América Latina tiene 179 millones de usuarios de teléfonos celulares, de los cuales, el 73% utiliza programas de mensajería instantánea, el 82% navega por internet y el 55% transfiere datos como videos y fotos. América Latina representa un jugoso mercado para el sector.
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Al menos esa fue la conclusión a la que llegaron expertos de diferentes empresas de telecomunicaciones que ya cuentan con una tajada del mercado latinoamericano y que participan en el Congreso Mundial de Telefonía Celular (Mobile World Congress) que se celebra esta semana en Barcelona, España.
Los latinoamericanos son «unos consumidores muy entusiastas», explicó José María ílvarez, de Telefónica Latinoamérica. «La situación en la región es irreversiblemente para bien».
Telefónica basa estas afirmaciones en datos oficiales que indican que la región no ha dejado de crecer a pesar de la crisis. Según la CEPAL, en 2008 el crecimiento fue de 4,8% . Mientras que estima que el año pasado fue del 1,9%.
Por su parte, Mario Quatorze, de Telcel/América Móvil, reconoció que cuando empezaron en América Latina nunca imaginaron que no llegarían a suplir la demanda.
«Fuimos más que agresivos con la campaña de productos, pero cuando vimos cómo la gente estaba comprando, nos dimos cuenta del potencial del mercado», contó Quatorze.
Apetito 3G
Con Brasil, México, Argentina, Perú y Chile a la cabeza, los usuarios de teléfonos inteligentes de las grandes ciudades -al igual que la tendencia mundial- no consiguen saciar el apetito por las aplicaciones que les permiten literalmente saber de todo en el momento que quieran y a un toque de sus pantallas táctiles.
¿El motivo de tanta hambre por la utilización de dispositivos 3G? ílvarez lo tiene claro; «cinco de las ciudades más grandes del mundo están en América Latina, la mayoría de ellos son menores de 14 años».
Para Telefónica, «si tienes una población que está creciendo», estás hablando de negocios a largo plazo. «El 60% de los usuarios de celulares (en la región) forma parte de alguna red social».
También lo dijo el consejero delegado del gigante de búsquedas por internet Google, Eric Schmidt: «los adolescentes de ahora ya no dicen celulares, dicen teléfono», en clara referencia a cómo estos dispositivos están reemplazando la telefonía fija e incluso los computadores.
El abismo
Mientras las grandes urbes latinoamericanas pueden disfrutar de redes de 3G (en algunos casos de forma intermitente por problemas del proveedor), las localidades rurales siguen dependientes de los teléfonos de segunda generación o 2G.
De esa disparidad están conscientes empresarios del sector. Incluso en grandes economías como la de Brasil los ingresos por llamadas seguirán siendo mayores a las ganancias por la utilización de internet a través de dispositivos móviles, según Greg Santoro de NII Holdings.
Esto sin contar que las peculiaridades de cada país dificultan la puesta en marcha de redes de 3G de forma homogénea y de alta calidad en toda la región.
«Hay diferencias en la penetración (de los productos y servicios). En Argentina es de más del 100%, pero en otras partes es del 60%», señaló Quatorze. «Aunque el denominador común es que todos están creciendo y las telecomunicaciones son cruciales para la región».
La avidez, tanto de los consumidores latinoamericanos por estar a la par de Estados Unidos y Europa con los últimos gadgets de telefonía celular, como de las empresas por hacerse con una tajada de ese mercado, cuenta con varios obstáculos.
«Aparte de las razones políticas, de las que no pienso hacer referencia, tenemos el problema de los impuestos y el costo de las transmisiones», dijo Quatorze a BBC Mundo.
Impuestos
El obstáculo fiscal es en parte producido por los gobiernos locales de la región -que según los empresarios pueden llegar a significar hasta un 40% del costo del producto o servicio- y en parte por el mercado internacional.
La reciente alianza anunciada por los principales operadores de aplicaciones para smartphones que facilitará el desarrollo y venta de los llamados Apps o Apis para celulares «independientemente del dispositivo o la tecnología», parece profundizar el problema de los aranceles de estos productos.
«Todos estos impuestos (que cobrarán los proveedores de acuerdo a las leyes de los países donde están basados) podrían ascender al 50% del costo del producto, sin contar lo que impondrán los gobiernos locales donde se venda la aplicación» agregó Quatorze.
El segundo gran inconveniente son los costos de transmisión en extensas áreas rurales donde la fibra óptica no ha llegado y el intercambio de datos se hace gracias a la tecnología satelital.
Por otro lado, estos retrasos en el desarrollo de redes eficientes hacen que la implementación de la tecnología de cuarta generación (4G), que está por llegar al mundo desarrollado, sea una cuestión de ciencia ficción para América Latina.
«Es como un Ferrari. El cliente puede desear tener uno y el dinero para adquirirlo, pero si no está construida la autopista para el auto, no hay nada que podemos hacer», señaló a BBC Mundo un portavoz de Nokia Siemens, una de las empresas que ofrece 4G.