El legislador demócrata Luis Gutiérrez, una voz importante en el Congreso estadounidense sobre la reforma migratoria, declaró el miércoles que los esfuerzos legislativos en la materia han muerto para lo que resta del año.
El representante de Illinois, uno de los demócratas que más criticó las acciones de los republicanos en la Cámara de Representantes, anunció al pleno que oficialmente se daba por vencido en el tema.
El legislador dijo a los republicanos que tuvieron su oportunidad y no la aprovecharon. «Su oportunidad de tener un papel en la forma como se aplican las políticas de deportación e inmigración terminó este año».
Gutiérrez agregó que ahora depende del presidente Barack Obama actuar para acotar las deportaciones, las cuales han alcanzado récord durante su mandato.
Las declaraciones de Gutiérrez se conocen a días de que se cumpla un año de que el Senado aprobó una iniciativa bipartidista migratoria que ofrece un camino a la naturalización a muchas de las casi 11,5 millones de personas que viven sin permiso legal en el país, destina millones de dólares para la seguridad fronteriza y reforma el sistema migratorio para ampliar los permisos de trabajo.
Sin embargo, la iniciativa nunca pasó en la Cámara de Representantes a pesar de que Gutiérrez pasó meses trabajando con los republicanos tratando de que fuese aprobada. Los líderes republicanos en la cámara repetían que querían que fuera aprobada, pero la oposición de un pequeño pero sonoro grupo de legisladores conservadores parecía descarrilar cualquier intento.
Los partidarios dicen que la sorpresiva derrota del líder de la mayoría en la Cámara de Representantes Eric Cantor en las primarias republicanas ante un candidato del movimiento Tea Party que lo acusó de respaldar la «amnistía» y la crisis de los miles de niños migrantes que están llegando solos para cruzar la frontera eliminaron cualquier posibilidad de que hubiera avances.
Ahora, la atención se enfocará en la Casa Blanca mientras los que buscan la reforma presionan a Obama para que actúe y limite las deportaciones y amplíe un programa lanzado hace dos años que ofrece permisos de trabajo a algunos inmigrantes que llegaron a Estados Unidos siendo niños. Representantes de la Casa Blanca dieron indicios de que podrían dar algunos pasos a finales de este verano, pero eso fue antes de que la crisis de los niños migrantes ocupara el centro del escenario. Los que abogan por la reforma temen que esto pueda retrasar los planes del gobierno de Obama.
Nadie está listo para darse por vencido en la iniciativa de ley, al menos públicamente, dijo el miércoles el senador demócrata Chuck Schumer, durante un desayuno organizado por The Wall Street Journal. El legislador por Nueva York cree que todavía hay esperanza.
En el mismo evento, el senador republicano John McCain dijo que la ola de niños provenientes de Centroamérica que buscan cruzar la frontera con México «es un argumento a favor de la reforma migratoria, no en contra».
El congresista de Arizona también dijo que respaldar una reforma migratoria sigue siendo imperativo para el Partido Republicano, el cual está perdiendo apoyo de los electores hispanos y asiáticos y batallando para ganar elecciones presidenciales.
«No puedo decir que tenemos una gran oportunidad ahí, pero conozco las consecuencias del fracaso, lo cual me motiva a intentarlo», dijo McCain.
Ambos legisladores son los principales autores del proyecto de ley aprobado por el Senado.