Miami vive entre la alegría de disfrutar del mejor jugador de baloncesto del mundo, LeBron James, y el temor a perderlo a final de la temporada, cuando llegará la segunda parte de «La Decisión».
En julio, cuando acabe la campaña en la que James y el Heat buscan el tercer anillo consecutivo, el «Rey» deberá decidir si sigue en la siempre veraniega Miami o si busca otro destino desde el que continuar el imparable camino hacia el Olimpo del baloncesto, un camino que le deparó en 2013 un nuevo título y premios individuales.
«Será seguro un lugar cálido, no quiero volver a los inviernos fríos», dijo sobre su futuro en una entrevista con la revista de moda «Women’s Wear Daily» en septiembre. Cada palabra y comentario de aquí a final de campaña se escrutará con lupa.
Los aficionados del Heat también interpretan como una buena señal que esté trabajando junto a David Beckham para crear un equipo de fútbol en la ciudad. Y su último anuncio con Nike parece una declaración de amor hacia Miami (ver video en YouTube: http://dpaq.de/41Mie)
Miami, al parecer, puede respirar tranquila. Pero si hay algo que le gusta más que el calor, son los anillos. Una cosa está segura: James jugará en el equipo que le garantice pelear por el título.
Eso le guió en su televisada «Decisión» en 2010, en la que anunció que dejaba su casa de Cleveland por el glamour de un equipo de estrellas en Miami con el que ganar campeonatos.
Decida lo que decida, difícilmente el jugador, de 28 años, se preste al circo mediático de entonces que tantas antipatías le creó. Sus dos anillos y tres finales en tres años en Miami y su actitud cambiaron la imagen que se tenía de él. En Cleveland ha dejado de ser odiado. Incluso la ciudad que le vio crecer sueña con recuperarlo.
Con los Cavaliers juega el joven base Kyrie Irving, una de las futuras estrellas de la NBA, un factor quizás para convencer a James de que regrese a casa. Mientras, en Miami, Dwyane Wade sigue sufriendo para estar al 100 por ciento físicamente y ser el que fue.
Wade y Chris Bosh, los otros astros del Heat con los que James forma el «Big Three», también terminan su contrato. Serán decisiones interconectadas con muchos factores en juego. James cobra poco más de 17 millones de dólares al año, lo mismo que Bosh y mucho menos que los 30 de Kobe Bryant en Los Angeles Lakers esta temporada y los 24 de la próxima.
Los equipos, incluidos los Lakers, quizás tienten a James con el salario más alto para el mejor jugador de la Liga, pero no todo es dinero. En Miami ha conseguido ser el líder de un grupo con química, tan importante como el talento para crear una dinastía en la NBA. «Siempre quise hermanos a mi alrededor, porque yo fui hijo único», dijo en una reciente entrevista con «ESPN The Magazine».
De momento, él dice sólo pensar en el tercer anillo con el Heat y en seguir progresando como jugador. «Tengo margen de mejora», afirma, pese a haberse convertido en 2013 uno de los mejores defensores, un lanzador muy eficiente y un maestro en el juego en el poste de espaldas a canasta.
«Quiero ser el más grande de todos los tiempos. Ésa es mi motivación, así de simple. No lo es, pero para mí es así. Creo que tengo el potencial de seguir mejorando y de maximizar mi tiempo en el baloncesto. Estoy aún lejos de serlo, pero ya veo la luz», afirmó antes de empezar la temporada.
James aspira a llevar a Miami a la cuarta final seguida y al tercer anillo consecutivo, lo que situaría al Heat del «Big Three» como uno de los mejores equipos de la historia. Desde que se introdujo el reloj de posesión en 1954, el triplete sólo lo lograron Boston Celtics (1959-66), Chicago Bulls (1991-93 y 1996-98) y Los Angeles Lakers (2000-02).
Sus enemigos a priori son los Indiana Pacers en la Conferencia Este. En el Oeste aparecen Oklahoma City Thunder y San Antonio Spurs, el rival que busca revancha tras haber desperdiciado un 3-2 a favor en la épica final de junio.
En lo personal, en 2013 «King» James ganó su cuarto premio MVP y en 2014 aspira al quinto, lo que le igualaría con Michael Jordan y Bill Russell y le dejaría a uno del récord de Kareem Abdul Jabbar.