; en este tema se incluí­an aspectos como las hambrunas, técnicas para mejorar la producción, técnicas para combatir las plagas y crí­ticas a los métodos de trabajo; polí­tica: donde se exponí­an temas encaminados a la aceptación o no de una posible emancipación de España; comercio: en el cual se observaban precios de los productos, y la evaluación si éstos eran justos o no; noticias: acerca de lo que ocurrí­a en España y la América española; industria: sobre las actividades y preocupaciones de esta actividad; estadí­stica: en la que se incluí­a censos, sueldos de los funcionarios, datos demográficos; minerí­a: aspectos sobre los metales del subsuelo; historias con finalidad didáctica;

Hay que hacer notar que, fieles a sus principios, El amigo de la patria era una luz para la mayorí­a de actividades nacionales. Era propositivo y crí­tico. Además, dentro del espectro cultural guatemalteco, tení­a en cuenta las culturas indí­genas y garí­funa (lacandones y caribes). Sin embargo, por surgir en contra del Editor Constitucional, que criticó las enmiendas de la Constitución de la época, El amigo de la patria fue un instrumento donde se atacó a familias acomodadas, como la Aycinena, y defendí­a el mantenimiento de la Constitución y el status de colonia española.

LA LETRAS

Pero no sólo en el periodismo se viví­an las disputas de la independencia. En la poesí­a y la literatura en sí­ se observaban estos cambios. Algunos escritores, como Simón Bergaño y Villegas, dejaban entrever en sus escritos sus deseos de emancipación. Otros, como fray Matí­as de Córdova, con su famosa Tentativa del león, proponí­a mantener el status quo del régimen colonial.

Simón Bergaño y Villegas

Nació en Escuintla, Guatemala, en 1781. Sus orí­genes son oscuros, probablemente no era de una familia acomodada. Sin embargo, se cuenta que Bergaño poseí­a una amplia biblioteca, lo cual era muy difí­cil en la época si no se contaba con recursos económicos. En 1794 viajó a México y regresó a principios de siglo como oficial de la Presidencia de la Audiencia.

Fue editor de la Gazeta de Guatemala; este cargo, en su contexto, significaba que él redactaba el contenido del periódico y aceptaba colaboraciones de otras personas. Por sus ideas en este periódico, opuestas a los intereses de la Corona y de la Iglesia, la Audiencia de Guatemala lo acusó de «dí­scolo, revoltoso, agitador de ideas perniciosas y sedicioso» por lo que fue remitido a España.

Por quebrantos de salud, Bergaño no llegó a destino, quedando en el Castillo del Morro, en La Habana, Cuba, el 26 de octubre de 1808. Falleció en la isla 20 años después.

Poco o nada se recordó luego de Simón Bergaño. Esto se debió a dos factores: publicó su obra a través de pseudónimos, y la consignación a Cuba fue en el total silencio. Hay que recordar que, en esa fecha, se escuchaban rumores de emancipación polí­tica en la América Española, por lo cual, la Corona trató de callar a los lí­deres.

Fue mucho tiempo después, que se descubrió su obra literaria publicada en Guatemala, y reconocido como antecesor de la independencia americana. Al principio, solo se reconocí­a la autorí­a de artí­culos periodí­sticos publicados en los periódicos cubanos El Patriota Americano y Diario Cí­vico, y dos poemas editados en Cuba, intitulados El Desengaño o Despedida de la Corte y Elogio de la Vida del Campo.

El resto de la obra poética fue publicada en la Gazeta de Guatemala con el anagrama Bañoger de Sagelliú. El historiador Antonio Batres Jáuregui habí­a atribuido estos poemas al también poeta y redactor del periódico, Rafael Garcí­a Goyena.

Bergaño, aunque no se sepa, fue uno de los principales propulsores de Independencia de Latinoamérica. Fue hasta en 1934 que el periódico El Imparcial publicó, en su edición de conmemoración de independencia, un artí­culo en donde exponí­an a luz que Simón Bergaño y Villegas habí­a salido apresado hacia España, debido a sus ideas polí­ticas.

La relevancia de esta noticia reside en que, si se recuerda, la primera nación independiente americana, Venezuela, se emancipó en 1810. Dos años antes, el poeta guatemalteco ya habí­a sido considerado precursor de ideas independentistas. En ese tiempo, el Reino de Guatemala no estaba listo para tales ideas. Recuérdese que la independencia centroamericana se logró hasta en 1821.

