Ayer publicamos que una nueva iniciativa de ley para impedir el robo de los celulares será conocida por el Congreso de la República, pero obviamente no pudimos decir cuándo será conocida esa norma porque ya se sabe que el Organismo Legislativo está entrampado y que fuera del pago del sueldo a diputados y asesores, nada más se hace en ese vetusto recinto.
En cuanto al robo de celulares es triste decirlo, pero más que nuevas leyes lo que hace falta son nuevas actitudes en las que se ponga fin a la activación de aparatos robados. Si un celular robado no vuelve a servir porque puede quedar para siempre inhabilitado por su número único, nadie se robaría esos aparatos al ver que no tienen utilidad alguna. Para ello ya existe una ley, pero vemos que sigue floreciente el negocio del flasheo y de la activación de celulares robados en tanto hay mucha gente que sigue comprando aparatos manchados con sangre.
Pero el punto es que aún y cuando fuera necesario o conveniente emitir una ley para frenar el robo de celulares, crimen que cuesta anualmente muchas vidas, resulta que nuestros diputados están demasiado entretenidos con sus cosas como para poner mínima atención a este y otros asuntos que para la opinión pública pueden ser realmente importantes.
No se han dado cuenta los señores integrantes del Congreso del nivel de repudio que hay hacia ellos en la opinión pública, y de la forma en que la ciudadanía se refiere a ellos. No entienden que no existe institución más gastada y deteriorada que la que debiera ser nuestra máxima representación ciudadana, pero es que los representantes no asumen ese papel sino que simplemente se ocupan de sus intereses por demás mezquinos.
Hay una gran cantidad de leyes pendientes de análisis y aprobación, pero ninguna avanza simplemente porque prácticamente desde que se aprobó el paquete fiscal, todo se entrampó, se detuvo el giro normal de la actividad parlamentaria y ahora los diputados hasta se dan el lujo de aprovechar el receso de las sesiones ordinarias para descansar, dejando que se acumulen más expedientes que nunca serán conocidos porque no revisten interés para el ánimo de lucro de los representantes.
Y cuando los pueblos principian a ver que sus instituciones políticas no significan más que gasto sin ningún aporte efectivo para la buena marcha de los asuntos de Estado, se está sembrando el caldo de cultivo para posteriores explosiones de malestar. No olvidemos que no hay mal que dure cien años ni pueblo que los aguante, así es que los diputados deben poner su barba en remojo.
Minutero:
El robo de celulares
se mantiene en estos lugares
pues es tan fácil robarlos
como después activarlos