Comienzo por advertir que los diccionarios castellanos definen como bolsa a «un recipiente de materia flexible para llevar o guardar alguna cosa», y bolso a una «bolsa con una o más asas que usan las mujeres para guardar objetos de uso personal y que se lleva en la mano o colgada al hombro»
eduardo@villatoro.com
  Por lo tanto, utilizaré ambos términos al referirme a ese objeto, en este articulejo que aborda lo referente a la cantidad de bacterias que contienen esos «recipientes flexibles», independientemente de la multitud de objetos de disímiles formas, aspectos y usos que las mujeres llevan en sus bolsos.
  Sabido es que las mujeres cargan y colocan sus bolsas en todas partes, desde la oficina hasta los baños públicos, pasando por la cocina, el carro del supermercado, el piso del automóvil, el sillón de la funeraria o la silla adjunta del restaurante de que se trate. No hay mujer que se precie de tal que no vaya por la vida sin su bolsa, sin detenerse a pensar los riesgos que corre cuando la coloca en sitios inapropiados.
  Pues bien, una investigación científica realizada recientemente estableció que la mayoría de las mujeres no mostraron extrañeza alguna de que sus bolsos estuvieran un poco sucios, de cara al asombro de los microbiólogos que examinaron las bolsas, porque comprobaron que casi todas tenían altos índices de bacterias de las más peligrosas, como la llamada pseudomona, que puede causar infecciones en los ojos, mientras que el estafilococo aéreo provoca serias infecciones en la piel, y la salmonera y la ecoli encontradas en las bolsas causan otra clase de enfermedades.
  Se determinó que las señoras con niños tienden a usar bolsos más sucios que las otras mujeres, y que la bolsa de una mujer que frecuenta discotecas es una de las más contaminadas, hasta con heces fecales. Los expertos aconsejan que las mujeres deberían pensar en su bolso de la misma manera como lo hace con sus zapatos, de modo que si coloca su bolsa de mano encima de la mesa del comedor, sería lo mismo que poner allí un par de zapatos.
  Los bolsos de vinyl tienden a ser más limpias que las de tela, pero de todos modos se deben usar percheros para colgarlos, y no deben colocarse encima de escritorios, mesas de restaurantes, de cocinas o del estudio.
  Así que a lavar sus bolsas, mujeres, especialmente las bases de esos objetos.
  La moraleja es que la bolsa de usted, señora o señorita, no la va a matar, pero tiene el potencial para enfermarla, hasta de gravedad, si la pone en lugares donde come.
   (Romualdo Tishudo se confiesa con el sacerdote: -Mi mujer me ha dejado por mi mejor amigo. -¿Quién es el?, pregunta el cura -No lo conozco -admite-, pero estoy seguro de que es mi mejor amigo).