La mayorí­a de escritos de Bergaño fue publicada en periódicos de Guatemala y Cuba. Además, logró publicar fuera de estos medios sus poemas.

Fray Matí­as de Córdova

Hoy dí­a, este religioso y escritor es conocido por la «Tentativa del león y el éxito de su empresa», fábula que, por su tamaño, es una opción para lectura en el sistema educativo. Sin embargo, este texto esconde algunas enseñanzas ocultas. Si se analizan los personajes y se ubican en los tiempos preindependentistas, se observa que el autor está queriendo dar su opción por el mantenimiento de la Colonia.

Análisis de personajes

Si se analiza cada uno de los personas, según la etapa de la vida a la que pertenece, la clase social y la actitud que asumen, se encuentra lo siguiente.

Leona

Etapa de la vida: pertenece a la etapa adulta madura, especí­ficamente a la maternidad: «Habí­a en los desiertos africanos, / entre un grupo de rocas, una cueva / donde parió una leona su cachorro / y le ocultó con suma diligencia.»

Clase social: pertenece a la clase campesina, que se denota en: a) el ámbito en donde se encuentra, que es un ámbito bucólico, lejano a la ciudad, que se encontraba en: «los desiertos africanos», y cuando habla con su hijo, y éste se enoja, dice el texto: «(En ese instante da un bramido / que estremece la gruta, el bosque atruena, y el eco que repiten las montañas / por todo el horizonte se dispersa).» Las alusiones de desierto, bosque, montañas, expresan un lugar de campo, y b) en su comparación con el hombre, dice que su fuerza se basa en la industria, haciendo un contraste entre industria y artesaní­a.

Actitud: su actitud hacia el león es de ternura y cariño, expresado, primero, en la alusión de que: «le ocultó con suma diligencia. / Después que con su leche le ha nutrido, / de carnes elegidas le alimenta, / y da, con excelentes instrucciones, / la última mano a su piedad materna». Sus consejos denotan una actitud prudente: «-La ardiente juventud te precipita, / ?le replica la madre? no es prudencia / buscarse por sí­ mismo la desgracia, / aunque es valor sufrirla cuando llega.» Por último, su actitud ante el hombre es de respeto: «?El hombre ?dice la prudente madre? / es animal de una mediana fuerza / que la suele aumentar el ejercicio, / sin que la tuya compararse pueda; / mas, con sagacidad, industria y maña / todo lo rinde, todo lo sujeta […] Y así­, evita encontrarlo; huye hijo mí­o; acelerado corre a tu caverna…»

León

Etapa de la vida: pertenece a la juventud, que sin confusión se infiere de las palabras de su madre: «La ardiente juventud te precipita».

Clase social: al ser hijo de la leona, se infiere que también pertenece a la clase campesina.

Actitud: su actitud es precipitada, altanera, temeraria, orgullosa, lleno de í­nfulas. Aunque, al final, su actitud es ingenua al caer en la trampa que le tiende el hombre, que denota su misma condición campesina, sin maña, sagacidad ni industria.

Buey

Etapa de la vida: pertenece a la etapa adulta, ya que su ocupación es el trabajo del campo.

Clase social: también pertenece a la clase campesina y trabajadora. A diferencia de la leona y del león, el buey es explotado por el hombre: «Â¡ay de mí­! no soy el hombre; soy de los infelices que sujeta», de lo que se puede inferir su sumisión al hombre; por lo tanto, es posible, también por la época en que el autor escribe la fábula, que el buey represente a la clase indí­gena.

Actitud: su actitud ante el hombre es de temor y evasión y resentimiento, ya que expresa al león todo el sufrimiento que le ha provocado el hombre y dice: «porque si tú deseas encontrarle, / yo apetezco y procuro no me vea.»

Caballo

Etapa de la vida: edad adulta.

