En México, cuando a alguien le está yendo mal, no hay modo que pueda arreglar bien sus cosas o pierde todo lo que ha ganado, se dice que «le está yendo como en feria». En nuestro país, a partir de 1985, han surgido agrupamientos políticos que se organizan exitosamente, concurren a los comicios de cada cuatro años y resultan, sorpresivamente, ganándolos. Esto, al menos, se ha dado en dos casos. El primero fue con el Movimiento de Acción Solidaria, MAS, que impulsó la candidatura del ingeniero Jorge Serrano Elías y, el segundo, el de la Gran Alianza Nacional, GANA, que tuvo como candidato al actual presidente í“scar Berger.
De 1985 a 2003 ha habido en el país cinco votaciones para presidente, diputados y autoridades municipales y ejerció su mandato el presidente Ramiro de León Carpio en calidad de presidente designado. Algo más que caracteriza a las votaciones en Guatemala es que en todos los casos se trata no de una elección sino de una votación con la que se castiga al gobierno de turno y se favorece a aquella fuerza o candidato que de una u otra manera ha conseguido exacerbar el descontento, la indignación y el repudio de la ciudadanía a la administración a la que habrá de suceder. Ese agrupamiento y el presidente de turno, a los cuatro años de su gestión, estará en la misma o parecida situación a la de su antecesor o, lo que es más grave aún, peor que la del anterior.
í‰ste fue el caso del presidente Marco Vinicio Cerezo Arévalo de la Democracia Cristiana Guatemalteca, DCG; del presidente Jorge Serrano Elías del Movimiento de Acción Solidaria, MAS; del presidente ílvaro Arzú del Partido de Acción Nacional, PAN, y del presidente Alfonso Portillo del Frente Republicano Guatemalteco, FRG. Es, igualmente, el caso del presidente í“scar Berger de la Gran Alianza Nacional, GANA. La única excepción es la del presidente Ramiro de León Carpio.
Dicho en otras palabras, a todos los gobernantes en estos últimos 20 años les ha ido de lo más mal y quizá sea al actual mandatario al que le corresponda pasar a la historia como al que le ha ido peor por su incompetencia e incapacidad y, además, por los intereses que representa y defiende, como peor le va a ir a quien le suceda a partir de enero de 2008. Muchos son los factores y circunstancias que influyen en ello.
El principal de ellos es el agotamiento y caducidad del sistema político y de partidos así como también el fracaso de la institucionalidad gubernamental y la sucesión presidencial. Ya en anteriores oportunidades me he referido a que la administración que va a suceder a la del presidente Berger está ante la perspectiva real de ser el último eslabón de la cadena de gobiernos reaccionarios, conservadores, contrarrevolucionarios, represivos, terroristas, fraudulentamente impuestos, corruptos e incapaces que ha tenido el país desde junio de 1954.
Por otro lado y a estas alturas, será imposible o, al menos de lo más difícil, que la descalabrada GANA logre ser favorecida con un nuevo período presidencial porque, como calcado al carbón, se viene a repetir lo que ya ha sucedido antes. Al final de su mandato, la ciudadanía procede a castigar con su voto, no con su elección, la continuación de una gestión gubernamental tan descalificada e incompetente.
Lo que falta y es urgente construir es la alternativa real al poder retrógrado y reaccionario imperante y que con base en lo que aún está vigente y pendiente del legado de la Revolución de Octubre de 1944 y el contenido sustantivo e integral de los Acuerdos de Paz, ponga fin al desbarajuste gubernamental institucionalizado y conduzca al país, en lo nacional, por la senda del desarrollo, el progreso y la justicia social, la no discriminación y exclusión y, en lo internacional, con dignidad y decoro, levantar las banderas de la lucha por la independencia y soberanía nacional, el derecho a nuestra autodeterminación, contra cualquier forma de injerencia extranjera, la defensa de nuestros recursos naturales, la integración regional en interés de los pueblos y la más amplia solidaridad y fraternidad internacionalista en la lucha por un mundo mejor.
Para terminar y a manera de explicación necesaria me refiero a lo siguiente.
Como quien dice nada, hace más de un mes que no publico esta columna semanal. Una dolencia de esas que intempestivamente lo afectan a uno me ha imposibilitado mantener el ritmo de trabajo al que estoy acostumbrado. Felizmente y gracias a mi nuera, Arelis, a mi hijo, Pedro, y al doctor Aguilar, los médicos que con cuidado y dedicación profesional me han estado atendiendo, estoy ya casi del todo restablecido y en tanto no hayan otros imponderables procuraré darle continuidad a la sistematización y seguimiento de la situación nacional y su entorno internacional, así como a las principales cuestiones del quehacer teórico y práctico de la lucha social, popular, revolucionaria y progresista. Espero que así sea.