Se ha dicho que la presión de la opinión pública hará que los diputados aprueben aunque sea desdentada una ley contra el enriquecimiento ilícito, pero que va. Ayer nos dieron una muestra de que la opinión pública les vale madre y ni siquiera tuvieron el interés por taparle el ojo al macho asistiendo a una de las tantas reuniones inútiles que han tenido sobre la materia. Simplemente no les importa que no haya un instrumento legal para castigar a los corruptos y lo evidencian con toda desfachatez y cinismo.
La opinión pública en Guatemala es poco importante, porque fuera de unas cuantas voces en los medios de comunicación no hay verdadero interés por forzar a la implementación de acciones que nos permitan construir un orden menos corrupto. La verdad es que son demasiados los que le sacan raja a la corrupción y los demás, los que aún no le sacan raja, no dejarían pasar la oportunidad si la misma se les presentara. Puede sonar demasiado cínico nuestro punto de vista, pero viendo la indiferencia generalizada que hay frente a un problema que significa la permanente sangría de los recursos públicos, no hay otra explicación ni respuesta.
Si existiera realmente una fuerte presión de opinión pública, los diputados por lo menos tratarían de guardar las apariencias y seguirían con la intención de engañar a la gente mientras entretienen la nigua. Pero tan les vale madre lo que piense un puñado de personas que son las que insisten en el tema, que ni siquiera hacen algo para dar apariencia de tener el menor interés.
Hace muchos años que hemos dicho que los políticos le tienen tomada la medida a la población de Guatemala y lo demuestra el hecho de que reiteradamente, cada cuatro años, caigamos en las redes de las promesas siempre vacías y carentes del menor sustento. Pero más aún lo demuestra la forma en que se burlan del pueblo de cara a los asuntos fundamentales, como puede ser la lucha contra la corrupción y contra el saqueo descarado de los bienes públicos.
Con el caso del Alcalde antigüeño aun revoloteando en el ambiente como una muestra categórica de que los políticos se enriquecen en forma ilícita haciendo negocios con dinero del Estado, cualquiera diría que la presión sería tremenda para forzar a los diputados a que no pueda darse otro caso de impunidad en el que, por falta de una ley específica, no se pueda castigar a un pícaro que se enriqueció ilegalmente, pero no hay modo. Los Vivar de hoy y de siempre se saldrán con la suya porque nunca tendremos una ley hecha para castigar a los ladrones pues éstos no la aprueban.
Minutero
Luchar contra la podredumbre
es peor que arar en el mar
porque el vicio de robar
se ha convertido en costumbre