Latinoamérica está en mejores condiciones que en el pasado para afrontar una recesión en Estados Unidos y su impacto mundial, prevén analistas, aunque algunos sectores se verían inevitablemente afectados.
En medio de una caída bursátil generalizada, que llevó a la Reserva Federal estadounidense a realizar una drástica reducción de su tasa directriz (0,75 punto porcentual) y a la administración de George W. Bush a anunciar un plan que inyectará más de 140 mil millones de dólares en los mercados, los analistas mantienen su optimismo sobre la capacidad regional para enfrentar una desaceleración de la economía mundial.
La región creció a un promedio superior a 5% en 2007, en gran parte producto de las altas cotizaciones de sus materias primas, muchas de las cuales, como el cobre, el petróleo, el trigo y la soja, batieron récords en el mercado internacional.
Las economías latinoamericanas «están mejor preparadas, incluso con una caída en el valor de las commodities, éstas estaban por encima de la media histórica de los últimos 10 años y hay condiciones para mantener el flujo de divisas», dijo el economista brasileño Jason Vieira, analista de consultora Uptrend.
José César Castahnar, de la Fundación Getulio Vargas, observó que la economía brasileña creció más vigorosamente justamente cuando comenzaba la crisis estadounidense y en consecuencia no espera una retracción de las inversiones.
Desde México Carmen Aldivar, analista de Bursamétrica, señaló que la economía de ese país tiene «importantes amortiguadores» porque presenta un superávit fiscal y bajos niveles de endeudamiento.
«Es factible que los sectores que están más vinculados a la actividad de consumo en los Estados Unidos, como lo es el automotriz, puedan verse más expuestos a la recesión» de ese país, dijo el director general de Moody»s en México, Alberto Johns.
Pero a diferencia de años anteriores, ahora hay cierto crecimiento interno, «principalmente derivado del sector servicios y sobre todo de la actividad de la construcción», agregó.
Sin embargo, José Antonio Cerro, académico de la Universidad Iberoamericana, dijo que el temor a la recesión «afectará más a México que a otros países latinoamericanos» porque 40% del Producto Interno Bruto depende todavía de sus exportaciones a Estados Unidos (85%).
Camila Pérez, analista de mercado de la Bolsa de Colombia, destacó que las economías emergentes «están pasando por un muy buen ciclo de crecimiento económico, de confianza, de inversión, que de alguna manera la deberían blindar, incluso si la situación internacional se complica».
Los países que disponen de materias primas bien cotizadas en el mercado internacional, como el cobre chileno, el petróleo venezolano o la soja argentina, estarán en condiciones ventajosas.
«Argentina es hoy menos vulnerable a una crisis y una de sus defensas es el precio de los granos, como la soja», destacó Daniel Marx, ex secretario de Finanzas.
«Más allá de que la Argentina esté bien blindada gracias al superávit gemelo (fiscal y comercial) algún efecto soportará, pero mientras los precios de los commodities se mantengan altos, no habrá mayores inconvenientes», observó por su parte Miguel Kiguel, de Consultora Ecoviews.
Julio Nogués, profesor de la privada Universidad Di Tella advirtió sin embargo que «no sabemos cuán grave será la crisis de Estados Unidos y, si bien el sistema está listo para amortiguar estas situaciones, hay que estar preparados para el peor escenario».
Chile ya ha sufrido un buen impacto y la bolsa perdió casi un tercio de su valor máximo, alcanzado en 2007. El economista Guillermo Patillo, de la Universidad de Santiago, pronosticó en caso de recesión un impacto adicional que haría que la proyección de crecimiento de 4,8% baje al 3,5%.