Por lo general tiene cabello y barba negros, a veces sólo bigote. Al igual que Santa, usa gorro, aunque con frecuencia es un sombrero. También se echa encima un sarape o poncho, y en uno de los casos se pone un traje rojinegro. Y llega a lo grande a los lugares en motocicletas Harley o acompañado de burros en vez de renos. Conozca a Pancho Claus, el Santa Tex-Mex.
En medio de todo el debate sobre la raza de Santa Claus, impulsado por la aseveración de una comentarista de Fox News de que tanto Santa como Jesús eran blancos, en Texas hay una versión hispana de Santa que distribuye regalos a los niños de familias de bajos ingresos desde la frontera hasta las planicies.
Nacido del movimiento chicano por los derechos civiles, Pancho Claus es algo propio de Texas, aunque puede haber otro en algún lugar de California. Lorenzo Cano, profesor del Centro de Estudios Mexicoamericanos de la Universidad de Houston, dice que Pancho aparentemente fue concebido en Estados Unidos cuando estadounidenses de ascendencia mexicana buscaban «crearse un lugar y un espacio» en los años 1970 (la década de 1970). Su surgimiento coincidió con el aumento en el interés por el arte mexicano, el Cinco de Mayo, y otros eventos culturales.
Ahora Pancho es un personaje adorado en Navidad en muchas ciudades texanas.
«Hay niños a los que les preguntamos: ‘¿Santa vino a verte?’, y dicen ‘No, no vino. Pero Pancho Claus sí vino’», dice Robert Narvaiz, segundo jefe del American GI Fund de Lubbock y coordinador del proyecto Pancho Claus de la ciudad.
El Pancho Claus de cada ciudad tiene un sabor particular, pero todos comparten la raíz que lo separa de Santa. Estos son algunos ejemplos.
PANCHO EN LAS PLANICIES
En las planicies del oeste de Texas, Pancho Claus es Pancho Clos, para que no lo confundan con los demás.
«Pancho Claus viene del Polo Sur y Santa Claus viene del Polo Norte, y todos los años se reúnen aquí en Lubbock», indica Narvaiz. «¿Santa… era anglo? ¿Era negro? ¿Era hispano? Creo que todos están tratando de hacer lo mismo: agregar un poco de su cultura».
El Pancho de esta ciudad data de 1971, cuando el American GI Forum local decidió inyectar un poco de la cultura hispana a Santa. Le dieron un sombrero y un sarape y celebraron una gran fiesta en un parque, donde repartieron caramelos y frutas a 3 mil niños.
Hoy, Pancho visita escuelas, iglesias y supermercados, pero el mayor evento, que ahora es apoyado por tres clubes de automovilismo y docenas de motociclistas, sigue siendo el del Parque Rogers, donde el domingo antes de Navidad Pancho entrega regalos.
«Sólo tratamos de llegar a esos niños que pudieran quedarse sin nada», expresó Narvaiz.
Julián Pérez, de 71 años y técnico de climatización retirado, es el Pancho de Lubbock desde hace 30 años y recuerda cuando a tres hombres, todos fallecidos ahora, se les ocurrió la idea.
«Yo he querido dejarlo, pero no puedo. Tengo que hacer algo por los niños», agrega Pérez, con su larga barba cana, un sombrero mexicano y un colorido poncho cuando hace el papel de Pancho.
EL PANCHO ROJINEGRO
«¡Pancho Claus! ¡Pancho Claus!», gritan miles de niños saltando. Cuando la algarabía llega a su punto máximo, Pancho llega, vestido con su traje rojinegro y sombrero de fieltro, saludando desde una moto mientras lanza animales de peluche a la multitud.
Este es el Pancho de Houston, también conocido como Richard Reyes, que viste a la moda de los años 40.
Reyes, de 62 años, se convirtió en Pancho a principios de los años 80, cuando mezcló su interés por el teatro con su herencia hispana y el deseo de trabajar con niños de familias de bajos ingresos, una misión que comenzó después que su hermana adolescente pereció en un tiroteo.
Reyes dio forma a su propio Pancho con el traje de los años 40 y comenzó a producir un espectáculo basado en el poema «‘Twas the Night Before Christmas» (La Nochevieja), que llegó a ser una obra con una banda de 10 músicos y bailarines de hip-hop, a muchos de ellos Reyes conoció mientras trabajaba en centros de detención y comunitarios. Su labor sin fines de lucro tiene ahora un presupuesto de 40 mil dólares con tres patrocinadores empresariales.
«El crecimiento ha sido asombroso», dice Reyes. «Ahora regalamos cientos, quizás miles de juguetes, junto a otras entidades y también tenemos una fiesta de Nochevieja para unas 300 familias… y entonces celebramos Navidad, día en que vamos a los barrios con autos antiguos modificados con sirena, y regalamos juguetes».
SANTA Y SU… ¿BURRO?
A unos 360 kilómetros hay otro Pancho, pero este viste con sombrero mexicano y sarape, se pasea por el Paseo del río de San Antonio y posa frente al Álamo. Y según los volantes que se reparten, los regalos van en un carrito jalado por burros. El burro jefe se llama «Chuy».
En San Antonio, Pancho visita escuelas e iglesias para entregar regalos y pavos a 50 familias de bajos recursos. Pancho, representado por Rudy Martínez, se ha convertido en una figura tan popular que hasta tiene un funcionario de información.
«El resultado», afirma su portavoz, Patrick Reséndez, «es que los niños sonríen».