Lección inaugural


Marí­a del Mar

En la apertura de la docencia universitaria es dictada la lección inaugural en las diferentes facultades de la ciencia con la intervención de connotados profesionales extranjeros o nacionales invitados para el efecto y que dominan con maestrí­a su especialización. Esta primera cátedra tiene por objeto resaltar la importancia de la ciencia escogida y el beneficio que aportará a la humanidad. Por supuesto que la lección inaugural tiene muchos otros propósitos y el tema puede ser elegido a conciencia directa del orador entre sus diferentes y diversas experiencias prácticas. Es muy halagador asistir a este primer dí­a de clases a escuchar la cátedra inicial, porque se suman grandes y variados conocimientos al haber intelectual personal; serí­a muy provechoso para el estudiantado nacional diversificado, magisterio y otros, que esta práctica se incluyera en las aulas de los establecimientos educativos públicos y privados del paí­s como disposición del Ministerio de Educación, con la diferencia que, dicha lección inaugural no tuviese el cariz de abrir el año de estudios, sino que se instituyera cada mes. Se podrí­an incluir temas de profunda conciencia nacional en la rama social, polí­tica, cultural; como por ejemplo efectos de la drogadicción, violencia intrafamiliar, urbanidad, derechos del ciudadano, conocimiento de la Carta Magna, beneficios del estudio, significado de la escuela. En fin hay tantos temas importantes que actualmente no son inculcados a la juventud en el hogar ni en la escuela que vale la pena intentarlo, empezando por el respeto, la dignidad, el trabajo… que pueden ser abordados por profesionales invitados. Esta es una idea ligada directamente a la estructura del pénsum de estudios para lograr una mejor preparación intelectual y moral de los educandos. Pero, ¿con cual espí­ritu ciudadano vamos a enaltecer a la escuela? ¿Con qué orientación educativa vamos a decirles a nuestros niños que la escuela es el templo del saber y que en ese recinto de sabidurí­a labrarán su felicidad y su futuro? Empezando por la desazón que causa a los guatemaltecos por los más de siete mil infantes que se quedan sin escuela cada año lectivo, por la inexplicable falta de cupo en los establecimientos existentes en el territorio nacional; calificado este vací­o educativo como un crimen de lesa niñez y una bárbara acción inconstitucional; como una lesión irrecuperable en los derechos humanos infantiles y como una ingrata epidemia de analfabetismo que atrasa a Guatemala y la señala como el segundo paí­s sumido en la ignorancia, la hambruna y la miseria del mundo. Mientras la anarquí­a en la educación siga reinando; mientras veamos con indiferencia la preparación educativa de nuestros niños que se les obliga a estudiar hacinados en locales inadecuados en toda la República; mientras grandes cantidades de niños reciben clases bajo el sol, el viento y el agua, al aire libre, sin techo ni pupitres, o en su defecto en cascarones próximos a derrumbarse y poniendo sus cuadernos en el piso de tierra, no tenemos derecho de exigirles respeto ni un buen rendimiento en sus tareas escolares. Cuántas quejas vienen y van y se quedan sin respuesta, clamando por la falta de maestros en las escuelas, especialmente del interior de la República donde los alumnos para aprender tienen que recorrer grandes distancias diariamente para llegar a la escuela, atravesando por mil y tantos tropiezos, saltando rí­os, porque los alcaldes no se preocupan por construir puentes. Qué desconsideración y después de llegar rendidos de recorrer largos caminos ¿puede exigí­rseles atención? La sentencia es que cada generación instruirá a la siguiente, heredará sus obras, su ejemplo, sus enseñanzas. Hablará de sus hechos portentosos, pero también tendrá que rendir cuentas de sus desaciertos. Esta generación turbada serí­a mejor que cuidara sus acciones, recapacitando y fundamentándose en la justicia y el progreso, para no tener que arrepentirse, ni avergonzarse. Es bueno que levante el ánimo, despierte de su marasmo en el que la tiene atada la ambición polí­tica, dé un giro de superación, con esta luz podremos escuchar la victoria de muchas lecciones inaugurales.