Latinoamérica, presa de prejuicios y discriminación hacia enfermos de sida


Patricia Espinoza (I), José íngel Córdoba y Josefina Vásquez (D), ministros mexicanos de Relaciones Exteriores, de Salud y de Educación, en el lanzamiento del Congreso Mundial contra el sida.

América Latina, presa de prejuicios contra homosexuales, una discriminación latente contra pacientes de VIH-sida y problemas en la distribución de medicamentos para la enfermedad, albergará, por primera vez, la conferencia mundial sobre sida, del 3 al 8 de agosto en la Ciudad de México.


Lilian Butau, una mujer africana que ha sido diagnosticada como seropositivo.

«Cristo cargó en su cruz lo que estamos viviendo nosotros, el estigma y la discriminación», afirma Marco, un hombre que padece sida y que el pasado sábado participó en una manifestación nocturna en la que enarbolaba una manta con la leyenda «Cristo tiene sida».

Entre los cientos de personas que participaron en esta vigésimo primera caminata nocturna en pro de la lucha contra el sida, Marí­a del Carmen, que empuja la silla de ruedas de su esposo Carlos, describió el calvario que ha sufrido desde que a su pareja le diagnosticaron el VIH.

«Los primos de él lo rechazaron. Empezaron a decir que se quemara todo lo que él tocara. Cuando se enteraron en mi trabajo, me despidieron, la gente nos ve como animales raros», dice esta mujer para quien su esposo significa el principal motor de su vida.

En América Latina, donde según las últimas cifras de ONUSIDA viven 1,7 millones de seropositivos, la mayorí­a de los paí­ses cuentan con leyes contra la discriminación hacia los enfermos de sida, pero no contemplan sanciones.

La excepción sigue siendo Cuba, donde los seropositivos son internados y confinados en unidades hospitalarias especializadas, polí­tica que, a decir de las autoridades, ha permitido controlar la epidemia.

Algunos seropositivos pueden llevar una vida normal en Cuba luego de que su caso es sometido a una comisión pluridisciplinaria que decide si representan o no «un peligro social».

Los casos de discriminación se multiplican por toda la región, como en Nicaragua, donde Julio Mena, un ex militar sandinista que combatió en 1988 a los «contras», contrajo el VIH en una improvisada transfusión en las montañas.

Después de retirarse del Ejército, fue empleado en la recaudación fiscal, despedido por ser seropositivo y ahora denuncia que es discriminado en los servicios de urgencia de los hospitales, que se niegan a atenderlo cuando sufre complicaciones derivadas de su enfermedad.

El caso de Carlos Cardinalli, un ex contable de 49 años, será el primero que será analizado por la Suprema Corte de Argentina en un juicio por discriminación laboral.

«Después de una neumoní­a, todo cambió. Cuando me reintegré a la empresa, donde no habí­a dicho que era seropositivo, inmediatamente me despidieron. Hace nueve años presenté una denuncia judicial contra la empresa y me he enfrentado con respuestas despreciativas de un juez que cree que ser homosexual es sinónimo de tener sida», narró Cardinalli.

En México, en 2007 el caso de 11 militares que fueron despedidos del Ejército por ser seropositivos llegó hasta la Suprema Corte, que determinó que el VIH-sida no es causal de retiro de las Fuerzas Armadas.

El caso del sargento Omar González es emblemático ya que antes de ser retirado del Ejército, sus superiores revelaron públicamente, ante otros militares, que era seropositivo.

En Panamá, según PROBIDSIDA, la confidencialidad de los pacientes de VIH-sida se ve seriamente lesionada, paradójicamente, por el mismo personal del sector Salud.

En América Latina también se han registrado varios casos de esterilización forzada, como en Chile, donde una mujer seropositiva de 20 años fue esterilizada sin su consentimiento en un hospital del sur del paí­s, informó Vasili Diliyanis, de la organización VivoPositivo.

En Perú, un gran porcentaje de los enfermos de VIH-sida aseguran ser ví­ctimas de discriminación, pero se niegan a denunciarlo por temor al escándalo y a un mayor rechazo, explicó Julio Cruz Requenes, director PROSA, un programa de apoyo a las personas seropositivas.

En Venezuela y El Salvador, organizaciones de la sociedad civil han denunciado la realización de pruebas de VIH-sida en empresas sin el consentimiento de los empleados, lo que es seguido de despidos.

En Brasil, «los prejuicios se acentúan entre los más pobres y se sabe de enfermos que han sido expulsados de las favelas donde viví­an por narcotraficantes», afirma Verano Terto Junior, de la ONG de lucha contra el sida ABIA.

Además de la discriminación, América Latina enfrenta el problema de abasto y acceso gratuito a tratamientos contra el sida.

En México, que cuenta con una ley de acceso gratuito a tratamientos contra el sida, las autoridades de salud denuncian que los laboratorios les venden los fármacos hasta cuatro veces más caros que al resto de la región.

En Perú también persisten los problemas de abasto y lentitud en la entrega de medicamentos, mientras que en Colombia, según la ONG Diversa, muchos enfermos han tenido que recurrir a los tribunales para tener acceso a los fármacos que distribuyen los servicios de salud.