Clase social: por su relación con el hombre, puede inferirse que pertenece a la clase militar: «corriendo más veloz que una centella, / alcanzo a los rebeldes fugitivos / que no quieren estar a su obediencia. […] cuando el clarí­n y los timbales suenan, / erizada la crin, hiriendo el suelo, como sensible a la gloriosa empresa, / lejos de amedrentarme los horrores, / a mi señor advierto la impaciencia / con que deseo entrar, por él, en parte / de los riesgos y afanes de la guerra.», lo cual expresa que desempeña un papel de opresor y de objeto útil en la guerra. Esto se remarca en la ofensa que el caballo hizo al león, al observar que éste deseaba afrontar al hombre: «Luego, volviendo las torneadas ancas, / con tal í­mpetu emprende la carrera, / que a la fiera en los ojos encendidos / con las patas arroja las arenas.»

Actitud: su actitud es soberbia: «?Del hombre, a quien se rinde mi soberbia». Ante el hombre es servil y obediente, que, a pesar de las ofensas del hombre: «con la espuela me bate los ijares», le sirve y toma parte de sus empresas, aunque sean peligrosas.

Perro

Etapa de la vida: etapa adulta.

Clase social: el perro desempeña una gran variedad de papeles ante el hombre: consigue su alimento: «Si me mandas seguir una caza, / ¡con qué empeño, qué celo, qué presteza, / la persigo, la alcanzo y de ella triunfo!»; vela el sueño y cuida la casa: «Cuando duermes, yo velo cuidadoso; / rondo la casa, porque no sorprenda / algún extraño tan preciosa vida»; defiende al hombre: «muestro, además, mi celo en la defensa». Estas funciones pueden ser desempeñadas en la sociedad por la clase media, la burocracia y la policí­a, ésta última por la seguridad que le brinda. En general, el perro se describe como un criado: «Ningún criado te da más testimonios / de amor, de sumisión y de obediencia […] Lamiéndote la mano que me hiere, / y postrado a tus pies, pido me vuelvas / a tu amistad, y una mirada tuya, / golpes, desprecios, todo lo compensa.»

Actitud: leal, sumiso y obediente.

Hombre

Etapa de la vida: etapa adulta.

Clase social: dentro de la estratificación, es la clase dominante; en contraposición con el león, el hombre es urbano. Se vale de la industria para manipular la naturaleza. Esto se refleja en la utilización del hacha para derribar el árbol.

Actitud: es valiente, porque no rechaza el reto del león, pero se muestra astuto al tenderle una trampa y vencer con maña al león; sin embargo, las actitudes que más resaltan son que el hombre es compasivo y piadoso, ya que perdona la vida del león, aún cuando ya estaba vencido y el mismo león le pide que hiera su cabeza con el hacha, pero el hombre no quiso. Además, todas estas actitudes denotan que el hombre se diferencia de los demás personajes por ser inteligente.

Moraleja

La moraleja aparece al final de la fábula: «?¡Mucha gloria es vencerte, noble fiera; / mas, sin comparación es más glorioso / el triunfo celestial de la Clemencia!» Esto significa que el valor que domina el final de la fábula es la clemencia, en oposición a la venganza, a pesar de que el león se humillara y pidiera su muerte al reconocer la inteligencia del hombre.

La actitud clemente del hombre choca con la concepción que la leona, el buey, el caballo y el perro tienen del hombre. Para la leona, el hombre es un opresor que domina la naturaleza, y en su afán por conseguirlo, hace daño incluso a los de su misma especie. El buey se queja de que no lo dejaba tomar leche de su madre, lo hací­a trabajar en exceso, lo castigaba cuando no trabajaba y lo mataba cuando ya era viejo. El caballo, aunque sin indignación, dice que el hombre le pica con sus espuelas para que vaya más rápido, y lo hace participar en acciones peligrosas de la guerra. El perro dice que el hombre es ingrato y que no da cuenta de la fidelidad del perro. Sin embargo, la actitud inteligente y clemente del hombre da muestras de cómo debe ser el hombre (según el autor, en su intención moralizadora) ante sus vencidos y humillados, es decir, ante sus clases inferiores. Esto estará enmarcado dentro de un contexto ideológico y religioso del Cristianismo, en donde resalta la clemencia; pero no cualquier clemencia, sino la Clemencia Celestial, que viene de Dios. Esto se puede explicar extrí­nsecamente, recordando que el autor de la fábula pertenece a la Iglesia Católica: es una fraile dominico.

Una moraleja secundaria viene dada por la figura del león, que por su actitud prepotente y orgullosa, se da cuenta, y como se lo decí­a la madre, que la humildad es una de las mejores virtudes que debe seguir.