Lerdos y lambiscones consejeros presidenciales


Eduardo-Villatoro-2013

Guatemala cuenta con originales creativos en el campo de la publicidad, tanto así que varios de ellos y las agencias en las que trabajan han obtenido galardones en certámenes anuales a escala internacional; pero, como en cualquier disciplina, también se dedican a esas labores de persuasión o convencimiento otras personas y/o empresas que no se destacan por su habilidad o ingenio, como puede observarse en burdos anuncios divulgados por diversos medios.

Eduardo Villatoro


Traigo a cuento ese escueto enunciado como consecuencia de dos desplegados de prensa que el Gobierno ha publicado en torno al programa televisivo “De Frente con el Presidente” y sobre el impuesto de circulación de vehículos.

Las empresas privadas de cualquier índole que contratan los servicios de agencias de publicidad no delegan todas sus atribuciones a los responsables de estos negocios, claves en el campo de la comercialización de productos y servicios, como tampoco los funcionarios que dirigen instituciones estatales, ni dirigentes políticos, en virtud de que se toman en consideración elementos subjetivos y objetivos para que los mensajes dirigidos a toda una colectividad o a segmentos determinados del público al que van dirigidos, los reciban con agrado, desinterés o negativamente, dependiendo si admiten o no la validez y certeza de los contenidos publicitarios, y en relación al fondo y forma de los anuncios.

Los publicistas o las agencias en las que laboran no son totalmente responsables de la buena, mediocre o pésima calidad de la propaganda, información o divulgación de los anuncios, puesto que para eso, en el caso de los entes estatales, los funcionarios contratan asesores de imagen, que, asimismo, pueden reunir cualidades excelentes, o, por el contrario, son simples amigos de los políticos al frente de instituciones públicas, carentes de conocimientos acerca de impactos emocionales y otros factores importantes en esa clase de comunicación eminentemente sugestiva.

Respecto a los mencionados casos referentes a la publicidad presidencial, los desplegados de prensa no son un ejemplo de originalidad, al grado de que repiten frases estereotipadas, como el anuncio que comienza con estas manidas palabras “No se pierda el programa de televisión…” relativo a la supuesta interacción virtual del gobernante con los gobernados. Esa pésima expresión con que principia el anuncio es propia de un espectáculo de la farándula, la presentación de un circo de paso por el país, o una oferta de temporada, al margen de que al comenzar con la palabra “No”, ya implica subliminalmente el rechazo a lo que se persigue.

El otro anuncio gubernamental que dejó de publicarse por razones conocidas, se titulaba “La reducción del Impuesto de Circulación de Vehículos ya es una realidad”, pretendiendo convencer que este Gobierno rectificó una medida impopular, antojadiza y precipitada que habría adoptado el régimen anterior. ¿Acaso no fue el mismo presidente Pérez Molina, su Ministro de Finanzas y posteriormente el Congreso los que propusieron y promulgaron el incremento desproporcionado de ese impuesto? ¿Nos creen a los guatemaltecos tan faltos de memoria e incorregibles cretinos para aceptar semejante engaño y mentira?

Pasado año y medio en el poder, el Presidente ya debería contar con asesores idóneos, sustituyendo a lerdos consejeros lambiscones.

(La recién casada con el asesor ministerial Romualdo Tishudo le dice a su nueva amiga:-Mi marido es un bombón -¿Es atractivo?, pregunta –No -aclara-; es negro, redondo y lleno de licor, como esos confites que anuncian en los diarios).