CONFERENCIA


Unas 22 mil personas se esperan en México, del 3 al 8 de agosto, en la XVII Conferencia Internacional sobre el SIDA mientras crecen las dudas sobre las financiaciones -considerables aunque insuficientes-, la investigación sobre la vacuna -que se estanca- y los resultados limitados de la prevención.

«Actuar en todas partes ahora», proclama esta primera reunión en América Latina, que tiene en segundo plano el objetivo fijado por la ONU de permitir el acceso a todo el mundo a la prevención o al tratamiento de aquí­ a 2010.

Una promesa difí­cil de cumplir, a pesar de los miles de millones de dólares consagrados al problema, con un número de personas infectadas -33 millones vivas- en progresión constante debido a la eficacia de los tratamientos.

En los paí­ses desarrollados, el sida se ha convertido en una enfermedad crónica que afecta sobre todo a homosexuales y toxicómanos, a quienes las triterapias han dado 13 años suplementarios de esperanza de vida.

Sin embargo, en Africa austral sigue siendo mortal, afecta a hombres, mujeres y niños, y sólo un 30% de los seropositivos tiene acceso a un tratamiento.

«Nadie puede darse por satisfecho con el nivel de respuesta al que hemos llegado», argumenta Pedro Cahn, presidente de la Sociedad Internacional del Sida (IAS), que organiza la Conferencia.

Sin embargo, la movilización internacional ha permitido multiplicar por siete en cuatro años el número de personas tratadas en los paí­ses en desarrollo. En términos de acceso, el éxito «está a nuestro alcance», asegura Craig McClure, director ejecutivo de la IAS.

Según Onusida, que coordina la acción internacional contra el virus, se necesitarí­an 42 mil millones de dólares -más del cuádruple del dinero disponible hoy en dí­a- para conseguir un acceso universal.

Cientí­ficos, médicos, responsables, asociaciones, actores sobre el terreno y enfermos discutirán en México sobre cuáles son los mejores medios para conseguirlo.

El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, la directora general de la Organización Mundial de la Salud, Margaret Chan, y el presidente mexicano, Felipe Calderón, abrirán la reunión, en la que estarán presentes todos los tenores del sector pero muy pocos responsables polí­ticos.

«Hay un desinterés global por el sida, cuando hay más gente que nunca que vive con la enfermedad», constata con amargura Jean-Luc Romero, presidente de la asociación francesa Electos Locales contra el Sida.

A los 25 años del descubrimiento del virus, el impulso parece que ha decaí­do. Mientras está estancada la preparación de una vacuna, lo esencial de los créditos, enormes, se ha destinado a los tratamientos. Sólo un 20% de los fondos del imponente plan estadounidense Pepfar va a la prevención.

«Está claro que el tratamiento por sí­ solo no acabará con la pandemia», señalaba recientemente Anthony Fauci, director del Instituto Norteamericano de Enfermedades Infecciosas (NIAID).

Fauci recordó que por cada persona sometida a tratamiento, tres han sido infectadas recientemente y que su tratamiento dura toda la vida.

Así­ pues, algunos critican la estrategia seguida y estiman que el dinero podrí­a ser mejor utilizado al servicio de otras enfermedades como el paludismo, primera causa de fallecimiento en los niños menores de 5 años en Africa, y la tuberculosis.

«Â¿Por qué no también una agencia de la ONU para la neumoní­a o la diabetes?», pregunta Roger England, responsable de una agencia de asesorí­a. «El virus sigue siendo un desafí­o inmenso que se merece una respuesta excepcional», responde Pedro Cahn.

La prevención -preservativos, educación, circuncisión, geles microbicidas- protagonizará un regreso sonado en la Conferencia, avalada por sus primeros éxitos y la reducción progresiva de nuevas contaminaciones.

íFRICA


La situación de los homosexuales africanos no es considerada bastante en la lucha contra el sida, estimó hoy Bruno Spire, presidente de la Asociación Aides, al desear que sea analizada en la XVII Conferencia Internacional sobre el Sida en México, del 3 al 8 de agosto.

«Hay que darles el derecho a existir», subrayó Spire en una entrevista.

Hasta ahora, «los gobiernos africanos han ignorado a los homosexuales», diciendo que eso «es una cuestión de los blancos», explicó.

Según Spire, aparte la región de Africa austral, «los homosexuales africanos tienen un í­ndice de seropositividad de cuatro a cinco veces superior al de la población en general» del continente.

«El trabajo de base de prevención no se hace en Africa», señaló al destacar que en algunos paí­ses «puede ser condenado a la cárcel quien dice ser homosexual».

Para Spire, «las conferencias del tipo de la de México son muy útiles, pues mezclan a los cientí­ficos y a los pacientes en un ambiente semidivulgativo» y eso puede «hacer cambiar las cosas».

La Asociación Aides también quiere que en la cita mexicana se trate la situación de los toxicómanos en Rusia y en Asia central, donde son «perseguidos en vez de darles jeringuillas limpias o productos sustitutivos para su adicción, como la metadona».

Spire lamentó, al igual que ya han hecho los representantes de otras asociaciones, que ningún ministro francés vaya a la conferencia de México.